Moto Guzzi V7 Classic

Presentación de la nueva Moto Guzzi de corte clásico. La nueva V7 Classic viene a engrosar la lista de modelos de corte «retro» que hoy día se mueven por nuestras carreteras. Para ello en Moto Guzzi han rescatado la legendaria V7 Sport de 1969 y le han concedido una segunda juventud.

Carlos de la Fuente / Fotos: Moto Guzzi

Moto Guzzi V7 Classic
Moto Guzzi V7 Classic

Nos desplazamos hasta la fábrica de Moto Guzzi en Mandello del Lario, idílico enclave a las orillas del lago Como, para ver y, sobre todo, disfrutar de la nueva creación de la casa del águila de las alas batientes. La meteorología no presagiaba buen tiempo y así fue, lloviendo nada más llegar. Aun con eso, el día de la prueba dinámica tuvimos muchísima suerte, y aunque estaba bastante húmedo en muchos tramos, pudimos rodar en buenas condiciones para así poder sacar unas primeras conclusiones.

Clásica de verdad
«Bonita y de suaves y agradables líneas», es lo primero que te viene a la cabeza nada más ver la nueva V7. Tiene ese aire amable y majestuoso de las motos de antaño, nada que ver con la agresividad imperante en el diseño de nuestros días. Aunque parezca lo contrario, detrás de la V7 hay un laborioso y arduo trabajo de diseño e implantación para así poder fabricar un modelo de hoy, con el sabor añejo de ayer. En Moto Guzzi no sólo han logrado eso, además han conseguido que el comportamiento general de la V7 Classic recuerde al modelo que la hizo nacer.

Como si de un túnel del tiempo se tratara, esta Guzzi nos transmite sensaciones ya olvidadas por los más antiguos y totalmente nuevas entre los más noveles. Además entra en ese selecto grupo de motos que son una especie de «remake» de sus homónimas de antaño. Así, la Triumph T100 Bonneville o la Ducati sport 1000 S ya no están solas, tienen una compañera de fatigas con la cual medirse y, aunque su cilindrada sea menor, comparte con ellas su mismo concepto. Para Moto Guzzi la V7 está destinada a ser el eslabón de acceso a la marca, por su tamaño, que al ser muy contenido no intimida y es un reclamo ideal para las féminas, y por su precio, el cual aún está por definir para España pero que en Italia no superará los 7.500 €.

Paseo sin palabras
Es para lo que está perfectamente diseñada la Moto Guzzi V7. Para pasear sin grandes pretensiones, disfrutando de la ruta elegida, hilando curva tras curva sin buscar límites. Así, el clásico bicilíndrico transversal en V a 90º nos deleitará con su característico «traqueteo» a bajas vueltas, mientras que si lo hacemos funcionar entre 4.000 y 6.000 rpm obtendremos su cara más amable y efectiva. Llevarlo por encima de las 6.500 rpm es totalmente estéril ya que el nivel de vibraciones aumenta considerablemente y el empuje no tanto, por lo que no compensa. Como ya sabemos, este propulsor nunca ha sido un prodigio en cuanto a estirada final, y además tampoco resulta necesario, tanto por filosofía intrínseca del mismo, como por nivel de prestaciones. Mención especial recibe el cambio que, aunque su palanca peca de tener bastante recorrido, es muy blando y agradable de accionar así como preciso, un verdadero placer.

Durante el recorrido elegido tuve la «suerte» de derrapar un par de veces debido al suelo húmedo, y digo suerte porque me hicieron comprobar la nobleza de su sencillo chasis del tipo doble cuna de acero. Sus reacciones fueron totalmente previsibles y, aunque mi corazón se aceleró de manera notable, todo quedó en una simple anécdota para recordar con los amigos. Su chasis no merece ninguna crítica, si bien y como ya hemos visto antes, se trata de un modelo cuyo comportamiento, salvando distancias obviamente, es muy parecido al de una moto entrada en años. Esto, en vez de ser un punto negativo, es todo lo contrario, ya que imprime carácter. Además, no resulta tosco y es fácil de manejar.

Su radio de giro es un tanto escaso y las suspensiones vienen con un reglaje bastante firme y tienen poco recorrido, resultando algo secas. Gracias a ello la V7 se muestra muy estable cuando rondamos su máxima velocidad. En cuanto al equipo de frenos, el disco delantero se queda un poco justo y nos obliga a tirar con decisión de la maneta para obtener lo que buscamos, si bien nos transmite buen tacto y es fácil dosificar una vez que le coges el tranquillo. En cambio el freno trasero es muy potente y se obtiene un gran poder de retención, siendo además muy dosificable.

Para todos
Con los problemas de tráfico que sufren las grandes ciudades y la persecución de las autoridades hacia la velocidad, este tipo de motos cada vez tienen más sentido y sobre todo más seguidores. La V7 está destinada a cubrir un amplio espectro de usuarios, desde los nostálgicos a los más novatos, pasando por los que tienen un perfil más práctico y funcional. Si a eso le sumas personalidad y rancio abolengo por parte de una mítica marca, y una estética y comportamiento que no defraudará a nadie, obtendrás el resultado que ya te imaginas: Moto Guzzi V7 Classic.