La llegada de la Yamaha MT-07 ha significado un antes y un después no solo en el segmento de las naked medias, sino también en la propia Yamaha, porque conformó el primer gran éxito de una lista que ha cambiado de manera significativa la posición de la marca en el mercado. Puede que la Yamaha MT-09 fuese el primer aviso, pero esta Yamaha MT-07 ha sido una verdadera bomba, a la que le pasó en sus primeros meses lo mismo que la pasada temporada a la Yamaha MT-09 Tracer, y es que Yamaha se encontró con más demanda de la que podía asumir, y durante meses los concesionarios se quedaron sin unidades que vender.
La Yamaha MT-07 combina desde su nacimiento un precio rompedor con unas características que mejoran las de sus rivales más cercanas, que no son otras que el resto de las bicilíndricas japonesas de cilindrada media. Por una parte su motor cubica casi 700 cc, en vez de los 650 cc habituales, por otra el calado a 270⁰ de su cigüeñal, la dota de un pulso especial, de manera que se unen unas prestaciones destacables para su categoría, con un carácter propio.
A esto hay que sumar un diseño diferente, que se incluye en ese viaje a «lo oscuro», al que Yamaha nos quiere llevar con sus MT, y un sorprendente comportamiento de la parte ciclo. El chasis tubular está casi completamente cubierto, y cada elemento parece haber sido creado primero en el departamento de diseño, para pasar posteriormente al de ingeniería.
Yamaha busca precisamente posicionarla como una moto menos «civilizada» de lo que había en el mercado hasta su llegada, ampliando de esta manera su radio de acción. Para ello ha lanzado una versión con una decoración más radical, la Yamaha MT-07 «Moto Cage», con los colores de nuestros amigos del Averno, negro y rojo. Y este año la oferta se amplía con la Yamaha XSR700 que juegan en la nueva división de las motos con aspecto de cafe racer de décadas pasadas.
Quizás lo más destacable de la Yamaha MT-07 sea que, siendo como es, una moto bastante sencilla en sus componentes, que es la única vía para lograr un precio como el suyo, funciona como si formase parte de una categoría superior. Se ha elegido muy bien donde gastar y donde no, y buena prueba de ello es la presencia de esas pinzas de cuatro pistones o del aspecto de su propulsor. Tiene unas prestaciones superiores a las de sus rivales inmediatas, un comportamiento deportivo mejor de lo que se esperaría, y al mismo tiempo, una suavidad de marcha que la hace perfecta para ser utilizada en el ámbito en el que se supone que va a gastar una buena parte de su vida, la ciudad.
La agilidad es uno de sus grandes valores, y la puerta que abre a un público potencial como es el femenino. Es además una moto que se puede limitar para los usuarios del carnet A2 de moto, que suponen una de sus principales fuentes de clientes. El «shock» inicial ya ha pasado, pero a estas alturas sigue siendo la referencia en su categoría, y al comienzo de esta temporada sigue en el podio entre las motos más vendidas, excluyendo las 125 y los scooter.
La opinión de su dueño (Jesús Hernández, 33 años)
Buscaba una moto práctica para el día a día, pero divertida, ya que la uso para todo y monto aunque llueva, nieve o caiga granizo. Conozco muy bien mis gustos y comprarme algo «demasiado práctico» supondría cambiar de moto a corto plazo. Mis candidatas eran la Suzuki Gladius, Kawasaki ER-6n y Ducati Monster 696… hasta que me hablaron de la Yamaha MT-07. Cuando la vi me encantó, y al probarla me convenció aún más. De las candidatas fue la más fácil de llevar, pesa poco y tiene un manillar alto y abierto, así que aquí estoy casi dos años después, encantado y esperando que mi Yamaha MT-07 me dure muchos años.
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