Creada por el lápiz del diseñador italoargentino Miguel Ángel Galuzzi a inicios de los 90, la Monster abrió el camino a las naked y se convirtió en un icono que salvó a la marca y le permitió, con 200.000 unidades vendidas, atravesar el desierto hasta conseguir la buena salud financiera actual. En Ducati son agradecidos y por ello han regalado a la Monster «un tratamiento integral de belleza y salud»: aparte de estirarle la piel, han vitaminado el motor y han cambiado la parte ciclo. El resultado: la 696 demuestra que en las motos básicas y asequibles también cabe el estilo…
«Disegno»
El departamento de diseño de la marca dirigida por Claudio Domenicali ha renovado la plantilla de entrenadores: ni Galuzzi, ni Terblanche, tienen ya ordenador en Ducati. Pero el estilo de juego Monster sigue siendo el mismo: tres elementos. Un depósito grande y redondeado sobre un chasis de tubos y un bicilíndrico en V a 90º.
Para esta 696, la primera Monster II, el propulsor es el dos válvulas refrigerado por aire que ya montaba la 695, el modelo iniciación de la saga. Sin embargo, gracias a modificaciones en las cámaras de combustión y en la gestión electrónica, ahora Siemens en lugar de Marelli, declara 80 CV a 9.000 rpm, en lugar de 73 CV a 8.500 vueltas. Manifiesta claramente mayor energía en toda la gama de uso y más alegría en la zona alta.
Las prestaciones son, lo comprobaremos en cuanto nos llegue la unidad de pruebas, más poderosas que las de su hermana. Aquella, con 70 CV reales en banco, hacía ya los 400 metros de salida parada en unos más que honestos 12,2 segundos… La 696 acelera claramente mejor a causa de su mayor potencia y a que incorpora una corona posterior tres dientes mayor. Sin embargo, la velocidad punta será similar –alrededor de los 200 km/h– porque es capaz de girar más alta de vueltas.
La 696 no es ya una moto lenta, y su primera prueba en los alrededores de Barcelona, ciudad escogida para su presentación mundial, nos lo demostró: a diferencia de en motos superpotentes, donde un ligero incremento apenas se nota, esta Monster 696 tiene un rendimiento un 10 % superior y es por esta razón más divertida que la 695 en el mismo porcentaje.
Multitubular
Igualmente importante es que pesa siete kg menos. Declara 161 kg en seco. La Monster 696 se siente ahora verdaderamente ligera, y es más manejable y, si me lo permite el «diccionario de la RFME», más «aprendible». Bastan unos metros para adaptarse totalmente y tomar confianza con ella. Al dar contacto y tras dejar que las cifras del panel de instrumentación vuelvan a su sitio, el suave ronroneo del motor recuerda inevitablemente que estamos sobre una Ducati.
El tacto de cambio y embrague es correcto –nada que ver con el escándalo de las primeras generaciones–, el motor ya no traquetea, tose ni cocea, y es todo progresividad. Además, la 696 mantiene con buenos resultados el sistema antibloqueo APTC de la anterior, algo no habitual en motos tan asequibles. El primer golpe de gas es notable, pero no abrumador, y la Monster será siempre fácil de dominar por conductores novatos.
La 696 aporta un plus de potencia, pero afortunadamente, requiere todavía menos atención al rodar desahogadamente, y mantiene unos consumos que no superarán en mucho los 5,5 litros a los 100. Por cierto, en el depósito cabe ahora un litro más… En carretera aprovechar las cualidades del bicilíndrico es todo un placer, pero en la autopista es otra cosa: no hay protección alguna y el manillar es tan ancho como siempre. En ciudad, la Monster es una moto válida por su mayor suavidad y porque maniobra mejor en corto: la dirección puede girar hasta 32º y ya no te pillas los dedos con el depósito …
«Sportiva»
En tramos sinuosos sin apenas rectas, el chasis de la Monster sigue siendo tan noble como siempre. La moto es apenas cinco mm más larga que antes, pero el espectacular subchasis de aluminio que soporta el asiento y la zaga, y el inédito y enorme basculante, a base de dos piezas soldadas del mismo material, se encargan de sujetar eficazmente la rueda trasera.
El monoamortiguador no lleva sistema de bieletas por arriba, pero está tan inclinado que su diseño le otorga progresividad natural. Por su parte, la horquilla delantera invertida es eficaz incluso ante los esfuerzos remitidos por el doble disco ahora de 320 mm –antes 300 mm–, y de anclaje radial. Un 30 por ciento más de potencia para un equipo de frenos digno de una deportiva… Para terminar, la distancia al suelo ha ganado mucho en la 696, pues los escapes ahora van por arriba y ya no rozan.
La Monster se ha caracterizado siempre por una posición de conducción marcada por un manillar demasiado bajo y adelantado y continúa sin perder su idiosincrasia. En la 696 el manillar está montado sobre «silentblocks», ya no queda tan adelantado, y el asiento tiene 15 mm más de mullido. Pero, en mi opinión, el depósito seguirá queriendo demasiado a tu ombligo…
En definitiva, la 696 inaugura la era «Monster reloaded», mantiene intacta su personalidad y realza su belleza, pero es ya una moto mejor hecha, definitivamente moderna y con buen mercado. Llega en color «blanco nuclear», «negro dark» y, por supuesto, en «rosso Italia» y en dos versiones a precios ya adaptados a las tasas de emisiones de C02: a la 696 básica, que costará 7.495 euros, le acompaña la «Plus», que adopta una tapa de colín y una pequeña cúpula sobre el faro «tri-parábola», a 7.895 euros…
*Puedes leer la presentación completa en el número 2.095 de la revista MOTOCICLISMO.
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