Ya tenemos la Carta Verde del seguro, el carné internacional de conducir, la póliza de asistencia para viajes, los repuestos, las herramientas, los niveles revisados y los pasajes del ferry en el bolsillo: empezamos el viaje. Con esta logística elemental, y nuestra moto de cada día, cualquiera de nosotros emprende lo que puede ser un sueño, convertido en ese viaje tan deseado, donde intentaremos que nada nos falle: no nos podemos permitir errores al elegir el material que nos va a acompañar en la aventura porque la ilusión, nuestro valor más preciado, está en juego.
Hasta el más allá
En tres semanas que disponemos de vacaciones no se podía afrontar la gesta que pretendíamos, por lo que buscamos el comodín del ferry para llegar al norte de Grecia cuanto antes: el regreso sería al cien por cien por carretera. Las primeras etapas nos llevarían desde Madrid hasta el puerto de Barcelona y desde Civitavecchia hasta Brindisi, ambos destinos coincidentes con los puntos de embarque que nos acortarían las jornadas de ruta. ¿Qué neumático montar? Sabíamos que rodaríamos por calzadas en mal estado, muchos kilómetros de pista de tierra y caminos, raro sería que no nos lloviera… pero montar neumáticos para un uso tan específico, a sabiendas de que tendríamos que recorrer el 90% de nuestro viaje por carreteras de asfalto, se nos antojaba una labor complicada. Nos decidimos por los Metzeler Karoo Street, confiando el éxito o el fracaso de nuestra gesta a estas nuevas cubiertas.
Los primeros 650 kilómetros los hicimos muy rápido, hasta ver las motos dentro de las tripas del ferry en el día y a la hora contratada. Parecía mentira el rendimiento de los Karoo Street en autopista y en carreteras de curvas: cuando los clásicos neumáticos "taqueados" de enduro pierden la compostura al circular en los límites legales de velocidad, la rueda delantera parece el timón de una Zodiac y los apoyos en la trasera nos hacen perder la confianza,los nuevos Metzeler nos hacen olvidarnos de las ruedas que llevamos y nuestra única preocupación pasa a ser la colocación de los radares en las cunetas y el nivel del depósito de gasolina. Sin duda la utilización de una carcasa dura, en combinación con tacos de grandes dimensiones, permiten que la dinámica en el asfalto sea perfecta, más próxima a una conducción "sport touring" que a una perezosa trail convencional.
En tierras hostiles
Grecia nos recibe a finales de agosto con el termómetro marcando límites irracionales. Las carreteras del norte del país heleno, junto con las de Macedonia, Albania, Montenegro o Bosnia, son famosas por los excelentes rincones que nos descubren, las cadenas montañosas que recorren (los Balcanes) pero, sobre todo, por el lamentable estado de conservación que ofrecen. Son países emergentes en los que empiezan a verse calzadas muy modernas, pero lo que abunda son las obras, las carreteras destrozadas y cientos de kilómetros de tierra y grava. La solidez de los tacos y el esculpido irregular de la banda de rodadura de los Karoo Street permiten circular rápido pero, sobre todo, muy seguros, sobre los peores firmes imaginables. A cada kilómetro que recorríamos cada vez estábamos más convencidos de haber elegido el neumático perfecto para esta aventura. Una vez más la estructura sólida de la carcasa, en perfecta combinación con el esculpido, nos devuelve reacciones muy nobles de conducción.
Llama especialmente la atención la facilidad para inclinar y enderezar la moto en las peores curvas
Más de 6.500 kilómetros atravesando los Balcanes, los Alpes Dináricos, los Alpes Julianos, Los Dolomitas, la Alta Saboya, el valle del Ródano, los Vercors… y librarse de la lluvia, no es posible. Y la mala suerte se cebó con nosotros al llegar al Tirol austriaco, donde una pertinaz lluvia apagó durante varias jornadas el azul celeste que nos había acompañado hasta entonces. Rodar por autopista con lluvia, sólo requiere algunos cuidados racionales, pero nosotros necesitábamos atravesar montañas, muchas curvas, la temida "Kotor Serpentine" (una de las carreteras más peligrosas del mundo) con sus 26 curvas de más de 300 grados de radio y confiaríamos el éxito de esta gesta a los nuevos Karoo Street. Sin duda,la mezcla de alto compuesto de sílice, en combinación con los espacios longitudinales existentes en el tallado de estos Metzeler, permiten una adherencia increíble cuando la carretera se llena de agua. Una precaución: no circules con lluvia detrás de una moto con estos neumáticos o comprobarás el chorro de agua que proyecta, procedente de la que evacúa del asfalto.
Y pasan los kilómetros
Además de llevar un riguroso control del gasto de combustible, los niveles de líquidos, las distancias recorridas, en este viaje, a la vista de las expectativas que nos habían despertado los Metzeler Karoo Street, decidimos controlar el desgaste,midiendo cada 1.000 kilómetros la profundidad del dibujo a la altura de los testigos de seguridad. haciendo una media ponderada estaríamos en disposición de asignarle una vida de entre 10.000 y 14.000 kilómetros a estas cubiertas, teniendo en cuenta que la utilización a la que los hemos sometido ha sido muy rigurosa y en condiciones extremas.