Triumph ha aplicado certeros retoques a su Rocket III para apellidarla Roadster. De este modo le confiere un espíritu más dinámico y atrevido a la moto más grande de su catálogo, y una de las más grandes de todos los catálogos. Y es que mide dos metros y medio y pesa 353 kg verificados por nuestro centro técnico, lo que nos da una idea de su tamaño. Sin olvidarnos de su enorme cilindrada. Esto obviamente se nota al manejarla en parado, y se podría decir que no es la moto con la que recomendaría a nadie iniciarse en este mundillo. Por el contrario, si ya has poseído una custom de alta cilindra o una gran turismo, seguro que te adaptas bien a sus exigencias. Eso sí, siempre hay que estar realmente concentrado en cualquier maniobra porque no son fáciles y un despiste puede llevarte a una situación complicada.
Cuando comienzas a rodar la pesadez inicial deja paso a un rodar fluido y seguro, agarrado a un manillar ancho y percibiendo una dirección muy suave. La posición de conducción te permite un control sobre el conjunto superior al que ofrece la versión custom, y dado que los estribos están en una cómoda posición intermedia, y el asiento relativamente cerca del manillar, el confort es notable sobre todo pensando en desplazamiento de medio y largo alcance. Por otro lado, los 24 l de capacidad de su precioso depósito negro mate confieren una elevada autonomía, y eso a pesar de que el consumo no es excesivamente contenido (8,2 l cada 100 km de media en la prueba). Pero claro, es que hay que dar de "beber" los 2.294 cc que cubica su gran tricilíndrico refrigerado por agua colocado en posición longitudinal.
Poderío
Triumph anuncia más potencia y par para el nuevo modelo. Así, declara 148 CV a 5.750 rpm y 22,6 kgm a 3.250 rpm (por los 140 CV de la versión anterior). Verificados en nuestro banco ha rendido 126 CV a 5.790 rpm, por los 124 CV de la Rocket III anterior. En la práctica esta mejora en una moto de estas características apenas se aprecia. Lo que si se nota es que el propulsor es muy suavecito, producto de la nueva gestión del motor y un índice de vibraciones realmente reducido. También en marcha te percatas de la reducción de sonoridad. Incluso se aprecia el cambio del ruido emanado por los escapes, al ser ahora dos que transcurren uno por cada lado, siendo más ronco de lo que estábamos acostumbrados.
Otras modificaciones interesantes afectan al interior del propulsor son los retoques en la caja de cambio, el embrague y el cardan. Este último transmite muy correctamente toda la potencia al suelo a través del descomunal neumático trasero de 240/50-16”, sin reacciones de ningún tipo, ni brusquedades. Mientras, el embrague aún siendo por cable no es nada descansado y puedes accionarlo tantas veces como quieras que la mano no se resentirá como para llamarte la atención, y la caja de cambios es de accionamiento correcto en todos los sentidos. Con todo el gran tricilíndrico es un portento de empuje a bajo y medio régimen de giro, que es donde le gusta desenvolverse, procurando siempre y en cualquier marcha unas aceleraciones y recuperaciones excelentes.
Paso firme
La Rocket III Roadster rueda con paso firme a prácticamente cualquier ritmo que quieras exigirle, pero circular sin forzar el paso es su "tempus" natural. Alrededor de 140 km/h puedes rodar tantos kilómetros como quieras con gran sensación de bienestar. En autopista la pequeña cúpula ahumada delantera protege más de lo que imaginas, y es sin duda muy práctica a pesar de que su presencia dificulta ligeramente el acceso al clausor para arrancar la moto. Éste está localizado justo entre ella y el gran manillar.
Las vías rápidas son el ambiente ideal para darle un estirón al motor de vez en cuando y disfrutar de toda su potencia en forma de fuertes recuperaciones y una elevadísima velocidad punta para una moto de este porte. Pero cuidado, no es algo que convenga hacer habitualmente... Y es que se resiente el comportamiento de la parte ciclo inevitablemente, y la estabilidad y seguridad que transmite habitualmente se reduce al aparecer algunos balanceos, que en todo caso vienen acompañados de reacciones predecibles y que te advierten que reduzcas el ritmo.
Por su parte, las suspensiones tienen un tacto blandito pero consistente, y absorben las irregularidades del terreno con solvencia. Se echa de menos la posibilidad de regular en algún parámetro la horquilla invertida, mientras que el doble amortiguador trasero es bastante progresivo y eficaz. Los frenos, a pesar de ser convencionales, se comportan notablemente y detienen al toro de Hinckey con toda la potencia que requieras y un buen tacto siempre en la maneta derecha. Además, incorpora ABS de serie, muy útil en una moto de estas características. Está perfectamente ajustado, actuando cuando debe en el tren trasero, y sólo en caso de frenada de emergencia o sobre firme muy deslizante en el delantero.
En zonas viradas, como curvas de montaña y similares, la manejabilidad de la Rocket III Roadster se resiente considerablemente. Los movimientos son lentos y conviene anticiparlos para evitar imprevistos. A poco que fuerces el ritmo rozas con los estribos, y es en este ambiente cuando te percatas que es una "roadster" de corte tranquilo, más cercana a las megacustom que a las streetfighter.
A los mandos de la nueva Rocket III Roadster encuentras el placer de su conducción disfrutando de las bondades de su motor, de un dinamismo sorprendente a la vista de su megalítico tamaño; mientras aceleras suavemente a la la salida de los virajes, al tiempo que observas la siguiente curva que te lleva, sin prisa pero sin pausa, hasta mas allá del horizonte.