Joan Barreda merece ganar el Dakar

Todo el mundo se hace la misma pregunta: ¿Logrará ganarlo algún día?

Nacho González

Joan Barreda merece ganar el Dakar
Joan Barreda merece ganar el Dakar

Joan Barreda merece ganar el Dakar. Hace ya años que lo ronda, pero por unos u otros motivos ni siquiera ha sido capaz de pisar el podio final. Su mejor posición fue el año pasado, cuando concluyó quinto después de una controvertida sanción por un error del equipo. Otro año más se mostraba como el más rápido; otro año más se iba de vacío.

Un vacío que se ha ido haciendo cada vez menos digerible: ya no se trataba de sucumbir ante mitos de la prueba como Marc Coma o Cyril Despres. Se trataba de ver al completo Toby Price ganando la prueba en su segundo año; y después, ver alguien a Sam Sunderland –tan irregular como él o más- imponiéndose el pasado 2017 pese a haber invertido menos tiempo que él, a quien Honda calificó como ganador moral.

Pero las victorias morales no aparecen en ningún sitio. Tampoco los merecimientos. Y tan cierto es que Joan Barreda merece ganar el Dakar como que no lo ha ganado, y eso es lo que cuenta en la era del resultadismo. Sucede, por el contrario, que el Dakar es algo anacrónico. Su magia va mucho más allá de pe-de-efes y hojas de resultados. Va de mitos y proezas.

Son muchos los mitos del Dakar que nunca consiguieron ganar. Empezando por Jordi Arcarons, ganador de 27 etapas –sólo superado por Stephane Peterhansel y Cyril Despres-, cuatro veces subcampeón y dos veces tercero. No hay duda: Jordi Arcarons se mereció ganar el Dakar. Quizás sea el caso más flagrante en este sentido, pero desde luego no es el único.

Precisamente es Arcarons el único piloto con más etapas que Barreda sin el triunfo final. Seguramente el castellonense le acabe superando en parciales, y la cuestión está en saber si acabará o no ganando la prueba. Una duda tornada en deuda que Joan intenta saldar cada enero para disfrute y/o frustración de los aficionados.

De lo que no hay duda es que Joan Barreda Bort ya es un auténtico mito del Dakar. No la había ya antes de este 2018, al que llegó con la muñeca más que tocada. Y, por supuesto, no la habrá después de lo que ha hecho en la presente edición. No por lo que hizo en las dunas peruanas, cuando trituró a todos sus rivales camino de Arequipa. Aquella exhibición casi ni sorprendió.

El mito de Bang Bang ha terminado por cincelarse en las tierras bolivianas; cuando llegando a Uyuni –con la etapa ganada- se le cayó la moto encima y le hizo polvo la rodilla. Sus palabras y su imagen cojeando hacían pensar que su Dakar 2018 terminaba ahí, que continuar al día siguiente en la segunda parte de la etapa maratón con una especial de 500 kilómetros iba a ser imposible.

Lo sucedido ya es pura historia. Porque la historia del Dakar se escribe con la tinta de los imposibles, y entre Uyuni y Tupiza el español escribió unas líneas memorables. Subiéndose a su moto como si se apellidase Díaz de Vivar. Aferrándose a la carrera que se empeña en hacerle la cobra cada mes de enero. Salvando el día con una pérdida de tiempo más que asumible.

La superación del dolor es otra prueba más de la pureza y dureza de este Dakar. Para más inri, la proeza de Barreda ha coincidido con el 32º aniversario del adiós a Thierry Sabine, aquel científico loco que preparó una solución arenosa que nos empeñaos en calificar como carrera, pero que siempre fue una aventura sobre dos ruedas.

Al Barreda piloto ya le conocíamos de sobra. El Barreda aventurero se está cincelando a la fuerza, entre dunas y hierba de camello. El Dakar no consiste en correr al límite durante 500 kilómetros, sino en conocer ese límite y, sobre todo, saber cuál es el margen que puedes dejar respecto a ese límite. Otros equipos tienen a ex pilotos como Jordi Arcarons (Yamaha) o Jordi Viladoms (KTM) que lo saben y lo transmiten.

Barreda ha tenido que aprenderlo de forma autodidacta, y lo ha hecho como se aprende en la vida: a golpes. Al llegar a Tupiza, Barreda estaba más lejos en tiempo de ese nuevo rival llamado Adrien Van Beveren. Sin embargo, de alguna forma está más cerca de ganar el Dakar. Sea este u otro año, porque mientras esté en la lista de participantes, es imposible pensar que no lo ganará.

Es imposible pensar otra cosa: Joan Barreda merece ganar el Dakar. Ahora bien, existe la posibilidad real de que nunca consiga ganarlo. Y si es así, ¿qué? El Dakar es lo que es por sus grandes mitos. Joan lo es. Y, ahora, más. Ganarlo sería la guinda de su leyenda, nada más. Y nada menos.