Comparativa motos trail Alpen Master 2013

El segmento que nos ocupa puede con todo. Ya sea en carretera o campo, de viaje a dúo o efectuando una conducción agresiva, los Alpes y sus diversos ambientes son su coto de caza predilecto. Y es que se mimetizan con el entorno, cuan camaleón esperando con paciencia a su presa...

Óscar Pena

Comparativa motos trail Alpen Master 2013
Comparativa motos trail Alpen Master 2013

Nuestras protagonistas de hoy se «comen» literalmente los Alpes, y de entre ellas saldrá una clara aspirante a la victoria del Alpen Master, cuya tercera entrega relatamos a continuación. Y es que lo tienen todo para triunfar, ya sea en carreteras saneadas, rápidas y sin grandes complicaciones, o en los ambientes más hostiles, donde predominen las vías peor asfaltadas o los caminos «fuera carretera». 

Cada una de ellas tiene sus particularidades y personalidad propia. La Ducati Hyperstrada tiene un corte asfáltico y claro talante polivalente, y es válida para casi todo lo que te quieras plantear. Eso sí, siempre dentro de una genética muy particular, que solo sabe dotar a sus productos la fábrica de Borgo Panigale, como veremos más adelante. La Aprilia Caponord 1200 Travel Pack tiene un fuerte espíritu viajero, y buena prueba de ello es que incorpora unas muy capaces maletas en su equipamiento de serie. Destaca igualmente y en la dirección que indicamos, por su elevada comodidad y equipamiento general, que incluye entre otras cosas ABS, modos de motor, suspensiones electrónicas y hasta control de tracción. Sin duda es una novedosa maxitrail extremadamente completa. Por su parte, la BMW F 800 GS Adventure y la KTM 1190 Adventure R vienen con llantas, neumáticos y recorrido de suspensiones más propios de motos con el espíritu trail más puro y tradicional. Aun así, la diversidad entre ambas es enorme y encontramos tremendas diferencias. Como son los más de 50 CV de potencia máxima entre la poderosa moto austriaca, que se sirve con un equipamiento muy completo tomado del de la Adventure estándar, y la alemana. Ésta es algo más discreta en general, pero según para qué la necesites, puede ser la moto que buscas porque no tiene igual. Sea como fuere, hay grandes diferencias entre todas ellas, y no solo de matiz. Pensemos, por ejemplo, en los 50 kg de peso que distancian la Caponord 1200 de la Hyperstrada. O la ostensible variedad de precios, que van desde los 11.995 € de la Ducati, ahora en oferta, a los 15.999 de la Aprilia. Eso sí, piensa que si las quieres con maletas, a todas menos a la moto de Noale, has de sumarle un buen «pico». Estos detalles y otros muchos los analizaremos a continuación. 

Así las cosas, encontramos, como estamos viendo, cuatro novedades muy diferentes entre ellas, y entre las que seguro darás con la que mejor se adapte a tus propias necesidades... Pero la cuestión hoy sería otra: ¿cuál se desenvuelve mejor en los Alpes? ¿Cuál representa mejor el concepto «maxitrail» tan de moda hoy día y cuyo máximo exponente es desde hace tiempo la BMW R 1200 GS? Y es que debemos recordar que dos motos de este segmento ya están por méritos propios en la gran final del Alpen Master, que publicaremos dentro de tres números en MOTOCICLISMO. Se trata de las BMW R 1200 GS y la Triumph Tiger Explorer. Ellas fueron las ganadoras de la pasada edición, y ese título les permite «saltarse» la prueba eliminatoria de hoy. Y eso a pesar de que la moto alemana es completamente inédita (no así la británica, que no cambia). No obstante, y dado que en las múltiples pruebas que hemos realizado a lo largo del año se ha mostrado una moto claramente superior a su predecesora, decidimos, junto con nuestros colegas alemanes de Motorrad, que pasase directamente a la gran final.

De acuerdo a la diversidad de tendencias y características de las monturas de este segmento, encontramos una gran variedad de opciones. Y querría empezar hablando por la KTM 1190 Adventure R, aunque es precisamente la última en aparecer en las fotos, porque es la que en términos generales más nos ha sorprendido. Hasta el punto de imponerse a sus rivales en la prueba. La pegada de su motor bicilíndrico en V a 75º es demoledora, y poco o nada tienen que hacer el resto cuando puedes roscar al 100 por cien el recorrido del puño del gas. De hecho, recuerda en parte el tacto y contundencia de las motos deportivas de la marca de Mattighofen, como la RC8. Además, los 141 CV de potencia máxima obtenidos en nuestro banco de potencia están perfectamente gestionados por su electrónica, que recordemos incluye un efectivo sistema de control de tracción. Todo en ella se ajusta desde la piña izquierda, y aunque requiere un poco de práctica, al final eres capaz de manejarla con facilidad. Es algo que también le ocurre, por ejemplo, a la Caponord 1200. Con el ADD, el ABS y el control de tracción regulables desde el cuadro, has de leerte un par de veces el manual de la moto italiana para cogerle la medida a su manejo.

Siguiendo con la KTM, destacaríamos sus acabados y la calidad de sus componentes. Las suspensiones WP son de muy largo recorrido, y aun así responden con acierto en las zonas mejor asfaltadas y por tanto las que te permiten más excesos en el tipo de conducción. Además, son multirregulables delante y detrás (la precarga trasera con mando remoto), cosa que no podemos decir de la Ducati Hyperstrada y la BMW F 800 GS Adventure, que no son regulables en su tren delantero. Y lo que es más importante, trabajan en perfecta armonía con el resto de la parte ciclo. Esto es, con sus poderosos frenos y con su rígido chasis tubular. Los neumáticos mixtos y llantas «grandes» (de 21” y 18” delante y detrás, respectivamente) la frenan algo en conducción extrema, pero aun así puedes rodar a un gran ritmo. Y cuando el suelo que pisas pierde cualidades, está resquebrajado o muy bacheado, su posicionamiento dentro de la categoría sube como la espuma, y eso a pesar de su sensación de dureza general. También nos ha gustado mucho la caja de cambios, sensacional en términos de precisión y rapidez, y el sonido deportivo emanado por su voluminoso escape. Está claro que es una moto de corte deportivo y muy sólida, dentro de todo lo que se puede ser con 220 mm de recorrido de suspensiones. También se adecúa a esta tendencia «sport» su limitada protección aerodinámica (si la quieres más turística tienes la 1190 Adventure sin la «R»), tanto en lo que afecta a su carrocería como a la pequeña pantalla frontal (claramente menor que la de la Aprilia, BMW y Ducati); o la dureza de su asiento, que se deja notar con el paso de los kilómetros. En el lado más comprometedor de la KTM, encontramos la elevada altura de su asiento (890 mm), que unido a su anchura, la hacen ciertamente complicada a la hora de moverse en parado y a baja velocidad. Le pasa lo mismo en este sentido que a la F 800 GS Adventure. Pero en la alemana se acusa todavía más, porque su carácter es más rutero, tranquilo y polivalente que el de la austriaca. Esto es algo que no solo haya percibido yo, que con mis 170 cm de altura, me las veía y deseaba para acceder a ambas monturas. Hasta a Gert Thole (jefe de pruebas de Motorrad), con su 190 cm de altura, y aun siendo un auténtico entusiasta de las motos de campo, le costaba acceder en ambas al puesto de conducción. No sin criticarlo en determinadas ocasiones por cierto. Y es que hay que estar atento a cómo y dónde las estacionas porque luego te puedes llevar una desagradable sorpresa al tratar de subirte a ellas, teniendo en cuenta además sus considerables pesos. Ambas superan ampliamente los 230 kg, no pudiendo considerarse, precisamente, unas peso pluma.

En el lado opuesto a la KTM, en cuanto a ligereza, tamaño, y accesibilidad al puesto de conducción se refiere, encontramos a la Ducati Hyperstrada. Curiosamente, también es, junto con la moto austriaca, la que ofrece un comportamiento deportivo más extremo. Su particular posición de conducción, con el cuerpo echado muy encima de la horquilla, repercute sobre la cualidades generales, derivadas de su compacidad, rigidez de chasis y sobrada potencia del motor. Con sus 100 CV de potencia máxima verificada, tiene una «chispa» y carácter que sin duda entra en la línea del más puro ADN Ducati.

Por otro lado, se percibe compacta y ligera. Es muy sólida en frenadas, y algo más nerviosa de dirección a la salida de los virajes. El tarado de su horquilla, no regulable, es acertado en casi cualquier ambiente. Se echa de menos el poder «soltarlo» sobre firme muy bacheado, o al tomar un camino de tierra. Detrás su monoamortiguador progresivo, regulable en extensión y precarga con un mando remoto, absorbe con acierto cualquier bache del camino. Sea como fuere, y a diferencia de sus rivales de hoy, la Hyperstrada no ha sido apenas preparada para una conducción «fuera carretera». A su favor, tomar sus mandos es realmente sencillo, y aunque es algo «durilla» de asiento, se deja conducir largas distancias con relativa comodidad. Es acertada la protección ofrecida por su pantalla delantera, que además es regulable, aunque no le acompañe el resto del carenado, en el que prima el diseño y el corte deportivo y compacto sobre la protección. Por otro lado, en parado se mueve como una pluma comparativamente a sus rivales (más de 30 kg más ligera que la siguiente en este aspecto es una enormidad), y es una pena que su manillar gire tan poco y su embrague cuente con un recorrido tan limitado. Si no las maniobras en parado y a baja velocidad serían cosa de «coser y cantar».

Si no eres de los que guste buscar los límites con mucha asiduidad, o quizá quieras encontrarlos antes, y no necesitas una moto de talante demasiado deportivo, la Aprilia Caponord 1200 Travel Pack y la BMW F 800 GS Adventure pueden ser las maxitrail que, cada una a su manera, puedan saciar tus expectativas. Así lo hemos percibido subiendo y bajando los tres puertos alpinos recorridos en nuestro particular circuito, que por si os habéis perdido alguno de los capítulos anteriores del Alpen Master (motos de hasta 48 CV y deportivas), os recordamos fueron los de la Lombarda (situado a 2.350 m sobre el nivel del mar), el de la Bonette (con 2.802 m es el más alto de Europa), y por último el de Larche (1.991 m). Todos ellos localizados en los Alpes Marítimos.

La BMW, de la que os hemos anticipado unas cuantas pinceladas, nos ha deleitado por su tacto confortable, ergonomía, y suavidad a bajas y medias revoluciones del motor. Transmite a sus mandos un gran espíritu aventurero, y te hace pensar que «en campo abierto», o en una travesía por el desierto, sea de lo más adecuada. Además, no podemos obviar la gran capacidad de su depósito de combustible, lo que unido a un bajo consumo, le confiere una gran autonomía. Por otro lado destaca por la excelente protección aerodinámica ofrecida por su prominente pantalla y carenados, y el acertadísimo mullido de su asiento. De hecho, ofrece un cóctel realmente apropiado para «aventurarse» con ella allá donde te propongas. Bueno, a todas partes menos al interior de una ciudad, donde como ya hemos señalado, su elevadísima altura de asiento puede ser una gran desventaja. Sea como fuere, las suspensiones de largo recorrido alcanzan en la BMW un excelente compromiso entre efectividad y confort, y las considerables trasferencias de pesos en las frenadas y aceleraciones cuando realizas una conducción deportiva están bastante bien controladas. Ahora bien, al rodar fuerte, el bicilíndrico en paralelo necesita ser exprimido al máximo para mantener el ritmo de sus rivales entre las montañas. En estos casos aparecen una vibraciones en manillar, asiento y estribos, que se nos antojan elevadas e incómodas, convirtiéndose en un inconveniente a tener en cuenta caso de ncluirla en la quiniela de la posible moto que ocupe tu garaje. Un detalle que, por otro lado, comparte con toda la familia F 800, como la F 800 GT, que analizaremos en el próximo capítulo del Alpen Master dentro de la categoría de turísticas.

Finalmente llegamos a la Aprilia Caponord, que es la gran viajera del grupo, y a pesar de su peso y dimensiones, mayores a las de sus rivales, se defiende con nobleza subiendo y bajando los puertos de montaña. Todo ello gracias a sus predecibles reacciones. Su motor es poderoso y dulce al mismo tiempo, una agradable sensación que te permite rodar con parsimonia o tratar de extraer toda su fuerza cuando las circunstancias lo exigen. En el lado menos positivo, comentar que su escape es algo rumoroso, aunque no llega a ser molesto, y su consumo de combustible algo elevado, circunstancia a tener en cuenta si realizas muchos kilómetros. De hecho, y atendiendo a las cifras, nos ha gastado 6,1 l a los 100 km a 100 km/h de media. Algo superiores a los 5,5 l de la KTM 1190 Adventure R, de similar cilindrada; o los 4,4 l y 4,2 l de BMW y Ducati, respectivamente. Éstas juegan también a favor con su menor cilindrada y potencia.

Por su parte, el asiento y la posición de conducción de la Aprilia Caponord 1200 son excelentes en términos absolutos, y como no es muy alta (830 mm, los mismos que los de la Ducati Hyperstrada), se maneja en parado y a baja velocidad mejor que la KTM y la BMW. Su ancho y plano manillar, o agradable tacto de embrague, también ayudan. El funcionamiento del control de tracción es sobresaliente en cualquiera de sus tres posiciones, y te da seguridad y confianza a la hora de «abrir gas» sin muchas contemplaciones. También es muy eficaz su sistema de suspensión electrónica DDA. En este sentido, nos ha gustado en la posición de dos ocupantes, a pesar de rodar normalmente solos, pues en este caso aparece algún aligeramiento de dirección en zonas rápidas. Del otro modo no ocurre nunca, percibiéndose más aplomada y precisa. Sobre asfalto muy rizado es algo menos eficaz que el resto, pero solo rodando a ritmo elevado. Así que en líneas generales nos ha deleitado por su gran equilibrio, dentro del gran porte que implica ser una gran maxitrail.