Royal Enfield Bullet Classic, una verdadera clásica

La Royal Enfield Bullet Classic es una verdadera clásica con más de medio siglo de evolución a sus espaldas.

Ildefonso García. Fotos: Lluís Llurba

Royal Enfield Bullet Classic, una verdadera clásica
Royal Enfield Bullet Classic, una verdadera clásica

Varios fabricantes han «reeditado» modelos de antaño poniéndolos de nuevo a la venta sacando partido a una sólida tendencia hacia las motos vintage, retro, neoclásicas o como las quieras llamar. Uno de los pioneros fue Triumph con sus exitosas Bonneville, luego le han seguido un buen número de marcas que se han apuntado al carro, cada una con su interpretación de lo que, para muchos, fue un pasado perfecto. La Royal Enfield Bullet Classic en cambio no es un guiño al pasado partiendo de un papel en blanco. Sino que estamos ante la evolución natural del modelo que se empezó a fabricar en 1948, esto lo convierte en la moto que más años ha sido producida de la historia de manera ininterrumpida: nada menos que 67 años. Imagino que conoces la historia de Royal Enfield. Baste decir que nació en 1893 como Enfield Cycle Company, luego en 1955 se creó Enfield India en Chennai. La marca desapareció en el Reino Unido en 1971 pero ha continuado en India con fuerza. Según el periódico «The Times of India» el año pasado vendió más de 300.000 unidades.

Por la mañana cuando bajaba al garaje, ponía la Royal Enfield en marcha, con cuidado para que no se calase, y salía rampa arriba camino de la calle siempre me imaginaba una escena de la película «Lawrence de Arabia». El épico e icónico film de David Lean en el que se ve a Peter O’Toole, en el papel de Thomas Edward Lawrence, rodando por la campiña inglesa a lomos de su Brough Superior. Así, más o menos, me sentía yo cada vez que enfilaba a primera hora la M30 madrileña camino del centro-sur de la ciudad. La Royal Enfield Bullet Classic no tiene cuentarrevoluciones, ni falta que le hace, pero a ralentí casi puedes notar cómo el pistón van subiendo y bajando dentro del cilindro con una gran parsimonia. La larga carrera del motor (84 x 90 mm) casi te permitía visualizar cómo este subía y bajaba dentro del cilindro. Esta tranquilidad se transmite al piloto, pocas veces he ido más a gusto a 80 km/h por la M30. Me acuerdo que con mi Vespa ET4 150 iba más o menos a la misma velocidad pero me agachaba con la esperanza de ganar algún km/h, con la Classic es todo lo contrario. Vas sentado como si estuvieses en tu sillón predilecto, con los pies y las manos en una postura natural. La posición de conducción está muy conseguida y también invita al relax. Uno de los grandes logros de la Royal Enfield Bullet Classic es cómo te sienta y cómo te sientas: transmite buen rollo (y muchas vibraciones), mientras que el importante triángulo culo-pies-manos hace que adoptes una postura de lo más natural.

 

Por la calle la moto, obviamente, llama mucho la atención. Incluso un conductor, mientras me adelantaba, no pudo evitar poner el pulgar hacia arriba en señal de aprobación. La gente se queda con cara inquisitiva preguntándose si se trata de una moto clásica perfectamente restaurada o un modelo nuevo de aspecto clásico. Solo al ver la matrícula el entuerto queda desvelado. Si fuese una Triumph, Norton o BSA quizá el público la conocería más, pero Royal Enfield nunca ha sido una marca tan popular como las tres anteriormente mencionadas.
Debido a un mal entendido primero recogí una Royal Enfield Continental GT para esta sección, pero luego el Jefe de Pruebas, mi compañero Víctor Gancedo, me dijo que me había equivocado, que el modelo elegido era la Royal Enfield Bullet Classic. Así que tuve que volver a dejar la primera y recoger la segunda. De acuerdo al tópico, no hay mal que por bien no venga, pues me dio la oportunidad de comparar ambos modelos. La Continental GT es una café racer con semimanillares y un sonido embriagador, mientras que la Royal Enfield Bullet Classic es mucho más tranquila. En la primera los retrovisores vibraban tanto que de noche y bajo la lluvia no veías nada de lo que ocurría a tu alrededor. La Bullet Classic, en cambio, vibraba más a la altura del depósito pero mucho menos en los retrovisores, así que estos sí que hacían su función de informarte de lo que ocurría a tus espaldas. A pesar de ello a tope de revoluciones las vibraciones se mostraban excesivas, pero las características del monocilíndrico siempre pedían girar a unas tranquilas 3.000 rpm.

El mando del aire para cuando el motor está frío tiene el cable tan tirante que, aunque lo acciones, acto seguido vuelve a su posición de reposo. En junio esto no suponía mayor problema pero en el enero mesetario podría ser otra historia. De todas maneras se supone que la inyección electrónica es capaz de gestionar las diferentes condiciones climatológicas. 
Al repostar llené el depósito hasta el mismo borde y luego, al dejar la moto inclinada con la pata de cabra, se salió un poco de gasolina, manchando el depósito. La misma llave que utilizas para poner la Royal Enfield Bullet Classic en marcha abre también el tapón de gasolina, que además es de los que se mantienen solidarios con el depósito, por lo que no tienes que quedarte con él en la mano.

En el centro del velocímetro está la marca de los 80 km/h y ahí es donde la monocilíndrica se encuentra a sus anchas. Si continúas girando el acelerador, la india aumentará la velocidad pero también las vibraciones. Descubrí que lo mejor era ir a 80 km/h (por el carril derecho de la M30 madrileña) y solo sobrepasar esa velocidad para adelantar. A este ritmo la sensación de buen rollo es total, con el monocilíndrico petardeando alegremente y tú disfrutando de una posición de conducción relajada y natural. Los reposapiés van soldados -fijos- al chasis así que no basculan, como suele ser habitual, en caso de que rocemos con ellos en el suelo. Con esta montura, que no te pide ir a más de 80 km/h, el que los reposapiés vayan soldados no supone ningún problema. Nunca rocé con ellos y van recubiertos de una enorme goma que filtran en buena medida las muchas vibraciones del monocilíndrico. El modelo es muy sencillo, cuenta más o menos con lo que tenían las motos hace medio siglo, aunque con algunas importantes concesiones a la modernidad como es el arranque eléctrico, la inyección y el freno de disco delantero.

Las suspensiones también son sencillas y cumplen sin problemas con su cometido, al igual que los frenos. Van taradas de manera blanda, quizá pensando en los asfaltos en mal estado o incluso de tierra. En cuanto a los frenos, no estoy muy seguro si es que fueron mejorando a lo largo que pasaban los km o yo me fui acostumbrando. Sea como fuere los frenos son más que suficientes para la modesta potencia del monocilíndrico refrigerado por aire. Conviene apoyarse en el tambor trasero y los neumáticos Avon ayudan a detener sin drama la Royal Enfield Bullet Classic.

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