El italiano Alex Polita es todo un trotamundos del motociclismo, un talento que nunca ha encontrado la suerte necesaria para granjearse un nombre entre la élite. Comenzó despuntando en la Copa FIM de Superstock 1000, de la que fue campeón en 2006 con Suzuki.
Sin embargo, lo que debería haber sido su trampolín hacia mayores éxitos no llego a serlo y, tras varios vaivenes –con breves incursiones en Supersport y Superbike- volvió al Campeonato Italiano de Velocidad.
Allí conquistó la categoría de Superbike en 2010 con el Barni Racing y su Ducati Panigale 1098R. En una entrevista concedida a GPOne, el italiano confiesa que tras aquel título “Ducati me prometió el mundo, pero las cosas no fueron como esperaba”.
En los últimos años ha intentado repetir el éxito en el nacional, pero entre roturas de motor y falta de presupuesto no ha podido lograrlo. Unas circunstancias que le han llevado a mostrarse muy crítico con el motociclismo actual: “Las carreras de verdad se acabaron hace unos pocos años. Ahora, para competir en un campeonato decente, necesitas llevar un saco de dinero”, sentencia el transalpino.
Y entonces, surgió la oportunidad: “Tenía la idea de ir a la Isla de Man en mi cabeza desde hace tiempo. Gracias al equipo Penz BMW logré apoyo oficial y pude cumplir mi sueño”. El pasado 2016, Polita debutó en el Tourist Trophy siendo 47º en Superbike y 40º en Superstock. “Me quedé a segundos de los mejores debutantes”, explica.
Ahí es cuando suelta la bomba: “Creo que el Tourist Trophy es una carrera peligrosa, pero no como las de circuito”, afirma Polita, que a continuación matiza:
“Voy a explicar lo que quiero decir. En pista, compites en condiciones seguras, pero lo que cambia es la forma de pensar: entras en una suerte de ‘trance’ donde a menudo pierdes la perspectiva de lo que está pasando. En las road races es diferente, la conciencia de que el peligro acecha en cada esquina y en cada cuesta te hace estar más atento: sientes que tienes cada momento de la carrera bajo control”, explica.
“Parece una paradoja, pero para mí el TT es menos peligroso que las carreras en circuito”, sentencia el italiano, que mantiene que el accidente de su hermana, Alessia Polita –que quedó parapléjica tras un accidente en el CIV de 2013-, no tiene nada que ver en esta forma de pensar:
“El accidente de mi hermana me afectó, por supuesto; porque le ocurrió a un miembro de mi familia al que adoro; pero yo ya era un fatalista antes de su accidente y lo sigo siendo a día de hoy”.
