Comparativa Trail: BMW G 650 GS Sertao y Yamaha XT 600Z Tenere

La BMW Sertão y la Yamaha Tènèrè, llevan el desierto en su nombre, aunque en diferentes idiomas, y con ellos nos hacemos una idea de las posibilidades de estas dos atractivas trail monocilíndricas.

Sergio Romero Fotos: Jaime de Diego Colabora: Marcos Blanco

Comparativa Trail: BMW G 650 GS Sertao y Yamaha XT 600Z Tenere
Comparativa Trail: BMW G 650 GS Sertao y Yamaha XT 600Z Tenere

Las trail medias con aires de aventura se refuerzan con la llegada de la BMW G 650 GS Sertão. Durante el tiempo de gloria que vivió la monocilíndrica F 650 GS hubo una versión Dakar a su lado, que estaba pensada para los que tuviesen más ambiciones camperas pero no contasen con la experiencia necesaria para aventurarse sobre una R 1200 GS Adventure.

Ahora que la G 650 GS, fabricada en Asia, ha vuelto a ocupar el lugar de aquella monocilíndrica, ha llegado también una hermana «off road», que sustituye el nombre de Dakar por el de Sertão, pero que tiene los mismos planteamientos. Con su monocilíndrico de 652 cc, suspensiones de largo recorrido (210 mm) y llanta delantera de 21”, está claro que su rival directa es la Yamaha XT660Z Tènèrè, que equipa un «mono» de 660 cc, tiene prácticamente el mismo recorrido de suspensiones y coincide en la medida de las llantas de radios.

La Tènèrè lleva cuatro años en el mercado, pero desde el pasado cuenta con ABS, así que las diferencias entre ambas sobre el papel, son mínimas incluso en el precio. Lo mejor para encontrarlas es una ruta variada con autopista, carretera y algo de campo.

Como en la mayoría de los casos nuestra jornada de pruebas comienza en «on road», en el asfalto de nuestra redacción y desde ahí nuestros pasos se dirigen al Pantano de San Juan, a unos 100 km de la capital. Antes de salir y nada más levantarlas de la pata de cabra ya se aprecian las primeras diferencias.

La Yamaha es un poco más grande pero su asiento está más bajo y es más estrecho, de modo que se llega con más facilidad al suelo que en la BMW. Además, en ésta la pata de cabra no cambia con respecto a la G 650 GS y al tener más recorrido de suspensiones la moto queda mucho más tumbada sobre ella, así que levantarla es mucho más difícil. A cambio la dirección parece un poco más ligera al moverla a baja velocidad.

También transmite un poco más de información la rueda delantera, debido a que el piloto se ubica más sobre el tren delantero. Una vez rodando no encontramos excesivas diferencias en el primer tramo de autovía, ya que las dos son suficientemente estables entre 120 y 160 km/h, las velocidades en las que se encuentran cómodas. Más allá aparecen vibraciones en los dos bicilíndricos, que disminuyen en cierta medida el confort de marcha.

Pronto alcanzamos la carretera nacional, un tramo con curvas de media velocidad, en el que las dos cumplen con buena nota. La BMW tiene un tarado un poco más firme de suspensiones, menos distancia entre ejes y es más ligera, así que se mete en curva con mayor facilidad. A su favor la Yamaha ofrece un comportamiento más equilibrado, de manera que predices mejor sus reacciones y conectas un poco más.

Por suspensiones la moto alemana se descompone menos en las frenadas fuertes, mientras que la japonesa transfi ere rápidamente el peso al tren delantero y queda menos aplomada. En cuanto a potencia del equipo de frenos, la balanza vuelve a inclinarse del lado de la Tènèrè, dado que cuenta con dos discos en el tren delantero y el ABS tarda más en entrar en acción, especialmente en el tren trasero.

Y es que el pedal de la G tiene muy poco tacto debido a la temprana actuación del mencionado sistema, pero en su caso se puede desconectar, algo de lo que no puede presumir su rival. El rendimiento de los dos monocilíndricos es bastante parecido y en carretera las diferencias son bastante sutiles.

En el banco también, ya que tan solo hay medio CV entre ellas y son muy similares en cuanto a potencia específica y régimen máximo. Acelerando a la salida de las curvas conviene, en los dos casos, utilizar el medio régimen, que es donde giran más a gusto. De hecho si cambias pronto de marcha y el motor cae de esa zona hay que reducir, para que no se queden sin respuesta.

Después de la autopista y la carretera, llegan las pistas. Las dos han sido diseñadas para poder hacer incursiones «off road» y su dificultad dependerá de la habilidad del piloto, aunque en buenas manos pueden llegar muy lejos.

Ya vimos en la presentación de la Tènèrè en Marruecos, donde pisamos unos buenos tramos de desierto, lo divertida que puede llegar a ser una excursión con ella y lo mismo es aplicable a la Sertão.

Ésta tiene a su favor en terrenos complicados otra vez su mayor ligereza, ya que pesa 13 kg menos en vacío y 20 en lleno. La gran variación de peso entre peso en seco y con todos los depósitos llenos está en la diferencia de capacidad de depósito, y es que la Yamaha tiene 23 litros, por los 14 de la BMW.

Gracias a este mayor volumen, la moto japonesa tiene alrededor de 120 km más de autonomía, un punto a tener en cuenta si se realizan excursiones por lugares alejados de la civilización. Esto se nota también en el tamaño exterior del depósito, que hace tener la sensación de estar más integrado en la moto y no te molesta especialmente al pilotar de pie en el campo. En los dos casos se pueden retirar las gomas de los estribos, para llevarlas con botas de campo, pero en la Yamaha hace falta herramienta.

Las dos trail de esta comparativa tienen buenas cualidades tanto en el asfalto como fuera de él, pero lo mejor es que son bastante accesibles, gracias a sus moderadas prestaciones y especialmente a su contenido precio.

Ya no tienes excusa para no llevar a cabo tus soñadas aventuras por terrenos lejanos, puedes llegar incluso al desierto que adorna los nombres de los dos modelos.