Nani Roma, en la Copa del América

Tripulante del Victory Challenge. Ha ganado el Dakar en motos (2004), se ha pasado con éxito a las cuatro ruedas (sexto en el Dakar 2005, tercero en 2006 y 13º en una desafortunada edición 2007), este año lucha por el Campeonato de España de Rallyes de Tierra, y ¡ahora se pasa a la náutica! No, no es que quiera hacer carrera entre mástiles y spinakkers, pero Nani Roma no dice nunca que no, sobre todo si se trata de probar nuevas experiencias. El miércoles 2 de mayo participó como Tripulante 18 en una de las regatas de la Copa América, a bordo del barco del equipo sueco Victory Challenge

Nani Roma, en la Copa del América
Nani Roma, en la Copa del América

Texto y fotos: RedBull España
Hacia las 12 del mediodía, un exultante Nani Roma, partía de la Base 4 del Puerto de la Copa América para unirse al equipo del Victory Challenge y subir a bordo de Järv, el barco sueco que se mediría al China Team y al BMW Oracle. “Me llevo las pastillas contra el mareo, por lo que pueda pasar”. Aunque su cara reflejaba más alegría que temor, Nani era consciente de que lo que ocurre a bordo en plena regata no tiene nada que ver con lo que se ve desde fuera. Sólo observando al Järv desde el muelle, comentaba: “Esto desde aquí impresiona más…”.


Roma salía a mediodía para disfrutar, como testigo de excepción, de una experiencia al alcance de muy pocos: vivir una regata de alta competición desde dentro. Al haberse tenido que suspender la jornada del martes por exceso de viento, el Victory compitió en dos enfrentamientos: el primero contra el China Team, al que vencieron por una abultada diferencia de 11’49”, y el segundo contra BMW Oracle, contra el que no pudieron repetir victoria. Antes de partir, Pepe Ribes, el proa español del Victory Challenge, gran aficionado al mundo del motor, saludaba a Nani y ambos cambiaban impresiones. Dos deportistas de máximo nivel manifestando su admiración mutua por el trabajo del otro. Pepe expresaba un deseo a Nani: “Esperamos que sea una buena regata, que disfrutes y que podamos dedicarte la victoria”. Y así fue. Nada más bajar del barco, Nani se mostraba encantado con la experiencia. “Me gusta probar cosas nuevas y esto ha sido magnífico. Todo era nuevo para mí, los movimientos del barco, la velocidad…”. Preguntado sobre si había sentido miedo, Nani afirmaba rotundo: “Miedo no, aunque al principio extrañan los ruidos desconocidos, las cuerdas, el propio casco, ¡piensas que se va a romper todo! Y da cierto respeto, los giros son muy rápidos y el barco alcanza una velocidad altísima…”.

Lejos de su medio habitual, la arena del desierto, Roma explicaba: “aquello ya lo tengo más controlado, pero esto me ha impresionado más. Cuando todo está tranquilo con la tripulación relajada, de repente en un segundo todos se ponen a trabajar a un ritmo frenético y el barco responde al instante, es increíble… Obviamente, es muy diferente de los coches, aquí no hay ruido, pero también se corre mucho, vas muy cerca del mar, te inclinas muchísimo y es magnífico ver cómo puede girar un barco de más de 20 toneladas”.

Y aunque no vaya a hacer carrera en la vela, Nani no dudaría en repetir: “Me ha impactado vivirlo desde dentro y volvería a hacerlo, esta competición es lo máximo en esta disciplina, el montaje y los medios son espectaculares y que alberguemos la Copa América en Valencia es muy bueno para España”.

Al final, las pastillas para el mareo no hicieron falta. “No me he mareado, y eso que comí algo antes de salir, ¡pero en ese sentido todo ha ido bien…!”.

¿Qué es el Tripulante 18?

El Tripulante 18 u Hombre 18 es un navegante invitado al que se le da la oportunidad de disfrutar de una regata a bordo de los barcos que compiten en la Copa América. Los requisitos: pesar menos de cien kilos (la diferencia de peso hasta llegar a esta cantidad se consigue añadiendo lastres al barco), no tener experiencia ni conocimientos técnicos de vela, no ayudar a la tripulación más que con su posición en el barco, tener ganas de vivir emociones fuertes y… ¡sobrellevar bien el mareo! A tenor de lo visto, Nani Roma ha dado la talla. Y tras las arenas del desierto en dos y cuatro ruedas, las aguas del Mediterráneo a bordo de un velero de alta competición tampoco se le han resistido.