Objetivo 100.000. Honda CBR 600F

La CBR no era mi preferida. La tenía todo el mundo, casi todos mis amigos eran Hondistas, me tenían un poco harto con sus historias sobre lo buenas que eran sus motos y en alguna ocasión les contesté que jamás me compraría una Honda y menos una CBR.

Fernando Zafra García

Objetivo 100.000. Honda CBR 600F
Objetivo 100.000. Honda CBR 600F


Supongo que, como a casi todos, esta enfermedad de las motos nos viene desde muy jóvenes y se prolonga como una especie de síndrome de Peter Pan, en el que la diferencia entre los niños y los hombres, como decía Cesar Agüí, es el precio de sus juguetes. Recuerdo que siendo niño, mis hermanos y yo alucinábamos con las motos que veíamos en la Costa en vacaciones, les contábamos el número de tubos de escape para hacernos una idea de sus prestaciones y si veías una de color rojo con cuatro tubos era sin duda la moto de Koji Kabuto, el de Mazinger Z. Cuando yo tenía 14 años mi padre decidió comprar un Vespino usado para ir a trabajar en verano. A mis hermanos y a mí, no había quien nos bajara e incluso llegamos a establecer un sistema de turnos. No es raro que el pobre Vespino acabara su primer verano en casa con una media de unos 2.000 km al mes. Durante los años de la universidad, dado que mi economía de estudiante no me permitía tener una moto, sacié mis ansias con la compra casi compulsiva de revistas, LA MOTO incluida desde el número 7. Esto me ha llevado a tener actualmente una colección de más de 1000 ejemplares. Mi hermano Juan me decía que realmente lo que me gustaba eran las revistas pero no las motos y que nunca me compraría una, pero después de los seis primeros meses de trabajo y de ahorrar mucho, en mayo de 1999 por fin me compré mi primera moto, una K75C del 89 con un enorme carenado TCP blanco.
Luego llegué a un acuerdo con mi hermano Juan y me quedé con su Suzuki. Después de un año y otros 15.000 km con la GSX-F, un día me fije en un anuncio de una BMW R 100 RS del 80 a buen precio y la compré como segunda moto para no usarla demasiado. Pero al final resulta que me encantaba usar la BMW y apenas usaba la Suzuki, por lo que acabé vendiendo esta última. La BMW la usaba para todo, incluido salir a curvear por Villatoya y la Chirrichana con mis amigos y sus japonesas, incluso llegue a hacer tandas en Albacete con ella. Pero claro, para eso tenía sus limitaciones. Por lo tanto a principios de 2002 empecé a buscar una moto nueva que me permitiera un uso lo más polivalente posible. Al principio de la CBR no era mi preferida, era la moto que tenía todo el mundo y además era una Honda. Casi todos mis amigos eran «Hondistas» y me tenían un poco harto con sus historias sobre lo buenas que eran sus motos y que debería comprarme una. En alguna ocasión les contesté que jamás me compraría una Honda y menos una CBR, pero después de sopesarlo todo me decidí por la CBR600F. Mantuve la BMW un año más sin apenas usarla, pero apareció una buena ocasión y la vendí, ahora me arrepiento.


Después de esperar impaciente durante casi dos meses, el sábado 11 de mayo de 2002 salí con mi flamante CBR de la tienda de Dubón Racing, en Albal (Valencia). Lo de flamante duró poco porque de camino a casa empezó a llover y cuando llegué a Villamalea la moto ya estaba hecha un asco. Las primeras impresiones, pues eso… impresionantes para lo que estaba acostumbrado, me preguntaba cómo podía ser tan fácil de llevar una moto. En apenas 15 días le hice el rodaje. Tras el primer verano lleno de salidas y viajes y con apenas 7.000 km, en septiembre del 2002 tuve un pequeño percance intentando evitar alcanzar al coche que me precedía en una retención: chapa y pintura para ella y luxación del meñique para mí, mal empezamos.
Con la CBR he hecho prácticamente de todo, uso diario para ir al trabajo, salidas de fin de semana, tandas en Albacete y Cheste, alguna concentración, como la de Montalbán en Teruel donde somos fijos y los obligados viajes a los Grandes Premios de Jerez y Cheste. También ha conocido mundo y, aunque sé que no es la moto más adecuada para estos menesteres, juntos hemos recorrido media Europa. Con la maleta, las alforjas, la bolsa del depósito y el asiento trasero, si viajas solo, la capacidad de carga es sorprendente. Y cuando llegas a tu destino y desmontas el tenderete la moto deportiva sigue estando ahí. Lo peor en estos casos es una autonomía bastante escasa. Nuestro primer gran viaje, fue a los Alpes Franceses, visitando Chamonix a los pies del Mont Blanc, los puertos míticos del Tour, Suiza y regreso por la Costa Azul. En 2004, la travesía de los Pirineos. En 2005, los Alpes de nuevo, el Tirol austriaco y el sur de Baviera. Y en 2008 estuvimos en el GP de Brno. La CBR también ha navegado un par de veces y hemos recorrido las preciosas carreteras de Mallorca e Ibiza.
La CBR iba sumando kilómetros felizmente y sin más problemas hasta que, a finales de marzo de 2009, me compré una parcela en la segunda de derechas de Cheste. Las consecuencias no fueron graves. Recuerdo que una de las primeras cosas que pensé cuando deslizaba por el asfalto era que no se estropease demasiado para llegar al objetivo. Pero lo peor llegó un mes después, con casi 93.000 km cuando bajaba a Jerez, a la altura de Alcaraz, colisioné contra un coche. Después del accidente solo había preguntas en mi cabeza, ¿y ahora qué? Tras analizar lo que me había sucedido y una vez que decidí que volvería a montar en moto cuando me recuperase, localice un motor de CBR600FS con 12.000 km y decidí repararla. Ella se lo merecía, no podía dejarla tirada en un desguace. Tres meses después del accidente ya estábamos listos para empezar de nuevo con dos objetivos, llegar a los 100.000 km y regresar a Jerez. El destino quiso que durante el viaje al Gran Premio de 2010 se cumplieran los dos. Me hubiera gustado conseguirlo con su motor original y estoy seguro que, de no haber sido por el accidente, así habría sido. Después del objetivo, los kilómetros han ido transcurriendo de forma más tranquila. Tanto que a finales de 2011 me planteé darle un merecido con una BMW R 1150 GS. La idea era mantener la CBR, pero parece que soy hombre de una sola moto y tras unos meses sin apenas usarla acabé vendiéndola con casi 122.000 km. Espero que su nuevo propietario la disfrute tanto como yo. No me quiero despedir sin agradecer el apoyo de mi familia, y enviar un saludo muy especial a mis amigos de la Peña Los Gallinos y el Moto Club El Disvarre de Villamalea.


En todos estos viajes la CBR siempre ha demostrado una fiabilidad extraordinaria, nunca me ha dejado tirado, ni siquiera he tenido que rellenar aceite entre cambios, solo me dio un poco la lata el dichoso tensor de la cadena de distribución, hasta que lo sustituí por uno manual. Desde que se acabó la garantía tanto el mantenimiento (cada 6.000 km aceite y filtro, cada 24.000 bujías, reglaje de válvulas, refrigerante, líquido de frenos y aceite de horquilla) como las reparaciones las hemos hecho entre mi hermano Juan y yo. En total he gastado 17 gomas traseras y 9 delanteras. 5 juegos de pastillas delanteras y 6 traseras.

35.150 Cambio del filtro de aire por un K&N limpiable.
48.400 Sustitución del tensor automático de distribución por uno de regulación manual. Kit de transmisión.
67.800 Kit de transmisión
89.780 Kit de transmisión
92.840 Accidente. Cambio de motor, carenado, escape completo, basculante, radiador, estriberas, manillar, reparación de horquilla, tija y llanta delantera. Cambio de tensor de distribución por uno manual.
94.500 Rodamientos y retenes de la rueda delantera.
96.500 Regulador.
106.500 Sustitución de los discos de freno.


Nombre: Fernando Zafra García.
Edad: 38 años.
Profesión: Ingeniero técnico industrial.
Lugar de residencia: Tengo el corazón «partío» entre Villamalea (Albacete) y Motilla del Palancar (Cuenca).
Lo que más me gusta: Que es deportiva y polivalente.
Lo que mejoraría: Algo más de autonomia por favor.
MI mejor ruta: Viaje a los Alpes en 2005.
El siguiente objetivo: Viajar a los Pirineos con mi actual moto en agosto de 2013.
Consumo medio: 7,5 l/100 km.
Km actuales: Vendida en marzo de 2012 con casi 122.000 km