A partir del nacimiento
de las Vulcan de mayor
cilindrada, las
VN 1500 Tourer de 1998 fueron
las primeras «españolas» (partiendo
de la Vulcan 1500 custom
sin accesorios turísticos
y llamada Sumo en el mercado
americano), siempre ha existido
una versión Tourer dotada
de maletas y un parabrisas
más o menos grande aunque
no demasiado envolvente.
Aquí podría establecerse
el primer antecedente customtourer
de la marca, que luego
llegó a los 1.600 cc con un pequeño
aumento de diámetro de
pistones.
En cuanto a nombre
se refiere, la primera Voyager
nació en 1986 decididamente
dedicada al mercado yankee
pero con una base técnica totalmente
distinta de la que nos
ocupa. Aquella era una cuatro
cilindros en línea de 1.200 cc
con ruedas de 16” y bastidor de
tubo de acero, pero con formas
de moto convencional y no tan
decididamente americana (el
diseño se basaba claramente
en las Z 900 y Z 1000 de la época).
Acompañando a las fotos
del resto de la gama VN 1700
puedes encontrar una de la
Voyager cuatro cilindros que
prácticamente no cambió durante
su larga vida. Nunca llegó
en importaciones oficiales
a los mercados europeos, y tuvo
que pelearse con las competidoras
japonesas que en aquella
época eran las destinadas a
los viajeros impenitentes de los
USA, pues las Harley-Davidson
de esos años no eran lo absolutamente
fiables que hoy son
y se destinaban a utilizaciones
más limitadas. Honda Gold
Wing cuatro cilindros boxer,
Yamana Venture cuatro en «V»
y Suzuki Cavalcade eran los
aparatos de los viajeros «Coast
to coast» y aquí la Voyager se
defendió sin problemas y tuvo
un gran éxito. Hoy Kawasaki
ha decidido pelearse en aquellas
tierras con un modelo dentro
de los cánones imperantes
en los dominios de Bush, y así
nace la Voyager actual y sus
hermanas de camada.
Llaman la atención, dentro
del equipamiento que ofrece,
los sistemas K-ACT de frenada
compensada y un avanzadísimo
sistema de acelerador electrónico
con mando de apertura
y cierre de las mariposas
gobernado por la ECU y con
inyección de última generación
que hace posible la instalación
del sistema de control
de ralentí y el control de
crucero (incluso sería posible
y relativamente sencillo disponer
de control de tracción,
que en este tipo de motos no
tiene sentido). Las formas, como
en toda custom que se precie
son retro, con curvas ampulosas
y un carenado decididamente
americano, con instrumentación
de aspecto años
sesenta y con maletas y top
case a juego en color y morfología.
La preinstalación de radio
permite la conexión de un
iPod y, por último, está disponible
como opción un moderno
ABS.
El conocimiento exhaustivo que ya tenemos de las Vulcan Tourer anteriores y de la VN 2000 de la que se deriva el motor de la Voyager nos permite asegurar que ésta va a ser una moto manejable para sus medidas, cómoda como la que más y con un agradable e interminable propulsor que parece no tener fin ni por arriba ni por abajo (de la escala del cuentarrevoluciones). Sólo unos meses nos separan de poder probarla para contarte más, y no dudes que en cuanto una Voyager arranque dentro de la piel de toro, tú lo sabrás y con todo detalle…