Han pasado 10 años desde la aparición de la primera Street Triple y hoy, con la versión 2017 recién salida del horno y presentada a la prensa mundial en Barcelona, podría decirse que ha rejuvenecido, sí… ¡pero incluso más de una década! El nuevo tricilíndrico 765 consigue, junto con una interesante rebaja en el peso general mediante una parte ciclo también renovada, la máxima expresión de un concepto básico en sus inicios, pero que ha demostrado llegar muy lejos con el paso del tiempo; también ha ayudado el “feedback” obtenido de las más de 50.000 unidades vendidas en una década, donde a buen seguro el cliente satisfecho ha permitido que la voz llegue a todos los rincones del planeta hablando de sus excelencias. Las cifras lo confirman.
STREET TRIPLE RS: SIEMPRE TRES
Está claro: el número tres es mágico para la firma británica. Cuando nadie apostaba por una Supersport con menos de cuatro cilindros, llegó Triumph y marcó una vía alternativa que alcanzó a una buena parte de la clientela de este segmento. Después, la moda “desnuda” invitó a desmontar el carenado y ofrecer toda la efectividad de la deportiva de la marca, sin plásticos y con una ergonomía más adecuada para llegar a la edad de jubilación con la espalda casi entera. De la aceptación ya hemos hablado, ¡bestial!, pero del desdoblamiento de su personalidad no, y creo que gran parte de su marcado carácter se debe a la aparición de las versiones estándar y R en años precedentes. Hoy, tanto una como otra han acabado multiplicándose con una unidad más por arriba y otra por abajo; en total, son tres las Street Triple que se adaptan a tu estilo de vida: la S con 113 CV y precio de iniciación, desdoblada a su vez en otra unidad con opción a ser pilotada con el carnet A2, la R con 118 CV y un talante más deportivo de carretera abierta, ofreciendo además opción a rebajar la distancia al suelo trabajando sobre el asiento y las suspensiones, y la RS, la más agresiva y demoledora en pilotaje radical, con 123 CV y un largo listado de componentes propios de una SS para obtener lo máximo del “tri” en línea.
Con buen criterio por parte de la marca, todo sea dicho, se eligió la versión RS para realizar la presentación a la prensa mundial de la nueva Street Triple. Para abarcar en su totalidad el abanico de posibilidades de esta moto, se dibujó un trazado por las sierras interiores de Barcelona para terminar, como guinda del pastel, rodando en el trazado de Montmeló. La idiosincrasia de la Street se mantiene como el primer día, lo cual no debería extrañar a nadie ya que, como se suele decir, “si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?”, de modo que al arrancar esta Triumph nada nos sorprende. Aunque hasta las piñas se han visto actualizadas, el botón que debes pulsar para que el “tri” cobre vida sigue ofreciendo una demora entre su pulsación y el primer giro del motor de arranque. Antes, el nuevo cuadro de instrumentos TFT de 5” habrá realizado el chequeo correspondiente. Es, sin duda, una de las piezas más espectaculares que definen a la nueva Street Triple, poniendo bastante tierra por medio respecto a las unidades precedentes. Además, aporta un novedoso sistema de regulación de su ángulo sobre el que puedes actuar con un leve toque en una de sus esquinas; rápido, sencillo y perfecto para evitar reflejos o una visión distorsionada por cualquier agente externo. Tú mismo decides su posición, como si se tratara de un espejo retrovisor.
Si no eres de los que tiene la muñeca programada en solo dos modos, “on y off”, agradecerás el nuevo escalonamiento de las dos primeras velocidades
Con el motor en marcha, si te taparan los ojos no sabrías si estás sentado en la anterior 675 o la nueva 765 porque, simplemente, suenan casi igual. O tienes una Street Triple R del año pasado o ni caerás en la cuenta. Sin embargo, sí se ha trabajado para darle todavía más “cuerpo” al típico sonido de admisión de este motor, obteniendo auténtica música “en tri mayor” mientras exprimes cada marcha. Aquí, por cierto, la aportación del shifter es definitiva, lo que unido a un cambio más cerrado en las dos primeras marchas, ¡por fin!, consigues la aceleración suficiente como para tener que agarrarte bien y prepararte para el ligero vuelo de la rueda delantera. De todos modos, si no eres de los que tiene la muñeca programada en solo dos modos, “on y off”, agradecerás el nuevo escalonamiento de las dos primeras velocidades, si bien la primera sigue siendo “pelín” larga, pero en cierto modo es parte de la marcada personalidad de un motor con vitola de la casa. En otras palabras, ahora resulta más apropiado aprovechar la segunda desde muy abajo en vez de insertar la primera, si bien el funcionamiento del cambio es tan suave que nunca se había quejado antes, ni ahora, al realizar esta operación. Y ya que hablamos de ello, hay que mencionar lo dulce del desplazamiento del nuevo embrague, que va mucho más allá de un sistema de rampas o el “semi” de subida. Tal vez te preguntes por qué no se ha trabajado en la evolución de un sistema también de bajada, pero los hermanos López Córdoba, con Felipe a la cabeza del proyecto Street Triple, nos lo dejó bien claro: “la RS es una naked deportiva en su máxima expresión, y la verdad es que cualquier piloto experimentado reducirá marchas más rápido por sí mismo que con los sistemas automáticos, más lentos y duros de accionar”.
LA TRIUMPH STREET TRIPLE RS EN CARRETERA Y CIRCUITO
Si tuviéramos que establecer la principal ventaja al elegir la RS respecto a las otras Street disponibles, tendríamos que poner por delante su extraordinaria versatilidad cumpliendo con “sobresaliente” tanto circulando en carretera como pilotando en circuito. Solo nos subimos a la RS, pero te puedo garantizar que la suavidad de marcha y dulce rodar de la versión S y R quedan también retratados en la RS, donde motor, frenos y suspensiones ponen el listón muy alto en confort y seguridad. La Street Triple es realmente ágil en tramos de montaña, y solo un asfalto empapado o con continuos parches entre curvas ciegas y sombrías nos obligaron a cortar gas y ser prudentes… esperando, eso sí, a la oportunidad posterior en Montmeló para divertirnos con plenas garantías. Antes, las cualidades de moto “amigable” quedaron patentes en el tramo de carretera abierta. Las suspensiones, que se hacen valer de un amortiguador Ohlins STX40 y la última versión de la horquilla Showa BPF con regulación superior separada en cada botella, ofrecen un tacto exquisito con los ajustes de serie. En cuanto a la frenada, los modos de motor y control de tracción se encuentran interconectados entre sí, aportando diferentes mapas de conducción (Rain, Road, Sport, Track y un Rider configurable) en base a la combinación de todos los factores. Por tanto, el ABS desarrollado por Continental, será distinto en función del tipo de pilotaje y de la frenada que vayas a realizar; como todavía nos encontramos rodando en carretera abierta, el modo Sport permite ofrecer un tacto progresivo pero muy directo, con parte de la “culpa” atribuible a la bomba Brembo y las pizas M50 del mismo fabricante.
Suspensiones y frenos ofrecen un tacto exquisito con sus ajustes de serie
Pero donde en realidad probarás tanto el ABS de pista como la potencia de frenado que es capaz de realizar este equipo de lujo, será en circuito. Una vez en Montmeló y con el cielo amenazando lluvia, nos disponemos a salir con la rueda de David López Córdoba como referencia en busca de los nuevos puntos del circuito… al menos para mí, donde la entrada al Estadio era tan desconocida como la inédita chicane previa a la entrada a recta de meta. Mejor hablar del tiempo meteorológico que de ella, pero si para algo ha servido negociarla es para darnos cuenta de que la agilidad de la Street puede con todo; necesitas cambiar rápidamente de dirección, sobre todo a la salida donde la rápida de derechas de entrada a la recta de meta nos espera ahí mismo, a pocos metros. La anchura del manillar, la presión sobre los estribos y un ligero desplazamiento del cuerpo de lado a lado tendrá como resultado un giro inmediato… ¡Parece una pluma!
Mientras tanto, el motor empuja como un demonio hasta poco antes del corte, donde un leve toque sobre la palanca del cambio te permitirá seguir catapultado hacia el final de la recta de meta. El ABS puede llegar a largarte un poco la frenada, pero lo hará con la seguridad suficiente como para saber que entrarás en la curva doble “derecha-izquierda” para iniciar la subida al curvón de derechas. Un nuevo y más veloz cambio de dirección se nos presenta como reto y siempre que lo hagas sin apoyarte demasiado sobre el manillar, todo marchará a la perfección… pero incluso si “agita la cabeza” por abusar en el apoyo sobre tus manos, la Street Triple RS seguirá la línea que hayas marcado.
Pocas motos resultan tan divertidas tanto en carretera abierta como en un circuito, o mejor dicho, no todas las motos más o menos deportivas, más o menos carenadas, consiguen un alto nivel de eficacia y fiel servicio al piloto en ámbitos tan dispares como la nueva Street Triple. Rápida, ágil, divertida, segura y tremendamente atractiva, resulta difícil resistirse a sus encantos… eso sí, por un precio de 12.300 euros.
Lo mejor:
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Agilidad
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Componentes de calidad
Mejorable:
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Retraso en el arranque
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Disposición de pulsadores en piña izquierda
El hábitat natural de la nueva RS es este, el circuito.
El hábitat natural de la nueva RS es este, el circuito.