El Can-Am Spyder es un triciclo, pero no un juguete

Primera prueba a fondo del Roadster de tres ruedas de BRP. Cuando era pequeño, yo tenía un triciclo de pedales. Y, sentado encima suyo, soñaba con comprarme algún día un triciclo supersónico con el que llegar a cualquier punto del planeta. Casi treinta años después, mi sueño se ha hecho realidad. Pero este triciclo supersónico ya no es un juguete...

Pablo Bueno. Acción: Óscar Pena. Fotos: Juan Sanz

El Can-Am Spyder es un triciclo, pero no un juguete
El Can-Am Spyder es un triciclo, pero no un juguete

Salgo del garaje y ya siento que lo que llevo bajo trasero es diferente. La gente me mira, viejos y jóvenes, chicos y chicas, sin excepción. Expeprimento esa sensación entre subidón y responsabilidad... Y rezo para que no se me cale al ponerse el semáforo verde.La primera marcha es bastante larga, un pelín demasiado, y el resto de relaciones se ajustan bastante hasta llegar a una quinta que es prácticamente "overdrive". Por peso y tamaño, en la ciudad eres un coche más, la única diferencia es que sólo tienes una rueda detrás, que tienes tus manos en un manillar y que vas a la intemperie y, cuando llueve, te mojas... Vaya si te mojas. Así que aprovecho mi carretera de curvas favorita para huir de la ciudad y de esas miradas. Quiero que estemos solos: el Spyder Roadster y yo.Al poco de estar a sus mandos, te das cuenta de que vas sentado como en una moto, pero se conduce como un quad. Y empiezas poco a poco a inclinarte hacia el interior de la curva... Primero a la izquiera, luego a la derecha... Así 10, 20, 30 veces... todas las que quieras. Cuantas más mejor. Y cuando paras a descansar te has dado una buena paliza. Como mi amigo César Agüi decía (en La Moto): "las motos se conducen con las piernas", pero en el Can-Am Spyder hay que tirar de brazos. Y hay que estar en forma.A simple vista ya te das cuenta de que es un producto fusión entre moto, quad y deportivo roadster. De la primera hereda la posición de conducción, las asas laterales para el pasajero, el acelerador en el puño derecho, el embrague en la maneta izquierda, el cambio en el pie izquierdo y el motor Rotax V990 (el primo hermano del que propulsa a la Aprilia RSV 1000, pero en verión de 105 CV en vez de 143). Del quad hereda la técnica de conducción, el chasis de largueros de acero y la suspensión independiente delentera. Y del coche, el completísimo cuadro de instrumentos (analógico y digital), la frenada integral y todos los dispositivos electrónicos de seguridad (dirección asistida, frenos ABS con distribución electrónica de la franada, control de estabilidad y código de seguridad en la llave de contacto).Su enorme par (10,4 kgm a 5.540 rpm) asegura un motor muy lleno a bajo y medio régimen, sobre todo entre las 3.500 y 6.000 vueltas. Sus 105 CV verificados en banco permiten estirarlo en quinta velocidad hasta los 177 km/h de velocidad máxima. El tarado de las suspensiones es algo duro, pero en un vehículo de tres ruedas se agradece. La frenada integral es potente y efectiva y la ayuda del ABS se agradece, sobre todo en mojado. Ojo con el control de tracción que en línea recta no se activa y te puedes encontrar, si aceleras fuerte y aguantas el embrague demasiado, con la rueda de atrás derrapando y el Spyder Roadster pegando coletazos como un tiburón.Me froto los ojos y el Can-Am Spyder ya no está. Pero no ha sido un sueño, lo he tenido durante unos días y lo he disfrutado... como un niño. A partir de ahora ya no me conformaré con mi antiguo triciclo de pedales.