Y para remarcar incluso en mayor medida ese proceso de evolución hacia un producto que brinda inmejorable acceso a la aventura polivalente, hoy traemos a estas páginas la versión Adventure de la Super Ténéré, que presume de una dotación especialmente viajera/aventurera, plasmada en 'gadgets' como las maletas, las protecciones del motor, los faros antiniebla, y la pantalla alta.
Si en los ochenta teníamos un simplón bicilíndrico de 749 c.c., ahora estamos hablando de 1.199 cc, repartidos igualmente en dos cilindros, pero también de inyección –eso ya ni se pregunta-, dos curvas de respuesta, transmisión por cardan, ABS, control de tracción… y otras florituras propias de estos tiempos, además de un precioso bastidor, vestido igualmente a la última.
Y hechas las presentaciones, la prueba de la Super Tènèrè. Giras la llave de contacto, y salvo el teléfono de Angelina Jolie, en el cuadro de instrumentación encuentras de todo: cuentakilómetros con tres parciales, tacómetro, reloj, indicadores de gasolina/consumos/modo de conducción/temperaturas/intermitencia/control de tracción/ABS/punto muerto/nivel de aceite… para aburrir.
Las manetas son anchas, inmensas, regulables, y el pedal de freno, diminuto. Queda muy metido para adentro, obligando a forzar la posición del pie. Los cubremanetas cubren poco, así que en invierno se te helarán las manos, y los espejos se nos antojan justos de tamaño, aunque, a cambio, nada estorban cuando abandonamos el asfalto.
La posición de conducción en general de la Yamaha resulta cómoda, pero los reposapiés van un poco atrás, con lo cual llevas las piernas más dobladas de lo normal. Por cierto, en el campo es obligado retirar –sin herramientas- la pieza de goma que los cubre, para asegurar un buen agarre de la bota. Pilotando erguido, el manillar cae muy bien en las manos, dando lugar a una posición muy natural, aunque la moto es un poquito bastante ancha y las piernas las tienes que llevar algo abiertas. Con botas y rodilleras puestas, además de la anchura inferior del conjunto, detectas también la existente a la altura de las rodillas, donde el depósito molesta levemente. ¿Pero y sentado? Un suplicio: el asiento, incluso en la posición más alta de las dos en que puede anclarse, es definitivamente bajo para pilotos de más de 1,70 m.
Del ruido y agresividad que caracterizaban al viejo 'siete y medio' nada ha quedado. La renovada concepción de la aventura, tal y como la entiende ahora Yamaha, se sustenta en las premisas de suavidad, facilidad de uso, y fiabilidad, y de ello dan muestra tanto la actual Ténéré monocilíndrica como el modelo que aquí probamos: tacto muy suave a la vez que potente y entrega de caballos siempre bondadosa y progresiva.
Se aprecia, eso sí, una diferencia notable de respuesta cuando pasamos de la posición T –Touring- a la S -Sports-, acción que realizamos desde un conmutador instalado en la parte derecha del manillar. Efectivamente, en el modo T disfrutamos de una conducción más pacífica, más de paseo, mientras que el S pone a nuestra disposición una salida y un primer toque de gas más contundentes, aun conservándose ese carácter agradable y sereno del propulsor. No menos suave, por cierto, se muestra el cambio, a pesar de que su recorrido es largo y cuesta un pelín localizar el punto muerto.
Para quien quiera conducir con seguridad, desde luego el control de tracción –dos modos de actuación- funciona de maravilla en campo. Si tu espíritu es más deportivo, lo desconectas y tienes una moto muy noble de reacciones, que permite en tal caso un fino control «manual» de los derrapajes, casi tanto o más que en el caso de la BMW R 1200 GS, cuya estabilidad siempre hemos alabado.
En campo y con el ABS en funcionamiento, resulta imposible calcular bien las distancias de frenada, porque éstas se prolongan muchísimo, no digamos ya en las bajadas, donde la sensación de que pasan los metros y aquello no se para es sinónimo de mala experiencia. ¿Solución? Desconectar el ABS ¿Problema? Que no es desconectable ¿Plan B? Desmontar un sensor para que deje de funcionar... El cambio es radical. La frenada 'off road' recupera la normalidad, con buena potencia en el tren delantero y posibilidad de bloqueo a voluntad en el trasero. Pero es que incluso en asfalto detectamos una mejora de tacto y eficacia muy satisfactoria, especialmente, a la hora de apretar la maneta derecha: aplicaremos menos fuerza y estaremos frenando más deprisa.
Claro, que en un día de lluvia lamentaremos no haber dejado el ABS quietecito y, si nos ha dado por desactivar el control de tracción, también nos daremos un par de capones, cuando a la salida de una curva lenta, con el motor en posición S y cierto entusiasmo en la aplicación del gas, la rueda trasera se nos cruce de forma violenta. Así pudimos comprobarlo nosotros incluso en seco y es que, dicho sea de paso, los neumáticos Metzeler Karoo T con que venía calzada nuestra moto, sobre 'suelo negro' no aguantan bromas. Cuidado pues con los excesos.
En tierra, e incluso en arena, la combinación Karoo más control de tracción nos parece definitiva: la moto es que ni se mueve. Pero.. no se os ocurra pisar el barro o adiós a la tracción/felicidad de una jornada aventurera. Los grandes tacos de los Karoo no son lo suficientemente profundos y entre eso y el peso de la moto, acabaréis naufragando –preguntad a nuestro fotógrafo, Jaime de Diego, lo que ocurrió en la sesión de fotos, jaja...-.
Finalmente, las suspensiones, de fácil reglaje, aunque en principio nos puedan parecer duras, absorben bien, ofreciendo un rendimiento sorprendente en pequeños baches y saltos para tratarse de una moto de estas características. Ello, unido a la también increíble manejabilidad del conjunto, da como resultado un comportamiento 'off road' bastante menos comprometido de lo que cabría imaginar. Pero ojo con los obstáculos en forma de pequeñas crestas que se superan a poca velocidad, porque la altura libre al suelo es muy reducida y resulta sencillo planchar el cubrecárter: mejor saltarlos…
El despegue de la Super Ténére, a más de veinte años de su nacimiento, ha sido definitivo. Yamaha ha creado una soberbia trail con excepcionales cualidades dinámicas en conducción 'off' y un equipamiento de primera fila. Nada que envidiar a la hasta ahora reina de la categoría, la BMW GS 1200.