Suzuki Sixteen 125/150

Presentación del esperado scooter «rueda alta» de Suzuki. Un soplo de aire fresco en la categoría de los scooter de «rueda alta» ciudadanos: al superventas Honda Scoopy le ha salido un rival muy duro en el Suzuki Sixteen, disponible en versiones 125 cc y 150 cc.

Josep María Armengol / Fotos: Joan Carles Orengo

Suzuki Sixteen 125/150
Suzuki Sixteen 125/150

Hacía mucho tiempo ya que los concesionarios Suzuki de ciudades como Barcelona, Roma o Milán, venían pidiendo a la «casa madre» un scooter pequeño de rueda alta: los Burgman siguen siendo una referencia, pero en esas ciudades, ya sea por "moda" o, más bien, porque sus calles (con muchos tramos de asfalto roto o con adoquines) se hacen mucho más transitables y seguras a bordo de scooter con ruedas de gran diámetro. Así es como ha nacido el Suzuki Sixteen, nombre que deriva tanto del diámetro de las llantas de sus ruedas (16 pulgadas) como de que en muchos países (España e Italia incluidos) puede llevarse a partir de los 16 años con el carné A1 (125 cc).

Pudimos ver este modelo por primera vez en verano de 2007, en la presentación de novedades que tuvo lugar en Roma, y volvimos a verlo en los salones del pasado otoño, pero no es hasta ahora cuando ha llegado a las tiendas y, por fin, lo hemos podido probar: la excelente presentación se organizó en Barcelona, dónde si no, y allí pudimos poner a prueba al Suzuki Sixteen en un territorio en el que, en cada semáforo, coincidíamos con sus inmediatos rivales…

Diseño original

El diseño y desarrollo inicial del modelo se ha realizado en Japón, y de hecho el motor está producido totalmente en la fábrica madre de Suzuki. En la evolución del diseño y puesta en fabricación es donde ha entrado en juego Suzuki España, pues recordemos que la de Gijón es la única factoría de Suzuki en Europa, de donde ya salen los Burgman "pequeños", por ejemplo, y donde también se fabrican ya los Sixteen, aunque el motor venga ensamblado de Japón (como ocurre con los Burgman).

Ya que hablamos del motor, comentar que, en contra de lo que uno esperaría, no tiene nada que ver con el del Burgman: no sólo monta otro cárter, que lógicamente debe ser más largo para poder adoptar la rueda de 16 pulgadas, sino que es enteramente nuevo y diferente del Burgman, como pudimos comprobar al disponer de unidades de ambos modelos durante la presentación. Es moderno, refrigerado por agua con culata de cuatro válvulas e inyección, pero en su diseño ha primado buscar una respuesta inmediata al gas y las aceleraciones, por encima de la velocidad máxima, para conseguir la máxima agilidad en el tráfico urbano: los Sixteen están destinados a usarse dentro de las urbes más que en circunvalaciones o vías rápidas.

Más condicionantes que se pusieron en Suzuki a la hora de hacer el primer boceto de su scooter de rueda alta: tenía que ser muy manejable, fácil de pilotar, cómodo y estar a la moda. Para lo primero, además de ese motor ya comentado, se eligieron geometrías de chasis muy ágiles (corto entre ejes y con poco lanzamiento de dirección) y unas ruedas algo estrechas para lo que se estila a veces, pero que aseguran agarre más que suficiente y gran agilidad: 100/80 delante y 120/80 detrás. La facilidad de pilotaje incluye una frenada potente y segura, y ahí el Sixteen da un paso al frente respecto de sus rivales al montar un disco trasero y el mismo sistema de frenada integral hidráulico que tan eficaz ha demostrado ser en el Burgman: la maneta izquierda frena ese disco trasero pero también envía presión a la pinza delantera, equilibrando las frenadas incluso en manos de pilotos sin experiencia y ante una emergencia.

En cuanto a los aspectos prácticos, el Sixteen cuenta con la práctica plataforma plana (ideal para llevar bolsas grandes entre los pies) y bajo su asiento hay un hueco, que si bien no se ha podido hacer tan capaz como para albergar un casco integral, sí es mayor de lo habitual en casi todos sus rivales de categoría. Confieso que sabiendo el «milagro» que Suzuki consiguió en sus Burgman pequeños, nos quedamos con ganas de más. Y no le falta de nada: el cuadro es sencillo pero completo y claro, cuenta con luz halógena potente o estriberas de pasajero plegables, la llave de contacto abre el asiento… poco podemos echar de menos. Bueno sí: una pata de cabra, que será opcional.

Arrabassada

Así se escribe el famoso tramo de carretera que une Barcelona y Sant Cugat, subiendo la montaña del Tibidabo y con suficientes curvas como para haberse convertido durante muchos años en «el» sitio donde ir a dar una vuelta en moto (o coche), aunque ya hace mucho que la cantidad de controles por la zona o el tráfico que hay por ella la han convertido en «paseo» más que «circuito». Paseo peligrosísimo, por cierto, porque hacía tiempo que no pasaba por ella (cosas de haberme «exiliado» a Madrid tantos años) y me escandalizó comprobar que allí siguen los peligrosos, qué digo, criminales, guardarraíles con postes IPN que había 20 años atrás: me da vergüenza ajena que ni Ayuntamiento ni Generalitat hayan sido capaces de arreglar eso, es tercermundista… ¿a qué esperan? ¿A qué esperáis los que por allí pasáis a diario para montar algo gordo para protestar?

Menos mal que a bordo del Sixteen, y gracias también a los excelentes neumáticos Metzeler «Feelfree» que calza, uno se siente tan seguro como para buscar, pese a todo, los límites, sin tener sensación de estar a punto de convertirse en estadística. Hacía tiempo, como digo, que no pasaba por la «Arrabassada», pero esas curvas enlazadas, esa horquilla, no se olvidan y fue un placer revivirlas con este, aparentemente, inocente scooter de iniciación.

Y es que sí, el Sixteen se lleva muy fácil, a la segunda esquina ya crees que llevas toda la vida a sus mandos por su suavidad, su contundente respuesta al abrir gas (sobre todo en el 150, claramente más «lleno», aunque el 125 no se quede muy atrás) y el perfecto tacto de sus frenos ya sea en plan «inexperto» (sólo maneta izquierda) o apoyándote tan fuerte como quieras en su disco delantero (la horquilla y el chasis resisten bien esas frenadas). Se lleva fácil, es agilísimo entre coches… pero cuando empiezas a subir por esas carreteras de curvas descubres su otra faceta, la de un modelo rápido, ágil, estable y preciso, con una capacidad de inclinación increíble (es realmente difícil llegar a «rozar» nada) y con el que puedes divertirte como si volvieras a tener… pues sí, esos «sixteen» que dónde estarán…

Al ver este Sixteen por primera vez no pude evitar confesar a la gente de Suzuki mi ligera decepción, porque fuera «tan Scoopy» y por su hueco. Después de probarlo he cambiado de opinión: yo nunca guardo mi casco bajo el asiento y este aire fresco le va a venir muy bien a la categoría, especialmente al precio al que va a llegar (100 euros por debajo del «rivalísimo» Honda 125). A fin de cuentas, el diseño del colín sí es «muy GSX-R» y créeme que lo que más van a ver muchos del Sixteen será precisamente su colín… Suzuki ha tardado en ofrecernos otro scooter pequeño, pero al excelente Burgman le ha llegado un hermano más que digno: ¡enhorabuena!