Trofeo RACE Femenino de Motociclismo

La tercera cita del Trofeo RACE 2015 aportaba una nueva categoría al calendario del día, el Trofeo Féminas. Una experiencia inédita que se saldó con la vivencia de nuevos valores donde la amistad, el buen ambiente y la competitividad sana marcaron una gran jornada para el recuerdo.

Begoña Calvo. Fotos: RRFotografía

Trofeo RACE Femenino de Motociclismo
Trofeo RACE Femenino de Motociclismo

El  mero hecho de vivir una nueva experiencia suele ser gratificante o, cuando menos, atractivo en cuanto que descubrimos sensaciones a las que, por cualquier circunstancia, no hemos accedido hasta ese momento. Este ha sido mi caso. Siempre he estado rodeada de motos, pero hasta no mucho tiempo no tenía el carné en el bolsillo; tampoco dentro de él la llave de contacto de una moto y el presupuesto suficiente como para aparcarla en el garaje de casa.

Ha sido cuestión de tiempo, paciencia y una capacidad de ahorro que, a día de hoy, todavía desconozco pero que ha surgido como ''de la nada'', hasta que me encontré rodando con mi primera moto en el circuito de Cheste, luego con mi actual Supersport en Motorland y, finalmente, el sueño de mi vida: hacer una carrera con fibras Speed Fiber, estribos Valter Moto, neumáticos Bridgestone R10 nuevecitos y poco más, junto con otras compañeras de batalla en el Jarama, en el Trofeo RACE Féminas.

La experiencia, más allá del resultado o los tiempos conseguidos, ha sido y será difícil de olvidar, como lo será el manojo de nervios en el que me vi sumergida poco antes de salir del ''pit lane'' hacia el semáforo rojo preparándome para iniciar el primer entrenamiento cronometrado. ¡Qué momento! El corazón ''a mil'' y la mirada puesta en el siguiente punto de referencia: la frenada del ángulo de final de recta.

El resto fue un cúmulo de sensaciones, muchas de ellas comentadas con otras compañeras de parrilla en las que no faltaron las vivencias personales sobre la presión a la que te ves sometida para conseguir mejorar, o la que te viene ''de fuera'' del propio equipo que te apoya con su estructura esperando resultados que tardan en llegar, o… Mil y una circunstancias que, en este caso, no pasaban de mera anécdota al tratarse de una prueba inicial, incluso podría decirse experimental, sobre una iniciativa en la que las chicas, por fin, somos las protagonistas de nuestro palmarés, de nuestro momento de gloria y, en definitiva, de nuestra propia historia.

Las sensaciones van acumulándose a medida que pasa el día. Primero el entrenamiento inicial, después los primeros comentarios en busca de mejorar la puesta a punto. Lo consigo pero no lo suficiente para el segundo cronometrado… de solo 15 minutos. No nos hubieran venido mal los 20 minutos habituales del resto de categorías del RACE para exprimirlos a tope en  busca del último ''setting'' de cara a la carrera.

Creí haberlo conseguido hasta que en la vuelta de calentamiento me di cuenta de que no estaba todo lo bien que esperaba. La moto seguía rebotando en frenadas pese a haber trabajado tanto sobre los hidráulicos como en la precarga, tomando como punto de partida los ajustes de serie. No me fueron bien en los primeros quince minutos de entrenamiento, fueron mejorando en los segundos aunque todavía con rebotes y, ya en carrera, no conseguí eliminarlos; solo en parte, pero no del todo, y acabó por desconcentrarme pese a que hice una salida bastante aceptable para ser mi primer ''semáforo rojo apagado''… ¡y gas! Luego al final de recta de meta todo este trabajo con el puño derecho y la maneta de embrague se fue al traste, y con él mi concentración para superar la adversidad.

Lo cierto es que, después de una experiencia como esta, entiendo mucho mejor a los pilotos profesionales cuando hablan de ''puesta a punto'', ''concentración'', ''asistente personal'' o incluso cuando trabajan con psicólogos deportivos. Esto es más complicado de lo que imaginaba, pero la satisfacción es tal que incita a seguir entrenando para superar los inconvenientes y disfrutar rodando, pilotando, compitiendo en un ambiente agradable y  de amistad con otras compañeras a las que les gusta lo mismo que a mí: disfrutar de la moto, sin límites, en un circuito de velocidad y en un entorno de competición.

Por último, debo mencionar a quien me ha ayudado a experimentar ''un día en las carreras'': sin mi ''personal assistant'' no hubiera sido igual, gracias Luigi. Por supuesto, los entrenamientos previos al día de la carrera se los debo a Rodadas Manuvi, especialmente a Manu y su inseparable equipo organizativo. Tengo que agradecer también a todos aquellos que me han aconsejado tanto dentro como fuera del box y, por último aunque tan importanto como el que más, el apoyo recibido por Bridgestone que, gracias a sus R10, han superado con creces mis expectativas durante toda la jornada de entrenamientos y carrera.