Harley-Davidson ha decidido celebrar su 115 aniversario por todo lo alto y se lo ha tomado muy en serio de cara a 2018. No se ha andado con chiquitas y ha revolucionado sus filas con una reestructuración importante que afecta a varias de sus sagas. Por un lado, damos la bienvenida a ocho nuevas Softail, y por otro, con ellas nos despedimos al mismo tiempo de la familia Dyna, que desaparecen de la gama de Harley-Davidson junto a las V-Road. Entre las Touring las Street Glide Special y Road Glide Special reciben algunos retoques y las versiones CVO serán para las Street Glide, Road Glide y Limited.
Además, por si fuera poco, Harley-Davidson lanza también versiones 115 Aniversario con placas numeradas, logos 115 Aniversario y pinturas especiales entre otros detalles en ocho de sus modelos: Forty-Eight, Breakout 114, Fat Boy 114, Ultra Limited, Street Glide, Street Glide Special, Heritage Classic 114, Tri Glide Ultra y CVO Limited.
Pero vamos a lo que nos atañe: las nuevas Softail. Harley-Davidson no se ha limitado a presentar algún rediseño estético o denominativo, sino que ha dado forma desde prácticamente cero a cada uno de sus modelos para crear motos completamente nuevas. La familia de las Softail crece y es que, con la desaparición de las Dyna, la Street Bob, la Low Rider y la Fat Bob han pasado a formar parte de las “falsas rígidas” americanas. La nueva saga Softail se compone por tanto de la Fat Boy, la Breakout, la Deluxe, la Softail Slim, la Heritage Classic, además de las Street Bob, Low Rider y Fat Bob ya mencionadas.
Para conocer de primera mano sus nuevos modelos Harley-Davidson nos ha presentado cuatro de sus ocho nuevas Softail y hemos podido conocer y probar en persona cómo son las nuevas Fat Bob, Breakout, Street Bob y Heritage Classic. Tan parecidas como diferentes, todo gira alrededor de un chasis Softail completamente nuevo y, a partir de ahí, cada una ha cobrado vida aportando sus peculiaridades para convertirse en una moto única.
Chasis, basculantes, amortiguación… todo nuevo
Aquí es donde está el quid de la cuestión. El chasis de las Softail se mantenía invariable desde 1984 y este año uno de los objetivos ha sido mejorar su comportamiento dinámico, además de hacerlo hacerlo más fácil de disfrutar. “Harley-Davidson tiene que saber adaptarse a muchos tipos de mercados, no todos los usuarios buscan lo mismo o tienen las mismas necesidades, y si ahora mismo nuestras ventas suponen un 60% nacional y un 40 internacional nuestro objetivo es que sea un 50/50, por eso apostamos por unas Softail que se adaptan mejor a un segmento de público más amplio” nos comenta Kevin Hintz, Senior Product Manager de Harley-Davidson.
El nuevo chasis de las Softail cambia su configuración por completo y el sistema de suspensión pasa a centrarse en un único amortiguador ubicado bajo el asiento. Entre las ventajas de este rediseño está un mayor ángulo de inclinación, una mayor precisión en curvas, menor peso y una mayor agilidad. El chasis en sí es un 65% más rígido y eso hace que toda la parte ciclo aumente su rigidez en un 34%. Cuenta con la mitad de piezas que antes y por tanto las soldaduras se reducen en un 22%. Todo eso significa menor flexibilidad y menos movimientos parásitos. Algo que en marcha se nota, y mucho.
Se han desarrollado dos nuevos basculantes para las Softail, uno para los modelos de neumático trasero ancho y otro para los estrechos. En el caso del ancho el peso se ha reducido un 15% y en el estrecho un 20. Es decir, restando de aquí y de allí, principalmente de chasis, basculantes y suspensiones, se han conseguido motos hasta 17 kilos más ligeras que antes, lo que facilita una mejor relación peso/potencia, un mejor frenado y un mayor dinamismo entre curvas.
El nuevo monoamortiguador trasero queda perfectamente escondido y fuera de la vista, por lo que se conserva el aspecto hardtail más puro y auténtico. De inspiración cantiléver, transmite directamente sobre la columna principal del chasis. Su nueva ubicación permite una fácil regulación y, dependiendo del modelo, podemos encontrar tres tipos de ajuste: desde un pomo remoto situado a la derecha del asiento, o con herramienta de manera hidráulica o mecánica en el propio amortiguador, para lo que es necesario desmontar el asiento. Esta solución se ha empleado en los modelos en los que un pomo estropearía la cuidadísima estética de todo el conjunto.
La horquilla delantera también es nueva, se ha optado por una de doble válvula flexible introducida por primera vez en los modelos Touring 2017 y se ha optimizado su respuesta tanto para viajar confortablemente como para conseguir una mejor respuesta en una conducción más agresiva con sus 130 mm de recorrido. Aquí, dependiendo del modelo, encontramos horquillas convencionales o invertidas, como en el caso de la Fat Bob.
Nuevos motores para las Softail
Las Softail 2018 también estrenan motores y lo hacen sin cortarse un pelo con los nuevos V-Twin Milwaukee-Eight 107 y 114. Grandes y poderosos V-Twin a 45º, con un sistema de eje de balance interno refinado para reducir las vibraciones, que quedan estrechamente abrazados por los nuevos chasis Softail aumentando así la rigidez de todo el conjunto.
Las ocho nuevas Softail montan el Milwaukee-Eight 107 y cuatro de ellas, las Fat Bob, Fat Boy, Breakour y Heritage Classic, están también disponibles con el Milwaukee-Eight 114.
Si te preguntas qué es eso de 107 y 114 has de saber que se refiere a la cilindrada de los motores en pulgas cúbicas, es decir, el 107 tiene una cilindrada de 1.745 cc y el 114 de 1.868 cc, y aunque la diferencia parezca poca se nota mucho más de lo que se podría pensar a la hora de la verdad. El primero, con un diámetro de 100 mm, una carrera de 111,1 y una relación de compresión de 10:1, ofrece un par de 145 Nm, mientras que el segundo, con un diámetro de 102 mm, una carrera de 114,3 y una compresión de 10,5:1, sube hasta los 155 Nm de par.
Dicho así sólo son números, pero incluso antes de probarlos Harley-Davidson nos lo explica de una manera muy gráfica. Imagina un modelo concreto con el motor 107 ¿Lo tienes? Pues en una prueba de aceleración esa moto le sacaría tres motos de ventaja a ese mismo modelo con el motor High Output Twin Cam 103. Y es más, esa misma moto con el motor 114 le sacaría dos motos de ventaja a la del 107. Esto se traduce en una enorme sensación de poder en el puño de gas, esa impresión de estar arrugando el asfalto cuando giramos el acelerador…
Harley-Davidson Fat Bob: La chica mala
La Fat Bob ha pasado de ser una Dyna, de dos amortiguadores traseros laterales, a ser toda una Softail de apariencia rígida. Si todas las motos de las que aquí te hablamos han cambiado respecto a sus antecesoras en el caso de la Fat Bob la evolución ha sido radical. Su aspecto siempre ha sido agresivo pero el nuevo chasis y el propulsor 114 le han sentado como un guante.
La Fat Bob quiere ser la más deportiva entre todas sus hermanas Softail y lo tiene todo para serlo sin la más mínima duda. De todas ellas es la única que monta una robusta horquilla invertida de 43 mm y un doble disco en el tren delantero. Su sistema de escape es una de sus señas de identidad. Configurado como 2-1-2, situado en una posición elevada, con los colectores recubiertos por un llamativo protector de color bronce mate y sus silenciadores a una buena altura proyectados hacia arriba, es difícil quitarle los ojos de encima.
Una moto oscura, en la que los cromados no tienen cabida y en la que la estética ha cambiado por completo. Ahora es mucho más musculosa y el doble faro da paso a uno único de forma rectangular equipado por potentes LED, otra de sus características que más llaman la atención. Se sigue caracterizando por sus anchos neumáticos pero ahora más que nunca, pasando el delantero de 130 a 150 mm, lo que le otorga una imagen imponente. La instrumentación, por su lado, da relevancia a su deportividad al basarse en un tacómetro clásico de agua sobre el depósito y a una pequeña digital para todo lo demás, donde se incluye la velocidad.
Las nuevas Softail de Harley-Davidson tuvimos oportunidad de probarlas a lo largo y ancho de reviradísimas carreteras de montaña. Un lugar poco común para una Harley-Davidson, se podría pensar, pero en Milwaukee están orgullosos del dinamismo de sus nuevas motos y así hemos podido comprobarlo. La Fat Bob es sin duda la que mejor comportamiento deportivo ofrece de todas, con un lanzamiento de la dirección de 28º, la más cerrada de las Softail. Estamos hablando de motos con comprometidos pasos por curva dada la altura de sus estribos y aquí es donde la Fat Bob se muestra más permisiva al ofrecer el mayor ángulo de inclinación entre sus hermanas, concretamente de unos 32 grados.
Todo esto lo notamos en cuanto nos ponemos en marcha. Probamos la versión 114 de la Fat Bob, lo que nos dibujó una sonrisa en la cara en cuanto lo supimos. El motor le viene ni que pintado, los 155 Nm de par empujan enérgicamente desde bien abajo, de eso que tienes que tener cuidado para no girar el acelerador sin querer porque todo tu cuerpo avanzará mientras tu cabeza se queda atrás. La Fat Bob tenía el reto de convertirse en una Softail dinámica y en Milwaukee pueden estar tranquilos, sin duda han conseguido su objetivo. En orden de marcha la báscula se queda en los 306 kilos, cuando antes eran 320, y eso es una gran noticia. Los dos discos delanteros nos permiten ritmos rápidos sabiendo que habrá mordiente para echar el ancla cuando sea necesario. Y así, una cosa con otra, se consigue una moto que nos hace disfrutar desde incluso antes de dar el contacto.
Harley-Davidson Breakout: La radical
La Breakout era una Softail y sigue siendo una Softail, pero con todo lo bueno que le aporta el nuevo chasis. Es la más radical de todas, con una posición de conducción incluso extrema, con el cuerpo lejos del manillar, aunque en este nuevo modelo se han hecho los cambios pertinentes para hacerla una moto más fácil de manejar. Es uno de los modelos que puede equipar opcionalmente el motor 114 y, cómo no, esa es precisamente la versión que hemos tenido oportunidad de probar.
El objetivo de Harley-Davidson era conseguir un conjunto de mayor dinamismo y no era una tarea fácil. La Breakout es una moto larga como ella sola, y no es un decir, sino que es literal. Entre ejes tiene una distancia de 1.695 mm (antes 1.710) y eso es unos 7 cm más que en el caso de sus hermanas Touring. Para conseguir mayor facilidad de movimientos Harley-Davidson ha tomado ciertas medidas, como reducir ligeramente el ángulo de lanzamiento, ahora de 34º y antes de 35, y aumentar el ángulo de inclinación, antes de 23,4º y ahora de 26,8. Por poco que parezca ser la realidad es que son mejoras que notamos en cuanto nos ponemos a sus mandos. La Breakout sigue siendo radical, pero lo es un poquito menos que antes.
Sigue montando un enorme neumático trasero 240 mm de perfil bajo (240/40-18”) y un delantero especialmente alto de 21 pulgadas (130/60-21”). Una combinación que le deja un diseño de absoluta inspiración dragster. Su larguísima distancia entre ejes y el tamaño de sus ruedas exigen una conducción muy particular, en la que tenemos que adelantar cada movimiento y trazar las curvas bien abiertos. Aun así hemos podido comprobar que las mejoras de esta versión 2018 nos permiten rodar a ritmos sorprendentemente rápidos incluso en carreteras de montaña, un ambiente donde quizá no se meta mucho el verdadero cliente de la Breakout, pero si es capaz de moverse así entre un viraje y otro la agilidad en el resto de los escenarios está garantizada. Evidentemente la limitación la pone el roce de los estribos al poco que inclinamos la moto, pero el neumático trasero, con poco perfil, tampoco es que nos invite mucho a ello.
La Breakout en orden de marcha pesa 305 kilos y es que en su caso el conjunto se ha aligerado en 17 kilos, que no está nada mal. Su lado más clásico, con motor y colectores cromados y preciosas llantas de estilo Gasser de fundición de aluminio, pintadas al polvo en negro brillante, contrasta con elementos más modernos y actuales, como una minimalista instrumentación totalmente digital situada sobre la brida del manillar en la que se recoge toda la información necesaria. Lo que también llama poderosamente la atención es la iluminación LED de su faro delantero.
Su enorme neumático trasero lo aguanta todo, con un motor en el que cada pistonada es un empujón hacia delante, la goma se agarra al asfalto incluso cuando se lo ponemos difícil enroscando el puño del gas. El Milwaukee-Eight 114 tiene la capacidad de salir de cualquier situación, podemos dejarlo caer hasta las 1.500 vueltas e incluso en tercera saldremos del paso sin quejas ni traqueteos. Es todo fuera y empuje, y eso la Breakout le viene ni que pintado.
Harley-Davidson Heritage Classic: La touring
Entre las Softail hay para todos los gustos y el toque touring lo pone la Heritage Classic, un modelo que como su propio nombre indica se inspira en las Harley-Davidson clásicas de mediados del siglo pasado. La Heritage era una Softail y sigue siendo una Softail y como todas agradece las mejoras que introduce esta saga 2018. Ahora nos encontramos una moto más oscura y de aspecto más compacto, con horquilla, manillar e incluso motor en negro, por lo que si no fuera por sus relucientes colectores y escapes los cromados habrían pasado a la historia. Se mantienen, como antes, sus enormes y envolventes aletas, tanto delante como detrás, así como el triple faro delantero donde ahora se apuesta por una atractiva y moderna tecnología LED.
La Heritage Classic mantiene su configuración touring con una nueva pantalla desmontable en la que toda su parte inferior también está acabada en negro. Se mantienen también sus maletas laterales rígidas, que pasan perfectamente por alforjas a pesar de su firmeza, su cierre con llave y estar selladas y ser resistentes al agua, de diseño ahora más sobrio y elegante. Eso sí, si quieres flecos tendrás que echar un ojo a la infinita lista de accesorios opcionales que Harley-Davidson pone a tu disposición. El cuadro de instrumentos lo encontramos sobre el depósito, como en la Fat Bob, pero en este caso la aguja de la esfera es para la velocidad y en la pequeña digital es donde encontramos las revoluciones.
Con el fin de conseguir una mayor capacidad de carga, teniendo en cuenta al pasajero y al posible equipaje, Harley-Davidson ha optado por recurrir a suspensiones más largas con las que tener un mayor margen a la hora de incrementar los kilos que llevaremos con nosotros. Entre su asiento, su relajada posición de conducción y las plataformas para los pies el confort está asegurado sobre la Heritage Classic. Como buena touring no olvida equipar de serie un práctico control de crucero con el que podemos mantener nuestra velocidad sin preocuparnos del acelerador en las carreteras más aburridas.
A pesar de aparentar ser la más voluminosa de las Softail la realidad es que, a la hora de la verdad, se mueve entre curvas como la más ágil de todas ellas. Pertenece a la familia de neumáticos estrechos, con 130/90-16” delante y 150/80-16” detrás, el peso de todo el conjunto se ha reducido en 17 kilos y el ángulo de inclinación ha aumentado unos 2º grados por cada lado, por lo que unas cosas con otras hemos podido disfrutar de una moto más dinámica y manejable de lo que era la anterior Heritage Classic.
Como todas las Softail 2018 de serie se monta el motor Milwaukee-Eight 107, pero es una de las afortunadas que opcionalmente puede contar con el Milwaukee-Eight 114, y esa es precisamente la que Harley-Davidson puso a nuestra disposición en su presentación. La Heritage Classic es una de esas motos con las que es imposible pasar desapercibido, de esas con las que la gente te señala y se vuelve para verte cuando pasas por las calles de los pueblos.
Harley-Davidson Street Bob: La bobber
La Street Bob, como la Fat Bob y la Low Rider, es uno de los modelos que menos tiene que ver con su versión anterior. Teniendo en cuenta que el año pasado la Street Bob era una Dyna, con un chasis y un sistema de amortiguación completamente diferente, y que ahora se ha convertido en una Softail, podemos hablar de una moto completamente nueva. Destaca por ser la más económica entre las Softail 2018, la moto de entrada a la familia de las “falsas rígidas”, la más desnuda, sencilla y minimalista de todas, de clásica inspiración bobber con una posición de conducción muy particular.
Como sus hermanas esta nueva versión tiende al negro, y motor, colectores, silenciadores, manillar y hasta los intermitentes son ahora negros. Incluso la horquilla, protegida por amplios fuelles negros es más oscura que antes. Si te gusta mirarte en los cromados en la nueva Street Bob lo vas a tener realmente complicado. Respecto al modelo anterior su peso se ha reducido en 7 kilos, que no son pocos, pero sí menos que otras hermanas de gama, aunque teniendo en cuenta su origen Dyna tampoco está nada mal. Su peso total en orden de marcha se queda en 297 kilos, la más ligera de las ocho nuevas Softail que Harley-Davidson pone en el mercado de cara a 2018.
Con un asiento monoplaza y un manillar tipo mini-ape, alto y que nos deja las manos en una posición elevada, aunque menos que en su versión anterior, en la Street Bob nos encontramos en una posición totalmente diferente a la del resto de sus hermanas. De serie monta el propulsor Milwaukee-Eight 107 y esa es su única posibilidad, este modelo no es uno de los elegidos para equipar el 114 de manera opcional. El 107 no es un motor pequeño precisamente, con 1.745 cc y 145 Nm de par tenemos una respuesta todo lo enérgica que necesitemos. Sí es verdad que comparado con el 114 entre curvas hemos tenido que jugar un poco más con el cambio ya que no sale desde abajo tan airadamente como su hermano mayor.
Moverse a ritmo rápido con la Street Bob no tiene ningún misterio y es especialmente fácil hacer palanca sobre su alto manillar. Pronto llegaremos al límite de inclinación que permiten sus estribos, que es un poquito menos de lo que conseguíamos cuando era una Dyna, aunque como nos tomemos en serio eso de llegar al límite en las curvas de derechas nos podemos encontrar raspando el silencioso del escape inferior, algo “un pelín” más caro de reemplazar que un estribo si queremos que nuestra Street Bob esté siempre perfecta.
En este salto al mundo Softail la Street Bob ha perdido por el camino algo de capacidad en su depósito de combustible, donde antes cabían casi 18 litros ahora sólo hay lugar para poco más de 13. Lo que sí cambia radicalmente es su instrumentación, si antes se situaba sobre el depósito con una gran esfera para el velocímetro, ahora la encontramos de manera completamente digital ubicada en una pequeña pantalla sobre la brida del manillar, como en la Breakout. Un cambio que no pasará indiferente ante los más puristas de la firma de Milwaukee.