Triumph Boneville/SE

Dos épocas. La Triumph Bonneville tiene una historia de décadas, y la versión actual no desdice en absoluto de una fama bien ganada. Ahora, unos pequeños cambios la mejoran notablemente, y lo hacen mezclando lo bueno de cada época.

Guillermo Artola. Fotos: Jacques Clipet

Triumph Boneville/SE
Triumph Boneville/SE

Las carreteras y calles de nuestro país están bien pobladas de «Bonnies», sólo hay que abrir los ojos para constatarlo, y esto tiene varias razones. Empezando por la parte material podemos decir que es una moto lógica. No todo el mundo «necesita» la moto de Valentino para ir cada día a la oficina, y tanto los caballos de potencia como las ruedas, frenos y cadenas que hay que usar para aplicarlos valen un riñón. Si resulta que un modelo menos potente es más barato en origen y sobre todo, en el gasto del día a día que acaba siendo más importante. Si las sensaciones que esta moto te produce son suficientemente agradables y te permiten alegrías dentro de la lógica, tal vez te olvides de salir de las curvas en caballito y derrapando de atrás. Si no tienes nada que demostrarte a ti mismo ni a los demás, pero te soluciona el transporte diario, los pequeños viajes de placer y la quema de adrenalina que el estrés aconseja… ¿qué más se puede pedir?

NO ES SÓLO ROCK & ROLL
Pues a todos estos méritos, que no son pocos ni banales, hay que añadirle una estética muy definida, que recuerda casi al milímetro la original del mismo nombre, y que le sienta a un buen número de aficionados mejor que los guantes que se ponen para pilotar. Decían los viejos dinosaurios de la música que «…es sólo R&R, pero me gusta…», y no es el caso de la Triumph que nos ocupa, pero podría ser suficiente. No sería descabellado que un modelo así llegara a cierto tipo de clientes sólo por el aspecto exterior y las connotaciones que destila, pero es que resulta que la Bonneville funciona, y lo hace más que dignamente.

PASA EL TIEMPO
Pero lo que es inevitable es que el tiempo pase, y los hombres de Triumph han decidido pegarle un empujón a este modelo, que es uno de los pilares de su gama y que sigue teniendo un futuro más que viable. Dejando la T 100 como estaba, salvo por los fuelles de la horquilla y detalles del asiento, con sus llantas de radios (la delantera de 19” y la trasera de 17”), la Bonneville propiamente dicha y su versión SE reciben pocos pero notables cambios que le dan nueva vida y cambian su comportamiento como ahora te vamos a explicar. La llantas pasan a ser de aleación aluminio y de siete radios, y disminuyen hasta las diecisiete pulgadas de diámetro, lo que tiene consecuencias en el modo de comportarse y en la facilidad de uso. Estas medidas, además, permiten instalar neumáticos más modernos (y sin cámara) que siempre son una alegría para evitar sustos y permitirte diversión. El asiento ha perdido 35 mm de altura respecto al suelo, inmejorable disculpa para que las mujeres más tímidas accedan a una moto de verdad que las va a acoger con cariño. El manillar también cambia, y estas tres modificaciones relajan una posición de conducción que ya lo era, con lo que la comodidad es sobresaliente. También son nuevos los discos, ahora con pinzas flotantes de dos pistones paralelos y este conjunto se muestra más que suficiente para detener los kilos que pesa la «Bonnie», que por cierto ha adelgazado 8,5 kg en esta operación. Logotipos, aletas más cortas y ya tenemos una nueva Triumph que de verdad te hace notar que lo es. La versión SE se distingue porque tiene las tapas del motor pulidas, por la pintura (puede ser negra o bicolor con una fina línea dorada entre medias, y con la firma del operario) y por la instrumentación, que en ésta tiene dos relojes incluyendo el cuentavueltas y en la básica no.

UNOS TORNANTI
Aunque fuimos a Niza a probar la nueva Triumph, también hubo un momento en que pasamos por Italia (Ventimiglia), con lo que los franceses llaman «lacet» lo rebautizamos como «tornanti» que es el término italiano y se entiende mejor. Miles de curvas de primera en las que vienes en una dirección y giras hasta justo la contraria, y así durante kilómetros. Entre grupo y grupo de dichos tornanti encontramos algunas zonas más rápidas, y ahí ya notas perfectamente cómo la nueva Bonneville tiene menos reticencia a meterse en curva. La unión de menor diámetro, con menor peso y, por lo tanto, menor efecto giroscópico es definitiva, y cuando vuelves a montar en la T 100 con las ruedas anteriores, estás deseando que haya otra parada para quitarle su moto a alguno de los periodistas que hayan cogido una de 17”.
Las sensaciones que te transmite el motor siguen siendo muy buenas, con vibraciones «cero» (olé los ejes de equilibrado bien calculados), y con un embrague de mantequilla, un cambio bien escalonado y con un accionamiento perfectamente calibrado… un diez. Lo que no encontrarás serán aceleraciones de las de ponerte los ojos en la nuca, pero sería un error querer eso y buscar una moto de este tipo. Acelera con suficiente alegría, nunca te pone en apuros de los de hacerte salir por las orejas, y puedes abrir gas con decisión a la salida de las curvas, porque el esfuerzo se va a utilizar en avanzar hacia delante, no en derrapar.

AUANBABULLUBA…
…balanbamboo. No te insisto más. Si eres el roquerazo que creo que eres. Si en ocasiones ves las carreras de motos sin el sonido de la tele y con un disco de ZZ Top. Si quieres tener una moto que te lleve a todas partes sin doblarte los riñones ni exigirte demasiado, y prefieres seguir teniendo «chupas» de cuero sin kevlar (por cierto, no dejes de visitar www.triumph.co.uk para ver los cincuenta accesorios posibles para la moto y el equipamiento a juego para ti), sube el volumen de tu equipo de música y pega unos botes de alegría, porque Triumph se ha acordado de ti, y te tiene preparada la moto de tu vida.