Ruta en moto por la Sierra de Grazalema

El sur vuelve a llamar a las puertas de nuestro Turismo con la misma belleza e intensidad de siempre. En esta ocasión, la protagonista es la Sierra de Grazalema, y nuestro punto de partida y destino, Arcos de la Frontera.

Texto: Pepe Burgaleta, Luis López. Fotos: Juan Sanz

Ruta en moto por la Sierra de Grazalema
Ruta en moto por la Sierra de Grazalema

En cierto modo, resulta obligado comenzar una ruta por la Sierra de Grazalema y sus Pueblos Blancos en Arcos de la Frontera. Las características y situación de esta localidad resultan ideales en busca de la esencia andaluza de la zona serrana que nos espera.

No en vano, Arcos es considerado como la puerta de entrada al embrujo ofrecido por los pueblos de la zona, vestidos de un intenso blanco de arriba a abajo. Valga como ejemplo la casa rural donde en esta ocasión se nos acoge, cuya fachada se ve adornada de la limpieza otorgada por dicho color. ¿Por qué será que transmite paz y bienestar al espíritu? Y no solo eso, porque antes de arrancar en una fría pero soleada mañana de otoño tardío, las ganas por arrancar y descubrir el entorno nos pueden; aparece cierto hormigueo en el estómago, algo así como «las mariposas de Hermida» antes de un directo... Tal vez sea producto de viejas experiencias durante años de visita al Gran Premio de España en Jerez, donde un buen paseo en moto huyendo del gentío provocado por las carreras desembocaba, casi, casi de forma inevitable, en una ruta por Grazalema, sus pueblos y su sierra. Buenos recuerdos, mejores carreteras y un entorno idílico nos esperan. De ahí nuestra inquietud...

Hacia el bosque

Volveremos a Arcos al finalizar el recorrido, de modo que con la sensación de seguir disfrutando de sus calles y vista desde las alturas, dejamos atrás su bella estampa salvando el río Guadalete hacia El Bosque, en una primera toma de contacto con el terreno. El «terreno» en cuestión es la A-372, una carretera sobre la que todavía no es necesario aplicarse frenando, trazando y acelerando, sino que lo mejor es tomárselo con calma para comprobar, entre otros detalles, que el agarre no es lo mejor del recorrido precisamente.

Así llegamos a El Bosque mientras la temperatura sube poco a poco. ¡No sabes cómo se agradece en esta época del año! Entramos ya en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema, por lo que las zonas sombrías son una especie de trampa para el motorista confiado y «lanzado» a ritmos que tal vez debieran esperar otra época del año para ser disfrutados con mayor seguridad.

Mientras tanto, El Bosque nos recibe con su Centro de Visitantes en el que se nos explica la diversidad del entorno, la riqueza de sus valles y depresiones; una orografía accidentada que forma parte del encanto de sus tierras y sus gentes, acostumbradas a salvar los inconvenientes con una sonrisa y el buen humor que caracteriza a la zona. Nadie sino ellos han logrado salvaguardar la riqueza que les rodea mostrándola al visitante con orgullo y pasión, pero también con un celoso respeto a la naturaleza que les ha permitido disfrutar de lo auténtico durante generaciones. Por cierto, resulta curioso comprobar que aunque se trate de una de las zonas con más lluvias de la Península, sin embargo los ríos no abundan por la zona, lo que no es óbice para encontrarnos con recovecos y «filigranas» que, a medias entre el hombre y la propia Naturaleza, han sabido esculpir con el rigor y la responsabilidad que entraña dicha labor.

Grazalema y Ubrique

El Bosque da comienzo pues a lo más divertido del recorrido. Ya hemos ganado altura y «solo» nos queda hacer curvas y más curvas en busca de Grazalema, para más tarde acercarnos a Ubrique y adentrarnos al Parque Natural de los Alcornocales, que se funde con el de Grazalema como si fueran uno...

El trazado es cada vez más tortuoso y las zonas sombrías abundan. Sin embargo, a poco que mezcles diversión con prudencia, todo irá bien. La belleza de los bosques de alcornoques, encinas y abeto pinasapo domina nuestra vista. El asfalto es más o menos lineal, es decir, pocos cambios con agarre diverso, pero no el suficiente como para fiarte en exceso.

La GSX-S1000F abusa de su musculatura empleando tercera y cuarta como marchas únicas. Un baile continuo que desemboca en el pueblo de Grazalema, si bien poco antes subiremos a Zahara por el Puerto de las Palomas en un «ida y vuelta» que nos devolverla a la vía principal, bajando de Grazalema a Ubrique y, desde aquí, alcanzamos Jimena de la Frontera tras pasar por Gaucín. ¡Qué atracón de curvas!

Llama la atención la curiosa orografía compuesta por los dos parques naturales más ricos de Andalucía, o al menos eso es lo que nos dicen los moradores de estos pueblos, auténticos enamorados de su tierra... como no podía ser de otra forma.

Dejamos atrás, a la altura de Jimena, lo más divertido en cuanto a trazado para enlazar con Arcos atravesando las sierras en diagonal. La CA-8201 nos lleva entre curvas de asfalto delicado y ancho reducido al Puerto de Galis, en plena cordillera Penibética a unos 400 metros de altura. A la altura de Algar observamos el embalse de Guadalcacín, prácticamente llamando ya a las puertas de Arcos de la Frontera. Qué mejor forma de repasar lo vivido que cenando en El Santiscal con un buen vino de la zona en la mesa y un poco de jamón con picos...