La BMW R nineT Urban G/S deriva directamente de la R nineT Scrambler con la que comparte chasis, suspensiones y motor, solo que ha heredado la imagen y el apellido G/S rindiendo homenaje al modelo de los 80, convertido hoy en un icono: la R 80 GS. La trail que marcó el camino de un nuevo concepto que ha sido seguido por todas las marcas, una moto que servía para todo “Gelände/Straße” (traducido del alemán, algo así como campo y carretera). Con ella podías ir a trabajar a diario o apuntarte a correr un Dakar. Y no lo digo con ironía, pues tanto Gastón Rahier como Hubert Auriol consiguieron ganar el mítico Paris-Dakar a lomos de este modelo convenientemente preparado para esta dura prueba, eso sí.
En este caso no creo que la pretensión del fabricante alemán haya sido la de hacer una pura GS por varios motivos: uno, porque es una NineT y el concepto está claramente definido por la marca y por ello se encuentra dentro de su gama Heritage; y dos, porque la evolución de la gama GS ya ha seguido su camino, siendo líderes del segmento maxitrail con las R 1200 GS (varios años líder de ventas en Europa) y F 800 GS. Lo que acabo de decir es de Perogrullo, entonces os preguntaréis: ¿Es o no es una GS? Os invito a que sigáis leyendo y que saquéis vuestra propia conclusión al final de estas líneas.
Bajando al moro
Hace ya unos cuantos años, el incombustible devora-kilómetros Miguel Xaus (padre del expiloto Rubén Xaus, que fue subcampeón del Mundo de Superbikes) organizó una ruta hasta el desierto de Marruecos a la que llamó “Sant Cugat- Morocco”. La única condición para apuntarse a la aventura era hacerlo con una R 80 GS. Miguel sabía de mi afición por las clásicas, pero en ese momento no tenía ninguna R 80 GS a mano, por lo que me puse a buscar una que estuviese en condiciones de pasar el reto sin dejarme tirado. “No te preocupes, estas motos son indestructibles”, me dijo Miguel. Una vez que me hice con una unidad bastante "entera", lo que me trajo de cabeza después fue cómo llevar el equipaje. No tenía donde colocarlo, así que rescaté unas alforjas polvorientas del garaje y entre la parte trasera del asiento y de la parrilla portabultos coloqué una bolsa de viaje de un tamaño digamos considerable.
El punto de encuentro era en la localidad albaceteña de Elche de la Sierra y allí se presentaron los tres de Sant Cugat sobre sus respectivas R 80 GS: Miguel, Sobrepera y Braulio. El equipamiento, ochentero a tope: vaqueros, botas de "mili", barbours y cascos de cross. Vamos, que parecía que habían salido a tomar un café en vez de ir, como pretendíamos, a hacer un viaje de una semana y más de 4.000 Km. Cuando me vieron llegar con el maletón y las alforjas se echaron a reír diciéndome que si me iba a quedar a vivir en Marruecos y que si estaba de mudanza.
No me extraña que se rieran, ellos llevaban un pequeño petate cada uno en la parte trasera atado con unos pulpos. Después de las risas y un café, partimos hacia el puerto de Almería y os prometo que me costó seguir su ritmo por esas carreteras plagadas de curvas. Miguel va muy fino en carretera y los cientos de miles, por no decir millones de kilómetros que lleva recorridos en moto, hacen que pienses que se conoce cualquier carretera al dedillo. Yo acababa de estrenarme con el vetusto bóxer, llevando la moto como si fuera moderna: acelerando y frenando fuerte, para ver como la silueta de Miguel y compañía se alejaba cada vez más y más. No fue hasta el día siguiente, rodando ya por carreteras marroquíes, cuando comencé a dejarme llevar y encontré el punto dulce de esta peculiar moto.
El plan era bajar hasta Er Rachidia, en las puertas del desierto, para calzar las GS con neumáticos de tacos y poder así hacer nuestros pinitos por las misma pistas del antiguo Rally Dakar. Mientras Hamid sudaba la gota gorda montando y desmontando cubiertas, le pregunté a Miguel si estaba seguro de que con estas motos íbamos a poder hacer el recorrido previsto, que contemplaba entre otras cosas una larga y complicada pista que va desde Merzouga a Zagora, pegada a la frontera con Mauritania. Miguel se giró hacia mí y con cara de póquer me dijo: “Esta moto sirve para todo, ¡si sabes llevarla, claro!“. Me guiñó un ojo y acabó de un sorbo el dulce té a la menta que nos habían servido para combatir el sofocante calor.
BMW R nineT Urban G/S, Escuchando música
Ha sido inevitable recordar aquel viaje cuando me encontraba probando esta Urban G/S la semana pasada. El “viejo” bóxer "de aire" de 1170 cc se encuentra en plena forma y ofrece una respuesta en bajos y medios envidiable, con una potencia máxima de 110 CV a 7.750 rpm y un par de casi 12 Kgm a 6.000 rpm. La facilidad para enlazar curvas y su potente pegada hacen que pilotar esta moto sea todo un placer. El ruido que sale del escape dos en uno por debajo del motor es música celestial y te engancha de tal manera que acabas dando golpes de gas en vacío cuando reduces marchas, no porque haga falta, ¡solo por oírlo!
Rodando por la ciudad se puede optar por la modestia, sin subir de vueltas el motor, circulando en marchas largas e intentando pasar desapercibido, o por el contrario abrir el gas con alegría y salir lanzado de semáforo en semáforo haciendo girar más de una cabeza a tu paso por las calles. En cualquier caso, moverte entre los coches no será un problema, pues una vez cogida la medida de sus cilindros opuestos, podrás colarte por cualquier hueco gracias a su peso contenido y a su amplio radio de giro.
Las suspensiones trabajan correctamente. La horquilla delantera convencional tiene un tarado suave y filtra las irregularidades del terreno de forma eficaz, otorgándole un buen confort de marcha. La trasera es un poco más seca y a la par, más efectiva cuando se aprieta el ritmo. No es una moto para pilotar de forma agresiva con fuertes frenadas al límite, pues en esas circunstancias la horquilla se hunde quizás con demasiada rapidez. El manillar ancho por encima de las tijas y la posición erguida a sus mandos te transmite una sensación de control absoluta, reforzada por un eficaz sistema de frenos Brembo con ABS desconectable, al igual que el control de tracción. Un aspecto destacable, por el que solemos pasar muy por encima, es el comportamiento del cardan.
Son muchos años los que BMW lleva perfeccionando este sistema de transmisión secundaria que ahorra a los usuarios la engorrosa tarea de la revisión, tensado y engrase de la cadena. El cardan de las BMW modernas en nada se parece a las de antaño. Se ha avanzado mucho en este sentido y las reacciones de la transmisión pasan totalmente desapercibidas, tanto en aceleración como en retenciones, por muy bruscas que éstas sean. El cuadro de mandos tiene pocas florituras y por ende las piñas de luces son simples y cuentan con pocos botones con los que entretenerse. Aquí la diversión está por delante de la rueda. El velocímetro analógico lleva incorporada una pequeña pantalla digital en donde podemos ver el cuentakilómetros, los parciales, el consumo, la hora y poco más. A parte de los chivatos del ABS, el TC, luces, indicador de punto muerto, reserva e intermitencias.
BMW R nineT Urban G/S, Camineando
Esta Urban G/S viene calzada con unos Metzeler Tourance Next, de claro corte asfáltico, pero puedes pedirla con los Continental Twinduro TKC80 de tacos. Igualmente puedes elegir entre las llantas de palos de aleación o de radios sin coste alguno. La unidad que yo he probado llevaba radios y "gomas" muy asfálticas, aun así he dejado de hacer algún camino para ver cómo se comporta fuera del asfalto. Una vez desconectado el ABS y el TC manteniendo pulsado el botón de la piña izquierda, ya queda en tus manos el control de esta Urban G/S. Ojo porque el motor es muy potente y si abrimos el gas con ganas las derrapadas son monumentales.
El tacto del freno delantero es muy bueno y fácil de dosificar, pero debemos de tener cuidado pues en caso de pánico podemos tirar de él más de la cuenta y bloquear fácilmente la rueda delantera. La verdad es que el apellido G/S le viene un poco grande ya que en campo muestra sus flaquezas enseguida, más que nada por suspensiones. Si en asfalto el comportamiento es de sobresaliente, fuera de él podría aprobar con un cinco raspado.
Aunque claro, solo hace falta ponerle unos "Conti" TKC80 y echarle ganas. Si no, que se lo pregunten a los de la expedición Sant Cugat-Morocco. Una vez con las ruedas de tacos montadas en las cuatro R 80 GS, Miguel, Sobrepera, Braulio y el que esto escribe, nos abalanzamos sobre las pistas del sur de Marruecos como si fueran a desaparecer. Al principio me costó tomarle el pulso, como me pasó en carretera, pero después de unos kilómetros llegué casi a creerme que iba con mi moto de enduro. A Braulio le debió de pasar algo parecido, pero cuando se topó con el primer agujero serio y la R 80 hizo topes de suspensión, la cosa no acabó bien con moto y piloto dándose un buen revolcón. Como recuerdo, el abollado cuentakilómetros de su R 80 GS luce en la recepción de Alí el cojo en Merzouga.
Conclusión
La verdad es que en BMW han acertado y no solo con el nombre, ya que se trata de una moto polifacética y eminentemente urbana. Es cierto que podemos meternos con ella por casi cualquier sitio, incluyendo caminos y pistas, pero ese no es su hábitat natural. Donde realmente se desenvuelve bien es en carreteras de curvas, con una parte ciclo ágil en los cambios de dirección y a la vez muy estable en zonas rápidas. Todo ello aderezado con la contundente respuesta de su motor bóxer, al que se le ha dotado de un sonido de escape adictivo. Tanto, que te encontrarás parado en un semáforo dando golpes de gas mientras la Urban G/S se balancea a ritmo de su propia música.