Comparativa custom: Harley-Davidson Street Glide, Indian Chieftain y Victory Cross Country

Las custom «bagger» están de moda en Norteamérica, una tendencia que se está extendiendo al resto del mundo. Por ello no es extraño que tres marcas de Estados Unidos como Harley-Davidson, Indian y Victory compitan por ser la referencia de esta categoría.

Víctor Gancedo/I. G. Fotos: Jaime de Diego. Colaboran: Sergio Romero, Bruno Nogués y Keko Ochoa

Comparativa custom: Harley-Davidson Street Glide, Indian Chieftain y Victory Cross Country
Comparativa custom: Harley-Davidson Street Glide, Indian Chieftain y Victory Cross Country

Si eres de los que viajas mucho en moto, es muy probable que a menudo te des cuenta que el confort, la protección y la capacidad de carga son dos aspectos fundamentales. Un buen carenado y su correspondiente pantalla te mantienen a salvo del viento y las inclemencias meteorológicas, además de librarte en gran medida de bichos y desechos que puedas encontrar en la carretera, y al tiempo reducir la rumorosidad en nuestros oídos. Todo ello contribuye a rebajar la fatiga del piloto e incluso del pasajero.

De acuerdo a estas necesidades, las megacustom de carácter viajero están creciendo en número últimamente, y esto ha hecho que se dividan en dos subcategorías. Una la componen las «GTL» de la clase, las más lujosas, equipadas y caras, y otras las «GT», igualmente muy bien preparadas, pero algo más sencillas y económicas.

Tres estadounidenses

Desde hace unas temporadas, a estas últimas las conocemos como «bagger» y por primera vez en los últimos 60 años, existen tres marcas estadounidenses que compiten en un mismo segmento. Así que hemos considerado oportuno comparar tres enormes monturas, con pesos que se aproximan a los 400 kg, que en sus depósitos lucen los logotipos de Harley-Davidson, Indian y Victory.

El cambio de propietario y posterior renacimiento de la legendaria marca Indian ha avivado el motociclismo en general y el americano en particular. La Chieftain es el modelo más importante de los tres que Indian posee en su recién estrenado catálogo. Al ser una moto totalmente nueva, su fabricante ha tenido la posibilidad de estudiar con detenimiento lo que ofrecía la competencia y así preparar una moto muy completa empujada por un motor patentado como Thunder Stroke 111. Por supuesto Harley-Davidson es la firma que marca el estándar y todos quieren coger un trozo del pastel de Milwaukee. En 2014, H-D también ha puesto en escena una nueva versión de su popular FLHX Street Glide, que por sus particularidades, ha llegado dentro del Projecto Rushmore y se propulsa por el High Output Twin Cam 103 dotado de refrigeración por aire y aceite. La tercera moto en liza es la Victory Cross Country, que como la Indian, está fabricada por el grupo Polaris Industries, aunque entre ambas no encontramos ninguna similitud. La Cross Country es la más veterana de este trío de gigantes y como sus compañeras de reparto, se propulsa por un enorme V-Twin, bautizado en su caso como Freedom 106. Cuenta con un gran carenado anclado a la dirección y maletas rígidas con cerradura, y tiene una personalidad muy suya.

Aunque cada una de las tres fue desarrollada de forma independiente, al final los diseñadores llegaron a similares conclusiones sobre lo que hace falta para realizar una «bagger» de éxito. Además de las coincidencias citadas, también poseen caja de cambio de seis relaciones, transmisión secundaria por correa dentada, plataformas para los pies, control automático de la velocidad, ABS, completo equipo de audio, protectores para el motor, llantas de aleación con neumáticos sin cámara, aletas metálicas de generoso tamaño, asiento a poca altura del suelo y depósitos con una capacidad aceptable.

Mucho par y buen confort

También, aunque con algunas diferencias al no existir un «reglamento» en la categoría, sus elevadas cilindradas son parecidas, situándose entre los 1.690 cc de la Harley y los 1.810 cc de la Indian, con los 1.731 cc de la Victory entre ambas. Con estas cifras y dos enormes «pucheros», ya podemos adivinar que son tres motos que brillan por su gran «pegada» desde muy bajo régimen, con un rango de utilización que se acaba poco más allá de las 5.000 rpm e incluso antes en el caso de la Indian. Aún así, entre las tres hay muchas igualdad al acelerar desde parada o al recuperar en su sexta relación de cambio. Puede que beneficiándose de su peso (371 en orden de marcha), la Cross Country es la que consigue acelerar un poco mejor desde salida parada, siendo la Chieftain, la más pesada con 388 kg con gasolina, a la que le cuesta mover un poco más su «trasero», aunque gracias a su buena «pegada» en bajos, es la que mejor recupera en sexta. La Street Glide, con 374 kg en las mismas condiciones, se mantiene entre las dos, tanto en aceleración, como en recuperación. 

La Harley también es la que menos gasolina gasta y la que tiene un depósito mayor. El cambio también es más efectivo que el de la Indian o la Victory. En las otras dos a veces se te puede escapar una marcha y los cambios son más ruidosos. La Harley es la única que de serie tiene una palanca para cambios de punta-tacón, algo práctico en los modelos, como los de estas páginas, que cuentan con plataformas para los pies. En cuanto al comportamiento del embrague y del acelerador, no hay queja en ninguna de las tres. La Indian tiene un acelerador electrónico y si estás frenando no empujará mucho a pesar de que retuerzas el puño. Hay que soltar los frenos para que la Indian salga disparada hacia delante.

La maneta de embrague de la Indian es bastante más dura. En la Chieftain la ergonomía tiene algunas lagunas sobre todo si el piloto es de estatura baja. La dureza del embrague, lo ancho que son los puños y lo lejos que están algunos de los conmutadores (especialmente el del control de crucero) y sobre todo el anchísimo manillar dejan claro que la Chieftain ha sido concebida para personas altas. Sin embargo, la formas de su asiento te inclinan hacia delante, haciendo que la postura sea algo impuesta, incluso para pilotos no tan altos. Indian ofrece otros asientos, pero estos te acercan todavía más al manillar. El ancho manillar no ayuda a la hora de girarlo a tope. Por otro lado el asiento con sus particulares flecos, es ancho y tiene un buen mullido, además de aguantar la espalda del piloto. Casi un silla de montar (en la Indian sí que se puede utilizar este nombre) que invita a realizar grandes viajes, teniendo en cuanta que su protección es la mejor, gracias a que también es la única que posee una pantalla de altura regulable y de manera electrónica desde un botón ubicado en la piña izquierda. En su parte más baja el ángulo de visión pasa por encima y si la subimos totalmente deja al descubierto una apertura en la parte baja que evitar ese típico empuje que a altas velocidades siente el piloto por el rebufo en su espalda. Así que, sin duda, con la pantalla arriba o abajo, la Indian ofrece la mejor protección. El piloto no nota turbulencias a menos que haya muchísimo viento.

A los mandos de la Cross Country nadie se siente «obligado» como en la Chieftain. De hecho, le puede quedar algo grande a los pilotos más pequeños. Tiene la misma distancia entre ejes que la Indian, pero la Victory ofrece más sitio para los pilotos altos. Si eres bajito tendrás que hacer algo de esfuerzo para llegar al manillar. La Cross Country permite que te muevas en el asiento hacia delante y hacia detrás, lo que es de agradecer en un viaje largo. El asiento es muy suave y tiende a aplastarse una vez que llevemos dos horas de viaje. La protección al viento es menor que en la Chieftain, pero cuenta con una apertura en la parte baja para evitar que el rebufo empuje a la espalda del piloto.
La Street Glide tiene una distancia entre ejes claramente menor y todo en ella parece estar diseñado para crear una posición de conducción más compacta. Posee un manillar y unos pedales más eficaces que ayudan a la conducción, aunque como en la Indian, la ergonomía sobre su asiento es bastante fija. Por otro lado, su pantalla de serie es claramente la más baja y hace que la zona de nuestro casco se quede muy desprotegida. De todos modos,  en el catálogo de opciones de la firma de Milwaukee existen varias opciones para mejorar este aspecto, aunque conviene señalar que, entre las de motor grande, la Street Glide es la Harley más vendida en el mundo y muchos de sus usuarios alaban la sensación de libertad que se consigue con una pantalla así de baja.

En cuanto al pasajero, la Cross Country es la más lograda. La Chieftain también trata bien el acompañante y como la Victory, se beneficia de una suspensión trasera con monoamortiguador dotado de sistema progresivo. Por su lado, el asiento de la Street Glide ofrece más estilo que comodidad para el invitado. La zona del pasajero es estrecha y este tiende a irse hacia atrás. No ayuda tampoco el que no haya mucha distancia entre el asiento y los reposapiés. Por supuesto, el mercado ofrece multitud de asientos opcionales y seguro que se podrá encontrar uno que mejore esta situación. Si tienes una Harley como esta y vas a llevar pasajero con frecuencia, no te quedará más remedio que cambiar de asiento. Además, con dos amortiguadores laterales la suspensión de esta Harley no es la más adecuada para llevar a dos personas.

Aplomadas

La dirección es ligera y precisa en la nueva Street Glide, y su parte ciclo es más estable que la de ediciones anteriores, aunque no le gustan demasiado los curvones rápidos. La Indian y la Victory tienen una pequeña bomba de aire para aumentar la precarga de sus respectivos monoamortiguadores. No es tan fácil de manipular como la regulación de la precarga de los muelles de la Harley, pero el resultado es mejor. La Indian ofrece las suspensiones más eficaces, tanto en carreteras bacheadas como en curvas rápidas. Las de la Victory son algo más suaves, así que el piloto percibe bastante comodidad aunque no vaya tan firme en las curvas como la Indian. El poco recorrido de los amortiguadores de la Harley limita la capacidad de absorción de baches, aunque se muestra estable siempre que el asfalto esté en buen estado. Además, tiene la mejor distancia libre al suelo, aunque ninguna de las tres peca en este aspecto, siempre teniendo en cuenta las particularidades del segmento en el que nos movemos.
La Chieftain es la que requiere mano más dura para mantener la trazada, el culpable puede ser el neumático trasero, que tiene un perfil bastante cuadrado, lo que hace que a veces la moto quiera levantarse o tumbarse más de la cuenta, dependiendo de la circunstancia o la curva.

Buenos equipamientos

Las tres tienen ABS como equipo de serie. El de la Harley cuenta con un sistema combinado, pero nada intrusivo. La Indian es la que ofrece más tacto y control a la hora de la detención, con la Street Glide en segundo lugar y la Victory tercera.
Las maletas son una parte importante del atractivo de estos modelos y todas tienen cierre a llave y presumen de ser estancas. Se pueden abrir con una sola mano y en el caso de la Indian incluso sin utilizar su cerradura al contar con cierre remoto sobre el depósito o en el llavero. Las de la Victory son las de mayor capacidad (81 litros entre las dos) y permiten alojar un casco integral en su interior. Las de la Street Glide y la Chieftain son más pequeñas y coinciden en su capacidad total (65 litros). En los tres casos el sistema de llenado es superior y nos son extraíbles.

La Indian no tiene cerradura principal para ponerla en marcha al poseer una llave de proximidad. Hay un botón para ello sobre el depósito o también se puede utilizar el habitual de la piña derecha. Para desconectarla basta apretar el botón del depósito. Si se te olvidase hacerlo se apaga de forma automática a los cinco minutos.
A la hora de utilizar el aparato de música y otros elementos electrónicos es necesario conocer dónde están los botones en cada moto. A excepción del de pare y del de arranque, los demás «son de su padre y de su madre». La bocina, el mando de las luces, cada cosa necesita un proceso de aprendizaje. En medio de la noche puedes activar los cuatro intermitentes de emergencia cuando en realidad has querido activar el control de crucero.

Harley usa dos botones para los intermitentes, pero emplea la mejor fórmula porque se anulan de forma automática en el momento apropiado. Para el control de crucero a la Street Glide le basta con un único y práctico botón. Para esto la Victory emplea tres alojados en la parte derecha del manillar que no son muy fáciles de accionar. La Indian tiene dos teclas para el control de velocidad. Hay que tener un dedo gordo muy largo para accionarlas y, al mismo tiempo, mantener agarrado el acelerador. Si lo llevamos accionado y entramos en una curva de forma brusca la moto reduce un poco de velocidad antes de volver a continuar al ritmo que hayamos programado. La Chieftain tiene la piña izquierda provista de iluminación para controlar la música y la pantalla. Algo que se agradece muchísimo de noche.
La Harley destaca por su gran pantalla de TFT a color que además es táctil e incluye GPS. Es la que tiene más información pero hay que conocer el sistema para poder usar todas sus posibilidades. La Victory es la que ofrece menos información pero no falta nada de lo necesario. En la Indian vemos un gran panel digital en rojo de inspiración automovilística, con lecturas para temperatura, autonomía, presión de los neumáticos, aceite, etc. Aunque si hay mucha luz o llevas gafas de sol, entonces su lectura no es fácil.
La Chieftain tiene el sonido de escape más bonito, aunque casi lo que más escucha el piloto es el ruido de la admisión. Si eres el feliz propietario de una Indian como esta y quieres personalizarla, no vas a tener tanta oferta como la que hay en el mercado, original y de otros fabricantes, para la Harley.
Al final, la elección de una de esas tres motos será una decisión absolutamente personal. Cada una interpreta la filosofía «bagger» a su manera y ninguna te dejará frío.

Conclusión

Sorprende la tremenda igualdad que hemos encontrado entre estas tres grandes «bagger» norteamericanas. Propulsadas por enormes bicilíndricos con unas prestaciones muy parejas y con pesos que rondan los 370 kg, lo ideal con ellas es viajar sin prisa y al mismo tiempo sin pausa, aprovechándonos de sus funcionamientos «a golpe de pistón». Para hacernos una idea de lo relajado que resulta viajar con ellas, basta con mencionar que al circular a cruceros legales por nuestras vías rápidas sus motores giran a un régimen que ronda solo las 3.000 rpm. De este modo se recorren kilómetros de forma muy relajada, tanto física, como mentalmente. Al hacerlo te das cuentas de las muy distintas formas que hay de disfrutar de una moto. En Estados Unidos estas «bagger» están muy de moda y entre las «Twin Cam», la Street Glide es la H-D más vendida en el mundo, lo que nos da una idea del interés que generan estas motos. Street Glide y Chieftain poseen un equipamiento muy completo y moderno, y sus acabados son también excelentes, pero los precios son muy elevados. La Cross Coutry es más simple y sus acabados son un poco más discretos, pero por precio es claramente más accesible y el grado de disfrute a sus mandos es similar.