La receta para fabricar el scooter más eficaz posible en el tráfico urbano es sencilla: un motor rápido pero todavía equilibrado y ligero (250 es la cilindrada ideal para eso), un chasis rígido, suspensiones firmes, ruedas de buen diámetro, buenos frenos y tamaño lo más compacto posible para conseguir un peso final bajo.
El Derbi Rambla 250 es así: el motor de origen Piaggio con alimentación por inyección electrónica es a la vez suave y muy enérgico, su bastidor es rígido y eso que tiene que soportar las torsiones a que le someten unas suspensiones realmente firmes, con una rígida horquilla delantera (las barras de 35 mm es lo que llevaban las supersport 600 de la década pasada), y las ruedas no usan llanta de 16 pulgadas (tipo Scoopy) sino que apuestan por algo mejor, al llevar 15 pulgadas y neumáticos de mayor perfil, por lo que son más capaces de absorber baches y otras irregularidades del asfalto urbano. Esas ruedas, en medidas 120/70 delante y 130/80 detrás (es decir, que goma y agarre hay de sobras) llevan además buenos frenos: dos discos de 260 mm delante (pocos scooter incluso de más del doble de cilindrada llevan un equipo de este calibre) y uno de 200 mm de diámetro trasero, sin ningún sistema de frenada combinada por cierto, lo que le hace algo menos seguro para pilotos inexpertos pero a la vez permite «jugar» a los expertos.
El conjunto pesa menos de 160 kg una vez lleno de gasolina, y eso son 20 kg menos que un X-Max o Satelis 250 por ejemplo, lo que se nota mucho en marcha en los cambios de dirección. Las dimensiones generales son muy contenidas y podremos colarnos con él por huecos insospechados. Si la estética te suena no te extrañe: en realidad este Rambla 250 no es sino el conocido Aprilia SportCity (que ahora ha pasado a recibir la versión 300 del motor Piaggio y se llama «Cube») con algún detalle estético como la buena idea de dotarle de una pequeña pantalla derivabrisas que, si bien se queda claramente corta para los más altos en vías rápidas, es mejor que ir a pecho descubierto sobre todo en días fresquitos...
La “Bala” urbana
Si seguimos repasando los aspectos prácticos del Rambla comprobaremos sin sorpresa que bajo el asiento hay un hueco incapaz de recibir un casco (casi siquiera abierto) o que la guantera habilitada tras el escudo es todavía más pequeña, pero hasta ahí llegan las críticas: contar con plataforma plana es una importante ventaja para poder llevar ahí bolsas o un maletín, el asiento es muy plano por detrás y junto con la rejilla portaequipajes permitirá atar eventuales bultos, y nos gusta mucho el sencillo pero claro cuadro de instrumentos que combina una aguja de velocímetro y una pantalla digital con mucha información.
Pero como de verdad enamora este Rambla es en marcha: es imposible contenerse y usarlo en plan tranquilo para pasear, como por cierto invitaría a pensar su nombre (las Ramblas son en Barcelona calles por las que pasear despacio, incluso mejor a pie, admirando cada portal, tienda o puesto). No, este Rambla es tan ágil, tan preciso, tan bueno acelerando o frenando, que parece estar pidiéndote a cada momento que mejores tus tiempos en los recorridos habituales. El tacto de rueda delantera es totalmente «de moto» y da absoluta confianza.
Si buscas un scooter con el que moverte ágilmente por ciudad y extrarradio (sus más de 130 km/h reales de punta te llevarán donde haga falta) y que no te haga echar de menos tu moto de circuito o fin de semana, desde luego el Rambla 250 debe estar en tu lista de candidatos: además de ser muy recomendable, al precio al que está nos parece un auténtico chollo, ya que cuesta menos que bastantes 125...