Ducati Diavel: Prueba a fondo

La Ducati Diavel es una moto de culto, un espécimen de dos ruedas inaudito y espectacular. Es grande, llamativa, dinámica, y como el tiburón, sus mandíbulas tienen una potencia letal. Es atrayente e hiptonizante, más aún en esta última versión dotada de interesantes cambios.

Óscar Pena. Fotos: Jaime de Diego

Ducati Diavel: Prueba a fondo
Ducati Diavel: Prueba a fondo

La Diavel navega tranquila por los mares de asfalto. Sin embargo, cual tiburón hambriento, merodea alrededor de su presa, para cautivarla, motivarla, y obligarla a sacar a lucir su estampa y descomunales prestaciones a la menor ocasión. Con su aspecto impresionante, la Diavel es una pequeña gran bestia de dos ruedas, que en 2014 experimenta pequeños pero interesantes cambios que depuran su funcionamiento y mejoran su uso, sin detrimento alguno de su excelente comportamiento. A diferencia de los grandes escualos, la enormidad de su diseño contrasta con su peso, ciertamente contenido a tenor de sus dimensiones, y realmente bien repartido. Al punto de desenvolverse con inaudita soltura a pesar de sus 230 kg verificados sin gasolina. Así, aposentado sobres su nuevo, ergonómico, y acertadísimo asiento, percibes atónito su ligereza y maniobrabilidad, y hasta te sorprende su comportamiento dinámico. Pero hay muchos detalles destacables en la nueva Diavel, ya sea en la versión estándar, que luce orgullosa el color negro mate en estas páginas, o en la Carbon, más completa y exclusiva en algunos de sus componentes de la parte ciclo. El precio es en ambos casos exclusivo, y si la Diavel cuesta la nada despreciable cifra de 18.290 €, la Carbon se sitúa en 21.990 €.

Retoques precisos

Desde que apareciera allá por 2011, la Diavel no había recibido cambios. Pocos necesita una moto ya de culto. Con todo, los experimentados se notan y agradecen, pues aunque pocos, son realmente certeros. Estos se centran en tres aspectos fundamentalmente: el asiento y la ergonomía del mismo; el motor, con la instalación del «dual spark», o doble bujía, por cilindro; y el nuevo grupo óptico delantero. Atendiendo precisamente a este último aspecto, la Diavel usa tecnología «Full LED» para conseguir una iluminación brillante, a la par que espectacular para quien la contempla de frente. En la parte trasera, las dos bandas de LED se mantienen verticales. Tampoco varían los estribos del pasajero escamoteables, el asa que hace las veces de pequeño alerón, y los intermitentes delanteros en forma de bandas de LED verticales. En cuanto al asiento, es quizá el aspecto más mejorado con respecto al modelo precedente. Fundamentalmente, por la sensación de quedar «encajonado» que tenías al tomar los mandos de la anterior Diavel, y que perjudicaba especialmente a los pilotos de talla alta. Ahora, además de desaparecer por completo esta impresión, es más confortable y mullido, permitiéndote recorrer más kilómetros sin ninguna sensación de fatiga en las nalgas. Todo un acierto.

Por otro lado, la posición de conducción apenas varía. Los estribos adelantados y el manillar ancho obligan a adoptar una posición muy al estilo custom, si bien, y como Ducati señala acertadamente, la Diavel no es una custom, entre otras cosas por la potencia bruta de su motor bicilíndrico Testastretta a 11º DS, y su sorprendente manejabilidad. Amén, todo sea dicho, de un diseño distintivo que se aleja del estilo clásico del mencionado segmento.

Por su parte, el corazón de este tiburón incorpora doble bujía en sus culatas, del mismo modo que ya monta en este mismo propulsor la Ducati Multistrada 1200. Con ello se gana en suavidad de marcha y estabilidad de funcionamiento a muy bajas revoluciones, amén de un aumento en los periodos de mantenimiento del motor. La respuesta se mantiene inalterada: muy contundente. Pero, circulando a muy baja velocidad, o callejeando entre el tráfico, el motor es suave y preciso, y no cocea salvo que lo dejes caer muchísimo de revoluciones del motor en marchas largas. También ayuda, en este sentido, el blando tacto del embrague y su progresividad, más teniendo en cuenta la gran cilindrada del motor, que se sitúa en 1.198 cc; así como su excepcional gestión electrónica, con acelerador electrónico y varios modos de motor, «urban», «touring» y «sport». El primero de ellos con menos potencia disponible, y los otros dos con toda ella, aunque entregada de manera más o menos contundente. Además, cada uno de ellos tiene ajustados unos parámetros concretos de control de tracción y ABS, que sin duda ayudan al piloto en su conducción en cualquier ambiente y sobre varios tipos de firme, domando un poquito a la bestia. Con todo, este comportamiento noble y accesible, que junto con su dinamismo te anima a utilizar la Diavel, si quisieras, como moto de diario, no ha de llevarte a engaño, pues cuando giras con energía el acelerador, la entrega de potencia y par son descomunales, y te obligan a agarrarte con todas tus fuerzas al manillar.

Dinámica

Este derroche de prestaciones y poderío difícilmente puedes estar constantemente exprimiéndolo, pues en autovía y carretera abierta, la Diavel te deja a «pecho descubierto», y por su posición es imposible evitar el azote del viento a medida que aumentas la velocidad. Dinámicamente, la Diavel ni es una custom, ni una deportiva. Así, por un lado te permite rodar a ritmos más rápidos para las primeras, pero no tan elevados como las segundas. Es estable en todo tipo de curvas, pero conviene adelantar el movimiento, y calcular la trazada con tiempo, a fin de evitar realizar correcciones en medio de la misma. Si circulas rápido, la altura de los estribos frenarán tus ímpetus al rozar contra el asfalto relativamente pronto. Por otro lado, las suspensiones regulables, ofrecen un buen compromiso entre tacto deportivo y confort en cualquier ambiente. Su anchísimo neumático trasero de 240 mm le confiere mucha adherencia, y un «look» brutal, solo perjudicándola sensiblemente, debido también a la gran longitud del conjunto, a la entrada de los virajes y a la salida, en forma de cierta tendencia al subviraje. Por otro lado, los cambios de dirección son sorprendentes por ágiles. Por eso lo mejor, lo más práctico, seguro y efectivo es frenar con la moto recta aprovechando su excelente equipo Brembo, para después soltarlos a la hora de abordar a curva. Y de este modo, recorrer muchos kilómetros a lomos de esta exclusiva moto, que en sí misma conforma su propio segmento.

Conclusión

La nueva Diavel mantiene la esencia de la moto fascinante nacida en 2011. Sin embargo, depura sensiblemente su comportamiento gracias a la incorporación de la doble bujía, y mejora el grado de confort de marcha al haberse optado por un asiento de nuevas formas, más mullido y ergonómico. El toque diferenciador estéticamente lo pone el grupo óptico delantero compuesto por LED, de atractivo diseño. El resto de la moto permanece  inalterado. Destaca por  su especial forma de rodar y entender la carretera, producto de su particular geometría, longitud, y dimensiones del neumático trasero. El poderío de su motor Testastretta a 11º refrigerado por agua y las excelencias de su electrónica la hacen muy segura.