Ya en la presentación, Derbi se hacía eco de su famoso lema: «vuelven las balas rojas», toda una declaración de intenciones y un mensaje a sus más directas rivales, YBR 125 de Yamaha y, en menor medida, la Honda CG 125, cuyo enfoque es algo más sencillo.
Sin lugar a dudas, el diseño de la Mulhacén es mucho más rompedor que el de sus competidoras japonesas, el cual se ha venido a denominar «scrambler» en honor a aquellas motos de los años ’70 del siglo pasado, unas motos adaptadas a la conducción por campo de una forma más o menos sencilla. Además, es un caramelo para todos los «convalidados» que sueñan con la Mulhacén grande. Ahora disponen de una réplica a escala con la que poder disfrutar plenamente.
Las siete diferencias
Hay que reconocer el buen trabajo realizado por los ingenieros de Derbi en cuanto a diseño se refiere. Prácticamente son dos gotas de agua, salvando obviamente las diferencias de tamaño por su cilindrada. Hasta el escape discurre por un lateral como en la 650, si bien no es tan voluminoso. Por tanto, sólo la cilindrada y los componentes marcan diferencias ostensibles.
La pequeña Mulhacén monta un propulsor de origen Piaggio, refrigerado por agua y con cuatro válvulas por cilindro que rinde 13 CV a 10.260 rpm verificados, una cifra nada desdeñable. Este dato se hace patente ya que empuja con ganas desde la parte baja del cuentarrevoluciones y se muestra muy elástico para tratarse un pequeño motor de 125 cc. Una buena ventaja ya que no nos obliga a estar tan pendientes del cambio, algo muy habitual en este tipo de propulsores.
También ayuda un bastidor bien equilibrado y que contribuye a que nos manejemos con envidiable soltura en el tráfico o entre curvas, mostrándose muy estable si circulamos a su máxima velocidad. Aquí nos encontramos el único punto mejorable, que no es otro que su nula protección aerodinámica, si bien estaremos tan erguidos y con un manillar tan ancho, que facilitará todo tipo de maniobras, así como la sensación de dominio y control.
Siguiendo las pautas marcadas por su bastidor, tanto las suspensiones como el equipo de frenos están a la altura de lo que de ella se espera, siendo, en conjunto, muy equilibrado.
De paseo
Al ser de reducidas dimensiones se acentúa la impresión de «moto fácil de llevar» y no vamos desencaminados, su posición de conducción es muy ergonómica, si bien las piernas van algo flexionadas y el tronco muy erguido. Su pasajero ocasional tampoco sufrirá en exceso, ya que la parte trasera del asiento está más mullida que la del piloto, adoptando sobre él una posición agradable y teniendo, además, los estribos recubiertos de goma para mayor confort al no transmitir vibraciones.
A pesar de montar radios en sus llantas y neumáticos mixtos, no debemos equivocarnos, ya que el reglaje de las suspensiones está configurado mayormente para asfalto, por lo que nos veremos muy limitados si queremos usarla por el campo. Cuando llega la hora de pararla no tendremos el más mínimo problema, tanto su freno delantero como el trasero son potentes y dosificables, consiguiendo un conjunto verdaderamente homogéneo. He de reconocer que la Derbi me ha sorprendido gratamente, tanto por su particular diseño como por su buen comportamiento. Por lo tanto, ya seas un «convalidado» o no, la Mulhacén 125 posee los argumentos necesarios para seducirte.
- Primera toma de contacto con la Derbi Mulhacén 125
VÍDEOPRUEBA DE LA PRESENTACIÓN DE LA DERBI MULHACÉN 125 Y TERRA 125
La versión 125 de la Mulhacen equipa un nuevo motor desarrollado por Derbi y producido por Piaggio. Aquí podrás ver cómo se comporta.