Cuando pensamos en scooter y diseño clásico, enseguida viene a la cabeza la Vespa, pero cuando miras las listas de precios empiezas a pensar en alternativas, pues ninguna baja de los tres mil euros (y alguna pasa de los cuatro mil). Pero ya hace décadas la Vespa tenía una gran rival, Lambretta, una rivalidad que de hecho llegó a las tribus urbanas del momento y que convirtieron a una o la otra en su símbolo. La marca Lambretta ha resucitado y nos ofrece un scooter procedente del lejano Oriente pero con diseño auténtico, y su espíritu está claramente presente en un scooter también de origen taiwanés, el KYMCO Like.
Además de medirlos, pesarlos, comprobar lo que consumen y verificar cuánto corren, que por cierto es algo que ya solo hacemos nosotros en este país gracias a que hemos mantenido nuestro completo Centro Técnico, con estos scooter hay más pruebas obligadas: mirarte reflejado en la cristalera de algún escaparate para comprobar qué tal te sienta. Y usarlo unos días y ver qué sientes cuando bajas al garaje por la mañana y enciendes la luz y la ves allí, esperándote, recién levantada y sin maquillaje. Tanto Lambretta como Like pasan con nota ambas pruebas, en el caso de la italiana (de adopción) con muy buena nota: el diseño de Alessandro Tartarini es un acierto y sigue muy bien las líneas de las Lambretta antiguas, pero a la vez está claro que es un scooter moderno. Si das una vuelta alrededor aprecias detalles muy bien resueltos, como el piloto trasero o las estriberas del pasajero escamoteables, o ese personalísimo faro delantero, y qué decir de los laterales con las inserciones cromadas o la elección de la decoración: hay combinaciones de blanco también con azul o amarillo... en el catálogo. ¡No he visto ninguna que no me gustara!
No es que el KYMCO sea poco agraciado, al contrario, y de hecho cuando salió al mercado, hace ya unos años, recuerdo que enseguida le vimos todos el «parecido» con las Lambretta... hasta que ha llegado la Lambretta claro, pero ahí está este diseño con laterales alargados y branquias.
Tanto uno como otro han sabido mantener la plataforma plana, tan práctica cuando queremos llevar alguna bolsa o maletín. Práctica por no decir necesaria, pues estos scooter son bastante compactos en tamaño y en su diseño ha primado la estética, no el conseguir la mayor capacidad de carga posible: aquí KYMCO gana por goleada ya que no solo su hueco bajo el asiento es algo menos justito que el del Lambretta, sino que además cuenta con una espaciosa y aprovechable guantera frontal tras el escudo, y viene de serie con un baúl trasero capaz de acomodar un casco integral (y algo más) sin problemas, aunque la cerradura no es un ejemplo de robustez (cuidado con lo que dejas dentro).
En otros detalles de equipamiento hay empate: el cuadro de instrumentos, en ambos casos de diseño retro, incluye lo mínimo necesario, es decir, velocímetro, indicador de nivel de gasolina y reloj, aparte de los testigos obligatorios. Miento, el Lambretta sí tiene voltímetro, que puede ser útil como aviso para cargar la batería porque, si se queda descargada, no podremos arrancar (el Like sí tiene la cada vez más rara palanca de arranque alternativa). También en los dos necesitaremos bajarnos para repostar, ya que hay que levantar el asiento para ello (incómodo y se puede salpicar lo que haya en el hueco). Y en los dos tenemos reposapiés plegables, lo más cómodo para el pasajero. A nivel técnico tenemos en ambos casos freno de disco delante y tambor detrás, eficaces sobre todo en el caso del KYMCO cuya frenada es muy potente. Y motores muy sencillos, sin refrigeración líquida ni inyección electrónica, pero que funcionan muy bien.
Con tantos empates, y unas estéticas tan parecidas, parecería que estamos hablando de dos modelos gemelos... pero no. Está el importante precio, por debajo de los dos mil euros el KYMCO y por encima de los tres mil el Lambretta. En marcha también hay diferencias, aunque recordaba el Like más suave y quizás la unidad que probamos no estaba en su mejor forma (casi 4.000 km de mano en mano acaban haciendo mucho daño). Pese a ello, y quitando cierta trepidación al arrancar (embrague) o una suspensión trasera algo seca, la verdad es que en marcha el KYMCO es superior: acelera muy bien, corre, su estabilidad no tiene pegas y si hay que pararse su frenada es potente y estable. Con unas ruedas más estrechas y quizás componentes menos bien ajustados, el Lambretta no da la sensación de estar un 50 por ciento mejor (la diferencia en precio). Es menos refinado, aunque el motor corre prácticamente lo mismo y su origen (del fabricante SYM) es una garantía de fiabilidad. Pero la desventaja en precio es demasiado grande: te hace pensar como comentaba al principio y puestos a poner ese dinero, en «la otra» que en realidad es «la una» (Vespa). Con el Like esto no ocurre y es un scooter que podemos recomendar sin reservas. Incluso aunque no estés buscando algo de ese estilo.