Kawasaki VN1700 Voyager Custom

Prueba a fondo de la Kawasaki Vulcan Voyager Custom. Kawasaki como siempre ha hecho una moto a lo grande con esta versión Custom de su conocida Voyager, que destaca por su estilo "bagger".

Sergio Romero. Fotos: Jaime de Diego

Kawasaki VN1700 Voyager Custom
Kawasaki VN1700 Voyager Custom

Robin, alguien nos ha robado la Batmoto, ¡que no escape! POW, KRAK, BKWSSSSSSS... Ése podría ser el guión de uno de los famosos cómic del hombre murciélago, con la Kawasaki Voyager Custom como protagonista en sus viñetas. Y es que la nueva Kawasaki es tan espectacular y llamativa que la han llegado a comparar con la moto de Batman. La marca de Akashi ha completado su gama VN1700, que ya contaba con tres modelos (Voyager, Classic y Classic Tourer), con esta Voyager Custom.

En ella manda el estilo americano llamado «bagger», que hace referencia a las custom con maletas, pero se mantiene la base de sus hermanas. Sus angulosas líneas y su decoración en negro, la única disponible, hacen que sea la más transgresora y radical de la saga VN. Con ella los japoneses van a plantar cara a la Harley-Davidson Street Glide y la Victory Cross Country en el mercado estadounidense. Lo mejor, después de mirarla un rato, es darte una vuelta, así que vamos a cerrar los ojos y a imaginar lo que siente el Caballero Oscuro cuando patrulla las lúgubres calles de Gotham City...

«Convertible»
Llevo un rato a los mandos de la Voyager Custom y no sé lo que sentirá el conocido superhéroe, pero es lo más parecido a conducir un descapotable americano. Los volúmenes del frontal y la parte trasera, la cúpula ahumada baja y ancha, los enormes altavoces y los relojes podrían ser perfectamente de un Mustang convertible. El tacto también se asemeja al de un cuatro ruedas, dado que es un vehículo enorme y su motor gira muy bajo de vueltas, al tiempo que da mucho par.

Antes de comenzar la marcha me ha llamado la atención, como ya lo hizo en su día la Classic Tourer, lo pequeña que es la llave de una moto tan grande. Cuando la giras en el contacto, el cuadro cobra vida con intensa luz y animados movimientos de sus agujas. En él tienes mucha información, velocidades, niveles, consumos, marcha engranada, autonomía y lo manejas fácilmente desde la piña derecha. Desde la izquierda se controla la radio, otro de sus elementos distintivos, que está justo debajo de la instrumentación. Sus controles quedan un poco alejados del dedo pulgar, pero al final resultan prácticos. Uno de los puntos fuertes del sistema de audio es
su potencia y es que sin llegar al tope del volumen puedes escuchar la música sin problemas circulando a 160 km/h. Así que disfrutas con el suave rodar, la visión de la parte frontal y una buena canción de fondo.

La protección aerodinámica es buena, aunque hay un pequeño rebufo que no resulta molesto en abosoluto. Lo malo es que antes de iniciar la marcha tienes que pelearte un poco con ella para sacarla de la acera, no hay que olvidar que con todo lleno alcanza los 384 kg. Lo bueno es que el centro de gravedad y asiento están muy bajos, de modo que en cuanto te subes se muestra muy estable desde baja velocidad. Así que es más fácil maniobrar subido que desmontado, pero en cualquier caso hay que tener fuerza.

Las apariencias engañan
Todo lo dicho anteriormente puede hacerte pensar que es una moto inconducible, pero no es así. Cuando metes primera y superas los 10 km/h se comporta con nobleza y se mueve con más alegría de la que esperas. En curvas lentas mantiene bien la trazada y no se cae al interior. El gran neumático delantero da suficiente confianza y el único límite lo ponen las grandes plataformas al rozar con el suelo. No lo hacen tan pronto como en motos de la competencia pero al final tocan, lo bueno es que filtran muy bien las vibraciones. En tramos más rápidos tampoco hay problema y no hace los movimientos extraños que pueden aparecer en motos tan pesadas.

Las suspensiones, aunque sencillas de concepción como es habitual en el segmento, funcionan sorprendentemente bien. Aguantan las cargas que se producen en aceleraciones y frenadas, y lo mejor es que absorben los baches como si se tratasen de los de un coche. Así que el confort de marcha es muy elevado para tratarse de una cruiser.

Otro apartado que merece una excelente valoración es el de los frenos. Como sus hermanas, utiliza el sistema K-ACT ABS, que reparte la frenada entre ambos trenes y además incorpora un eficaz antibloqueo, que te permite frenar mucho sin que se note su acción. La maneta por sí sola no tiene tanta potencia, pero en cuanto la combinas con el pedal obtienes unos resultados magníficos, de hecho en las frenadas llega a parecer más ligera gracias a lo rápido que la detiene este sistema.

Bajo régimen
El motor, derivado en su día del 1.600 utilizando la tecnología de la VN2000, es un enorme bicilíndrico de 1.700 cc, que se alimenta con una inyección gestionada por un acelerador electrónico. Su principal característica es el par motor, 13,9 kgm declarados y casi 12 en nuestro banco de potencia. Gracias a él se puede mantener regímenes sólo imaginables en un diesel y además lo hace con una dulzura insospechada en un motor con pistones tan grandes. Sus aceleraciones no son fulgurantes, dado que rinde 70 CV de verdad y tiene que mover una gran masa, pero sí suficientes.

Si estiras el motor puedes llegar hasta casi las 6.000 rpm antes de cortar encendido, pero a partir de 4.000 vibra un poco más y el par decae. El desarrollo es largo y cuenta con una sexta velocidad «over drive», para reducir el consumo y aumentar la suavidad. Aunque hay que bajar a quinta o cuarta para adelantar. Uno de los puntos mejorables es el tacto del cambio, un poco duro y sonoro, a pesar del cómodo accionamiento punta-tacón.

Destaca su control de velocidad, útil en esta época de restricciones. Tracciona muy bien y puedes abrir gas con total confianza incluso en suelos mojados, si bien hay que ser cuidadoso al pisar superficies con poca adherencia durante la inclinación.

La verdad es que después de llevarla unos días cambias el chip y disfrutas mucho con el cómodo asiento, la postura, la estética de los relojes y la música. Además nunca pasas desapercibido a sus mandos, así que no llegarás a ser Batman pero te sentirás diferente con la gran Voyager Custom.