Se había presentado como alternativa en 2015 y había consolidado dicha posición en 2016, pese a perder el subcampeonato por la magnanimidad de Jonathan Rea, que se lo regaló a su compañero Tom Sykes. Frente a la luz verde en el lado oscuro que supone el norirlandés, Chaz Davies arrancaba la temporada 2017 confiando en poder hacer valer el poder de su bala roja.
Chaz Davies es un grandísimo piloto y la Panigale una moto ganadora. Solamente así se explica que, en el cómputo total de las tres últimas temporadas, supere claramente en victorias, podios y puntos a alguien del nivel de Tom Sykes, campeón del mundo de la categoría en 2013 y que acarició también los títulos de 2012 y 2014.
Además, en 2016 había ganado once carreras –dos más que Rea- y las seis últimas de forma consecutiva. Imposible soñar mejor motivación para encarar un 2017 en el que todo el mundo le señalaba como la alternativa al de Kawasaki. Para ello, Davies sabía que no tenía que fallar, que necesitaba plantear una batalla de desgaste que le hiciese llegar con opciones al final de temporada.
Empezó el año fiel al plan. No pudo con Rea en Phillip Island, pero salvó la papeleta con dos segundos puestos para dejar claro a su rival que, cuando ganase, él estaría ahí. Minimizando daños. Repitió el procedimiento en la primera manga de Tailandia: tres carreras, tres segundos. El plan iba bien, hasta que en la segunda manga olvidó de que tenía un plan.
Intentando que Rea no se escapase, se fue al suelo. Después, tras levantarse, vendría una bandera roja que le permitió salvar los muebles y ser sexto. Pero el plan había volado en pedazos. En sólo cuatro carreras, ya estaba a 30 puntos. Ya todo pasaba por repetir el doblete de Aragón y meter presión. Davies sabía que allí su Panigale era superior, lo había demostrado en años anteriores.
No esperaba tanta oposición de Rea, que había subido el nivel y presentaba batalla. Cuando se preveía un mano a mano, Davies volvió a irse al suelo. Al día siguiente, ganaría la carrera, infringiendo a Rea su primera derrota del año. Pero ya no había plan. Ya era muy tarde, y otro cero en Assen se lo confirmó. Otra vez a luchar por el subcampeonato.
Dos dobletes en Imola y Lausitzring, y sendos triunfos en Laguna Seca y Magny-Cours le colocarían con siete victorias, batiendo holgadamente en la lucha por la segunda posición a un Sykes que apenas rascó dos puntos, uno de ellos regalado por Davies al caerse en Misano cuando luchaba por el triunfo con Rea, que se cayó al esquivarle.
Cuando te mides con alguien tan infalible como Rea (24 podios en 26 carreras), ganar siete –u once- carreras no sirve de mucho si haces cinco ceros. El plan de Davies era el adecuado, pero apenas le duró tres carreras. Nadie duda de su velocidad, ni del potencial de la Ducati. Pero para ser campeón ante Rea, no sólo vale ganar.