BMW insiste en que la nueva K 1300 GT es la más deportiva de las Gran Turismo actuales, tomando como referencia a la Kawasaki GTR 1400, la Yamaha FJR 1300 y, como no, a la ya veterana Honda Pan-European ST 1300. La firma alemana de motos, afincada desde hace unos años en Berlín, ha desarrollado una nueva Gran Turismo que aparentemente no cambia demasiado con respecto a su antecesora.
Retoques en los laterales del carenado y una instrumentación rediseñada, así como el nuevo asiento, son los aspectos que más llaman la atención a la hora de contemplarla en parado. Sin embargo, mecánica y técnicamente, la última rutera de BMW incorpora muchas e interesantes novedades. La más importante y destacable es la la que hace referencia a su mayor cilindrada. Pero, además de incrementarla en 136 cc, BMW ha aprovechado para darle un profundo repaso a su motor tetracilíndrico transversal, añadiéndole un nuevo conjunto de transmisión secundaria y mejorando el funcionamiento de la caja de cambios y el embrague, entre otras muchas reformas. También las suspensiones incorporan nuevos amortiguadores y el Duolever delantero se ha reformado y aligerado en busca de un mejor comportamiento, y de una mayor agilidad en los cambios de dirección.
BMW siempre ha liderado el segmento de las Gran Turismo y en este terreno tiene más experiencia que ninguna otra marca, aunque en los últimos años se está produciendo un giro importante en el fabricante germano. Al acordarnos de BMW, los que ya llevamos unos años en esto, lo primero que llega a nuestras mentes son aspectos como el confort de marcha, la buena protección, la gran «habitabilidad» y una buena capacidad de carga. Y como no, estos aspectos están presentes en la nueva K 1300 GT y a unos niveles realmente altos. Pero hay más cosas destacables que no pueden pasar desapercibidas, como son sus altas prestaciones y una autonomía de auténtico escándalo gracias los 28 litros de gasolina que caben en su depósito. Y ahora vamos a ver cómo va esta lujosa y poderosa alemana, cuyas dimensiones y peso son también considerables.
Grandes dimensiones
Ponerse al lado de la BMW K 1300 GT está claro que impresiona. Los 288 kg en orden de marcha que se declaran para ella, así como su generoso tamaño no pasan desapercibidos. En cambio, una vez que te sientas sobre su asiento, te das cuenta que todo está en su sitio y no hay problemas de adaptación. Incluso resulta fácil llegar con los pies al suelo y el bajo centro de gravedad del conjunto contribuye a no crearte problemas de equilibrio.
La arrancas y el sonido ronco y bonito de su propulsor enseguida llega a tus oídos, incluso con tapones y la pantalla del casco cerrada. Presionas la maneta del embrague sin apenas esfuerzo y engranas la primera sin apenas sentirlo, ni escucharlo. Una vez soltada la maneta, sin necesidad apenas de acelerar, las ruedas comienzan a girar y las primeras sensaciones que te transmite sólo hacen referencia a una gran suavidad general. Las reformas introducidas en el tren delantero enseguida te transmiten una mayor ligereza al mover la dirección. A la hora de maniobrar a baja velocidad sigue necesitando espacio para cambiar de dirección, pero esto es algo lógico en una moto cuya longitud supera los 2,3 m. En cambio, no resulta difícil hacerlo con los dos pies apoyados sobre los estribos.
Desde los primeros instantes, sientes que la respuesta de su propulsor es realmente rápida. Hay mucho par a partir de las 3.000 rpm y ya no deja de empujar con mucha fuerza hasta llegar a las 10.000 rpm. Aunque su funcionamiento siempre es suave, bien es verdad que se sienten ciertas vibraciones en las manos a la hora de mantener el motor girando a altos regímenes. En cambio, el confort de marcha, la protección y la suavidad de accionamiento de todos sus mandos, contribuyen a que este aspecto pase prácticamente desapercibido, destacando también la facilidad con la que puedes llegar a conducirla. El aplomo que demuestra y la seguridad que transmite, unida a la generosa respuesta de su propulsor, que te permite circular sin problemas con distintas relaciones de cambio engranadas, te ayuda a despreocuparte en gran parte de la moto y a concentrarte sólo en la carretera que tienes ante ti.
Altas prestaciones
Con 160 CV declarados a 9.000 rpm, no hay que hacer demasiado hincapié en que nos encontramos ante una moto de altas prestaciones. Su elevado peso no es problema para que consiga una aceleración sobresaliente, pero su aspecto más encomiable es la forma con la que recupera en marchas, gracias, entre otras cosas, al poder que despliega entre 6.000 y 8.000 rpm.
Sobre los cruceros que te permite mantener por vías rápidas la verdad es que en estos momentos no se puede hablar demasiado, pero gracias a la gran autonomía que posee, a su elevado confort de marcha y a sus altas prestaciones, no creo que haya muchas motos capaces de conseguir medias tan altas en viajes largos como esta K 1300 GT. Los neumáticos pisan el asfalto con mucha confianza y hay que prestar atención al velocímetro porque a sus mandos es fácil no ser consciente de la velocidad real a la que circulas. Luego en carreteras menos rápidas también sorprende por sus bondades. Siempre que no sean demasiado estrechas, te permite circular con alegría una vez que te acostumbres a ciertos cabeceos frontales al desacelerar, que te obligan a hacerlo con un poco más de anticipación de lo habitual a la hora de afrontar una curva.
La verdad es que las primeras conclusiones extraídas tras este primer contacto son realmente positivas. No se podía esperar menos de una GT realizada por BMW, cuya base parte de un modelo ya existente y que, además, posee un precio que se aproxima a los 20.000 euros y que puede subir incluso bastante más si le añadimos muchas de las opciones y accesorios que ya se han preparado para ella.