Rieju City Line 300. Prueba

Sobre la base del desaparecido Malaguti Madison, este Rieju 300 se fabrica en Gerona y ofrece algunas virtudes que no encontramos en otros scooter de su clase.

Josep Armengol. Fotos: Juan Sanz. Acción: Marcos Blanco

Rieju City Line 300. Prueba
Rieju City Line 300. Prueba

  • Rieju City Line 300. Precio y ficha técnica

Ahora mismo los scooter City Line que la veterana marca de Gerona ensambla en su factoría, son prácticamente lo único que queda de nuestra otrora floreciente industria de la moto. En realidad estos scooter, disponibles en 125 o el 300, se derivan estrechamente de los Malaguti Madison que desarrolló la malograda marca italiana: la colaboración entre Rieju y Malaguti no es nueva, pues los catalanes fueron en su día importadores de los modelos italianos y también fabricaron sus propios modelos de scooter deportivos de 49 cc con base de los Malaguti que tan populares fueron en su momento.

Por si esta marca italiana no te suena, debes saber que fue una gran representante de la industria transalpina: en su tierra natal sus modelos eran considerados la «gama alta» frente a sus competidores, gracias a sus acabados o equipamiento siempre de primera fila. Rieju ha elegido bien, pues, para dar el salto a lo que ahora mismo demanda el mercado: scooter de buen tamaño, tipo «GT», disponibles tanto en 125 (para poder ser conducidos con carné B convalidado) como con la otra cilindrada de moda, 300. En ambos casos se usan motores de origen Piaggio, de cuatro tiempos y refrigeración líquida.

Diferentes

A simple vista hay algo en los City Line que llama la atención, y cuando estás más cerca o directamente subido a sus mandos lo aprecias mejor: por fin alguien ha diseñado un scooter pensando en gente alta, con una posición de pilotaje que me parece sencillamente ideal, y que se parece mucho a la de una moto trail. Tiene un manillar ancho (muy ancho) pero que encaja a la perfección con tu postura (hay manillares anchos en scooter orientales con los que nunca estás a gusto), el asiento no está demasiado bajo (pero tampoco me parece alto como para ser un problema para pilotos de menor talla) y hay todo el espacio que necesites para tus piernas y para apoyar los pies como prefieras. Te parecerá que exagero con todo esto, pero te aseguro que me he sentado y he pilotado tantos scooter… y son muy contados los que de verdad me han parecido cómodos. Este, si no es el mejor, es de los tres mejores que yo haya probado (y como digo los he probado todos).

Del mismo modo que su posición me ha encantado, no puedo esconder la frustración que me produjo levantar el asiento e intentar «medir» la capacidad del hueco: parece grande pero no lo es, de hecho no cabe ni un casco integral; supuestamente pueden encajar dos cascos abiertos, cosa que tampoco conseguí. Mi neverita de comida diaria sí entró, pero mi mochila ya no… ni el portátil. En un scooter de esta categoría y dimensiones, no haber conseguido un hueco de mayor capacidad me parece un gran fallo, aunque me consta que en Italia eso de que «quepa un integral» bajo el asiento no sea al parecer importante (no es el único caso).

Por lo demás, los acabados del Rieju son buenos, el cuadro de instrumentos perfectamente visible con sus tres agujas y pantalla digital (esta con información a veces curiosa), el equipamiento mecánico muy bueno con suspensiones de calidad (Paioli) y frenos de primera (con discos lobulados tanto delante como detrás). El precio, con este nivel de equipamiento y fabricación con mano de obra europea, es algo más alto que el de sus rivales… pero ninguno de ellos puede lucir la etiqueta «Made in Spain» con el orgullo que este Rieju puede hacerlo.

En marcha

Tengo que insistir en lo a gusto que me sentí a los mandos del City Line: una posición perfecta gracias a ese manillar alto y ancho, y a no tener estrecheces en los pies ni piernas. No solo en parado, sino especialmente en marcha, donde la buena rigidez de bastidor, y la calidad de las suspensiones, verdaderamente conseguía la ilusión de que ibas montado en una moto con llantas de 17 pulgadas (o más… ¡es que es posición de trail!), y no las de 14 que realmente monta.
También es cosa de la geometría de dirección elegida, claramente agresiva, es decir con poco lanzamiento y avance, y una distancia entre ejes moderada, pues desde el primer metro recorrido estás sintiendo perfectamente lo que pisa la rueda delantera, algo que si has probado suficientes motos de distintos tipos (y geometrías) sabes identificar enseguida. Ese buen tacto de rueda delantera se traduce en una agilidad sorprendente, inesperada en un scooter de su tamaño aparente. Esa manejabilidad se suma al tirón tremendo de su motor, recordemos de origen Piaggio pero en el que yo apostaría por que tiene la misma puesta a punto de las Vespa (desarrollos cortos), pues no recordaba esta aceleración en otros modelos con este motor (que en realidad, recordemos, es un 250 ligeramente aumentado de cilindrada, no un 300 «nativo»).

Total, que el City Line te convierte en el rey de la ciudad: pocos se resistirán a su aceleración a las salidas de los semáforos, y muy pocos podrán seguir su ritmo entre atascos, o entre esquinas. No me olvido de los siempre importantes frenos (si no puedes parar a tiempo más te vale no acelerar más de la cuenta…) pues el solitario disco de 260 mm delantero no desfallece y es capaz de detenerte lo rápido que necesites, ayudado si quieres (porque deberás hacerlo tú, no hay sistema integral) por el disco trasero. El motor sale desde parado muy bien, pero especialmente entre unos 40 y 100 km/h indicados tiene una patada inmediata al abrir gas que pocos scooter tienen, por lo menos de serie.

Esta puesta a punto tampoco penaliza demasiado los consumos, que rondan los habituales 4 litros (cada 100 kilómetros) en este tipo de modelos. Hablando de temas prácticos, y aparte del ya criticado hueco tan escaso bajo el asiento, comentar que la pantalla parabrisas (esta específica de Rieju en este modelo) parece algo baja pero desvía muy bien el aire, y prefiero esto a una más alta que genere turbulencias. En vías rápidas esa geometría que prima la agilidad no convierte al scooter en un manojo de nervios (se notan los amortiguadores buenos en esto) y aguanta sus prestaciones, algo más allá de los límites legales (más de 130 km/h) a fondo sin problemas. El escudo frontal, relativamente ancho, desvía muy bien el aire de las piernas… de nuevo, pues, volvemos a esa ergonomía acertadísima: dicho en cristiano, un scooter en el que te sientes muy a gusto.

Conclusión

No recordaba bien al Madison «original».pero este Rieju nos ha dejado un muy buen sabor de boca: cada vez que te pones a sus mandos te preguntas por qué otros scooter no son tan cómodos y con todo tan bien puesto, y cada vez que te enfrentas con él al tráfico te preguntas por qué no son todas las motos tan fáciles de manejar… Tiene sus fallos, como el hueco o algún detalle de acabado, pero el precio (4.499€) quizás sea tal como están las cosas su mayor inconveniente, aunque no debemos olvidarnos que estamos comprando un producto fabricado no solo en Europa, sino directamente en nuestro país, y eso, con dos ruedas y un motor, ya casi es algo exclusivo.