Hace ya unos días que Isle of Man: Ride on the Edge (el vídeojuego oficial del Tourist Trophy) está disponible para todas las plataformas después de haber llegado a PC en última instancia. Como aficionado del motociclismo, seguramente te hayas comprado más de un título en los últimos años, como pueden ser los oficiales de MotoGP o los famosísimos, y quizás mejor título hasta la fecha, Ride y Ride2. Pero en un sector donde Milestone acapara todo lo que se publica con un mínimo de simulación, la llegada de un nuevo desarrollador, Kylotonn, se veía con muy buenos ojos y si además lo hacia bajo la temática del Tourist Trophy, mejor que mejor.
Con esa esperanza fuimos siguiendo todas las noticias, fotos y vídeos que llegaban del título. Las imágenes tenían muy buena pinta y, aunque los movimientos en los vídeos resultaban un tanto irreales, nadie podía juzgarlo hasta tenerlo en sus manos. Con unas ganas tremendas de poder explorar el circuito de la Isla de Man a bordo de la Honda CBR 1000RR de John McGuinness o Cameron Donald, pedimos una versión de prueba con la que experimentar y traeros el análisis desde el punto de vista del aficionado al TT, motero y consciente del comportamiento de una moto en la vida real.
"A buenas horas", pensaréis muchos. La verdad es que mi intención era no publicar nada hasta que fuera capaz de completar una vuelta completa al trazado de la montaña sin una sola caída. Y aunque la "hazaña" ha estado muy cerca, ha resultado imposible y una experiencia realmente frustrante, más adelante os explico porqué y os adelanto que no tiene nada que ver con saberse o no cada curva, con tener más o menos pericia con el mando o no haberle dedicado el suficiente tiempo.
Modos de juego en Isle of Man Ride on the Edge
No parece que haya mucho margen para innovar en este sentido. Cuando inicies el juego te encontrarás con los modos más tradicionales:
- Carrera profesional. Típico modo en el que podemos crear nuestro propio piloto y avanzar poco a poco, con invitaciones a distintas pruebas, para conseguir máquinas más rápidas y llegar a clasificarte para el Tourist Trophy. Las opciones de personalización sin mínimas, a años luz de lo que ofrece otros títulos como Ride2 al no contar con el catálogo de ninguna de las marcas principales. Las carreras tienen lugar en trazados que van desde Irlanda a Gales, a menudo plagados de bugs y errores que hacen imposible rodar en ellos (en uno de ellos, por ejemplo, el mando nunca para de vibrar).
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Contrarreloj. Es con total seguridad la opción que más he utilizado. Sencilla y rápida, te coloca metros antes de la recta de meta para pasar por Grandstand a 300 km/h y completar tantas vueltas como queramos. Existe además la posibilidad de elegir los sectores en los que quieres correr, practicando por ejemplo sólo las curvas de Glen Helen o desde Windy Corner hasta meta. Desde el minuto uno se te ofrecerán todas los pilotos y/o motos de las categorías Senior y Supersport.
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Carrera. Puedes configurar una carrera a tu gusto pudiendo elegir entre los 10 circuitos que se ofrecen, número de vueltas y hora del día en el que correr. Lo más interesante de este apartado es poder meterte de lleno en el Tourist Trophy con sus interminables seis vueltas y sus entradas en boxes mientras el sol se va poniendo. Sin embargo, se sufren caídas del framerate bastante frustrantes y la IA de los rivales brilla por su casi completa ausencia, aunque de esto hablaremos más adelante.
Isle of Man Ride on the Edge, un ambiente bordado
Podemos decir sin miedo a equivocarnos que el trabajo de ambientación de Kylotonn es sencillamente brillante y una de las mejores, si no la mejor, de los simuladores de dos ruedas que se han presentado hasta la fecha. Para que te hagas una idea del nivel de representación al que se llega, no tendrás problema alguno para encontrar el punto exacto del trazado en el que viste el Tourist Trophy por primera vez. Casa por casa. Señal por seña. Muro por muro. Y si no has tenido el placer de ir todavía, siempre puedes buscar los ángulos en los que se sitúan las cámaras de televisión.
Uno de los puntos que quizás más me han llamado la atención es la iluminación, creando un ambiente muy realista del verano de las islas británicas. Especialmente si corres por la tarde, la luz cobra un tono templado y anaranjado que se cuela entre las hojas de los miles de árboles que dan sombra al pavimento. Porque esa es una de las razones por las que han conseguido que, verdaderamente, te sientas en Man. La vegetación es muy abundante ocupando cada metro y cada centímetro de la escena. Allí donde los árboles dejan de tener protagonismo, Ride on the Edge nos regala unas vistas impresionantes de la Isla con el mar de fondo. El modelado es correcto y las texturas del cuero son muy agradecidas, especialmente cuando el sol pega sobre el mono del piloto.
La sensación de ir a todo gas por un carretera secundaria entre rayos de luz, mientras el piloto no para de vibrar encima de una Fireblade chillando y saltando en los cambios de rasante es una de las experiencias gratificantes que regala este título. Un detalle que me gustó especialmente es el ruido del viento en el casco, de modo que si circulas a 310 km/h sientes estrés no sólo por la gran sensación de velocidad, sino por el ruido que crea.
Isle of Man Ride on the Edge, incompleto y frustrante
Y a pesar de la magia que han logrado imprimir al mapa de Snaefell, todo ese trabajo se echa por la borda cuando empiezas a dar gas. El motor que mueve las físicas de este título es simplemente un error. No da la sensación en ningún momento de que existan dos ruedas, más bien, es como estar llevando una tabla de planchar a toda velocidad. Una tabla de planchar porque las suspensiones no tienen función alguna, ni existen las inercias en los cambios de dirección. No es sólo que la sensación sea simplemente mala y muy arcade, es que además, cuando intentas desactivar algunas de las ayudas, la experiencia se vuelve una pesadilla.
Uno de los grandes problemas de estas físicas es que parecen haber sido adaptas de vehículos de cuatro ruedas al que han dado la orden de "tirar al piloto" si se llega a derrapar. De esta manera, si das más gas de la cuenta no te verás cruzando la moto sino que ambos ejes, ambas ruedas, giraran en sincronía como si estuvieran soldadas. Esto se traduce en la moto cambiando de dirección, una dirección que acabara contigo estampado en un puro o con el piloto saltando de la máquina como si alguien hubiera dado al botón rojo de eyección. Existe un problema general al no haber entendido cómo se comporta una motocicleta que, cuando clava la trazada en una curva, debería pasar por railes por el asfalto pero que, en Ride on the Edge, provoca un derrape (de nuevo, física de coche sobrevirando) y posterior tortazo.
Esta sensación acaba por convencerte de que lo mejor es pilotar con precaución, sin apenas tocar el freno (también te verás de morros en el asfalto sin frenas con contundencia) y sin buscar en ningún momento el límite, abriendo gas sólo en rectas donde no existan curvas de ningún tipo. Pero incluso así, la tarea de completar una vuelta es casi imposible.
Existen multitud de baches, cambios de rasante y bugs en la pista que en cualquier momento y sin que puedas hacer nada por evitarlo, te lanzarán por los aires perdiendo un tiempo preciadísimo. Además, para desgracia del usuario, no existe la posibilidad de hacer un "flashback", esa función que tenemos disponible en los títulos de Milestone con la que podemos volver atrás para corregir un error: una llamada de teléfono, un despiste, una mirada al móvil, un mal cálculo en la frenada.
Otra de las innumerables funciones que se echan de menos es un modo foto en el que poder lucir ese pedazo de escenario que han creado. Incluso en las repeticiones las opciones son muy limitadas, por no mencionar que esa repetición sólo está disponible si acabas la prueba, algo que no ocurre en el modo contrarreloj a no ser que corras por sectores y exista un principio y un final.
En el apartado de pilotos/máquinas hay variedad, pero tiene grandes lagunas. Podremos rodar sólo con algunos de los más destacados y algunos modelos han quedado anticuados, como la Honda CBR1000RR de John McGuinness. En Supersport tenemos a Bruce Anstey (con una CBR600RR de 126 cv… pero 319 km/h de punta), Cameron Donald, Michael Rutter, Steve Mercer, Ivan Lintin, James Hillier, Jamie Coward, Dean Harrison, John McGuinness, Michael Dunlop, el malogrado Daniel Hegarty, Daniel Cooper, Martin Jessop, Peter Hickman, William Dunlop, Ian Hutchinson y Derek McGee. En Superbike, John McGuinness, Cameron Donald, Bruce Anstey, Michael Rutter, Michael Dunlop, Martin Jessop, Peter Hickman, Gary Johnson, Ian Hutchinson, Ian Lougher (Suter 500), Mark Miller, Ryan Kneen, Steve Mercer, Ivan Lintin, Peter Hickman, James Hillier, Dean Harrison y David Johnson (con una sospechosamente potente Norton V4 RR). Eso es todo, no se ha hecho el esfuerzo de recrear dúos como el de Joey Dunlop con la Honda VTR SP2 ni el de Norton con Steve Hislop.
Conclusión
En definitiva, aunque es un auténtico "must" para todo motero, no es un título que pueda hacer ningún tipo de sombra a Ride2 o similares. La esperanza es que mejore con el tiempo y los futuros parches que vaya publicando el desarrollador (por ejemplo, en origen el piloto se descolgaba por completo aunque la moto se inclinara sólo 10 grados). Próximamente se incorporará una categoría de Sidecars que, sospecho, nos dejará disfrutar muchísimo más precisamente por ser más similares a un vehículo de cuatro ruedas. Isle of Man: Ride on the Edge llegará a dos perfiles distintos: el experto motero que ignorará sus defectos por rodar en Man y el usuario que desconoce la prueba y quedará con la boca abierta al descubrirla.
Lo mejor:
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Iluminación, ambientación y atención al detalle
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Sensación de velocidad
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El trazado del Tourist Trophy
Mejorable:
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Físicas muy mejorables y frustrantes
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Escasez de extras y posibilidades
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Errores en trazados y sonidos, pantallazos azules