Una vez más, y van veintitrés, el Classic Racing Revival de Denia, celebrado el 24 y 25 de septiembre, logró mantener su característica más destacable: ser una cita que nunca defrauda. Y no es un logro fácil.
Fiel a su programa habitual, el sábado, quienes querían comprar, vender o rebuscar, tuvieron el mercadillo; quienes gustan de pasear entre motos de carreras anteriores a 1980, examinándolas de cerca y a placer, tuvieron la exposición; los cazadores de autógrafos pudieron elegir entre hacer cola en la sesión oficial de firma… o abordar directamente a sus ídolos, que como siempre, están por allí y suelen mostrarse muy accesibles; y quienes quisieron compartir con ellos una velada muy, muy motera, pudieron acudir a la cena de entrega de menciones y recuerdos.
Y por si eso no fuera suficiente atractivo, el domingo, quienes añoran ver, oír –¡y oler!– esas motos pilotadas en su hábitat natural (un circuito urbano) por destacadas figuras nacionales e internacionales, pudieron presenciar mangas de exhibición durante toda la mañana, y transitar por las calles de boxes. Ah, y todo ello –excepto únicamente la cena del sábado– ¡gratis! ¿Se puede pedir más?
Eugenio Lazzarini, "participante de honor", pilotó la preciosa Villa 500/4 2T.
Respecto a lo destacable de este año, empezando por las personas, los dos pilotos y el periodista de honor fueron, respectivamente, los tricampeones mundiales Eugenio Lazzarini y Pier Paolo Bianchi, y Alan Cathcart, que tuvo el acierto de resaltar algo que, como indicó, nosotros quizá minusvaloramos por resultarnos normal: la cantidad, calidad y variedad de motos españolas presentes. Y por supuesto, además de ellos acudió un elenco de campeones y muy notables nacionales, tan numeroso que por espacio sería imposible relacionarlo aquí sin omisiones.
Eugenio Lazzarini, "participante de honor", pilotó la preciosa Villa 500/4 2T.
Por último, no porque faltasen otras motos destacables, sino porque en algún momento hay que concluir, mención específica para el equipo Mymsa, que volvió a presentarse cada vez más organizado, numeroso (baste decir que hubo una manga exclusiva para ellos) y reforzado, pues junto al ya clásico tándem Ramón Galí con la especialísima “Experimental”, y a la habitual estrella mundialista, Börje Jansson, debutó su último fichaje: Salvador Cañellas.
Y en cuanto a motos, por ejemplo, ver juntas una Derbi y una Ducson 50 impecables retrotransporta medio siglo; encontrar la Ossa 250 monocasco refrigerada por agua ex-Santiago Herrero, emociona; contemplar réplicas tan minuciosas como la Fopi de Juan Espí (aquella moto híbrida que en plena "guerra” Bultaco-Montesa hicieron Foca y Pingüino, con parte ciclo y bajos motor de Brío, y cilindro-culata-pistón de Tralla) despierta admiración en los aficionados a las rarezas, y hablando de rarezas, qué decir de la preciosa Villa 500 tetracilíndrica 2T con válvulas rotativas, resultado de ensamblar dos bicilíndricos 250 como el de la inolvidable Montesa/Villa.
En resumen, lo apuntado al principio: otra vez, prueba superada porque el CRR de Denia, siempre distinto en los detalles, pero igual en su esencia, nunca defrauda.