El 13% de las carreteras examinadas presenta un nivel de riesgo elevado frente al 16 % del periodo anterior, este dato pone de manifiesto el descenso de los accidentes mortales y graves, aunque la tasa continúa siendo alta en comparación con otros países europeos. La cruz se sitúa en Asturias y Aragón, las comunidades con mayor porcentaje de tramos de riesgo elevado con un 28% y 22% respectivamente; en el otro extremo se encuentra Madrid, sin tramos peligrosos y con el 92% del total de riesgo bajo.
En número, los tramos de riesgo alto se han reducido a sólo 10 frente a los 17 que había en el periodo anterior. Especialmente preocupante es el dato de la N-340 entre los kilómetros 678,6 y 698,5 —en el límite de las provincias de Murcia y Alicante—, que durante los dos últimos años ha tenido el dudoso honor de encabezar la lista de vías de mayor riesgo, incrementando su peligrosidad año tras año.
Otra parte del informe explica las causas de los accidentes, destacando las salidas de vía e intersecciones donde se producen 1 de cada 2 siniestros, el 35% y el 15% respectivamente. En un porcentaje importante se encuentran también los accidentes por colisiones frontales, un 9%, y por atropello, un 8%. Con estos datos en la mano el perfil de este tipo de tramos queda muy definido, ya que el 63% de los accidentes se producen en carreteras convencionales de calzada única, con intersecciones al mismo nivel y con una intensidad media diaria por debajo de 10.000 vehículos/día.
En el estudio llevado a cabo por el RACE, dentro de la Campaña EuroRAP —European Road Assesment—, se han analizado un total de 15.298 accidentes graves y mortales ocurridos en más de 20.627 km, durante el periodo de 2003-2005. El resultado de estos datos queda definido como el número de accidentes mortales y graves en un tramo por cada 1.000 millones de vehículos/km. Las carreteras que han pasado esta particular «ITV» se han dividido en tres tipos de vía: Autopista —libres, de peaje y autovías de tercera generación—, Preferente —resto de autovías y carreteras desdobladas—, y Ordinaria —resto de carreteras convencionales—. Se han eliminado del estudio los tramos que presentan datos de tráfico inferiores a 5.000 vehículos al día.
Las conclusiones a las que ha llegado el RACE es que frente a las soluciones coercitivas —radares y carnet por puntos— que plantea la DGT, hay que apostar por aumentar el presupuesto en infraestructuras ya que el estado de la vía es una de las causas principales de los accidentes. De este modo, medidas como la correcta iluminación, la sustitución de farolas rígidas por farolas de fibra de vidrio menos lesivas o la ubicación de radares en tramos peligrosos debería ser el camino a seguir por las Administraciones para reducir el índice de riesgo en nuestro país.
Accidentalidad en motocicletas
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