Todavía tenemos en el recuerdo los paisajes de la primera entrega de esta ruta que, bien mirado y como rezaba el titular del mes pasado, conforman lo que podría denominarse un auténtico paraíso para los que disfrutamos montando en moto. Al encanto de una extraordinaria naturaleza, se le unen multitud de carreteras más o menos estrechas, pero siempre animadas y divertidas para los que, además, buscan apurar un poco más de lo habitual el agarre de los neumáticos... El buen estado general de las vías que encontramos por el camino, unido a un clima en el que las temperaturas extremas no son habituales, permiten extraer lo mejor de una animada ruta en moto; de hecho, pocas veces agradeces una ligera lluvia o un cielo nublado tanto como rodando entre las carreteras que surcan estos parajes durante el verano. ¡El paraíso diseñado a nuestra medida! Espectacular.
¡Es el paraíso diseñado a la medida del motorista! Espectacular
Arrancamos así en A Pontenova para realizar el breve pero animado trayecto entre esta localidad y Taramundi. No es más que una forma sencilla para "calentar" y comenzar nuestro periplo hacia el mar, tomando dirección Vegadeo por la AS-21. El entorno del río Eo, Oscos y Tierras de Burón, Reserva de la Biosfera, nos envuelve mientras se aproxima el entrante de mar que supone la Ría de Ribadeo. La conexión con la N-640 ya comienza a devolvernos ese ambiente de cierta vorágine en el tráfico y trasiego de lugareños de un lado a otro. Castropol nos acerca al entorno de la A-8, cruzándola mientras conseguimos recuperar la vieja Carretera del Cantábrico; una denominación que ahora ha sido otorgada, desde 2014, a la Autovía que tanto ha despejado las vías como la que estamos recorriendo en estos momentos.
PRIMER CONTACTO
Nos acercamos poco a poco al contacto con la mar. Así, la primera localidad con cierto porte la encontramos en Tapia de Casariego, uno de los pueblos costeros turísticos por excelencia. No en vano, es conocido el buen ambiente entorno a sus terrazas, tabernas y restaurantes, así como el buen talante de los lugareños que reciben al visitante con la calidez suficiente como para pensar en repetir... o incluso en quedarse.
Nosotros nos alejamos de los cantos de sirena de sus rincones y plazas, sus playas y miradores al mar, para continuar camino siempre, desde ya mismo, en compañía del Cantábrico rodando por la N-634 en dirección a Navia. Nos topamos con la ría y su núcleo urbano al otro lado, a donde llegamos salvando su coqueto puente. Puerto de Vega es una de esas perlas que no deberás perderte, donde la tradición pesquera llegó incluso a la captura de ballenas. Eran otros tiempos... aunque el entorno se conserva con una fidelidad prácticamente absoluta. Pasear por sus calles contemplando el puerto y el colorido de las barcas o las redes, nos reafirma la actividad económica predominante, auténtico motor que todavía hoy sigue funcionando a pleno pulmón.
Mientras retomamos la N-634 ponemos rumbo hacia Luarca, donde la imagen de pueblo pescador, en esta ocasión ganando metros a un interior muy escarpado, consigue instantáneas de postal. Es famoso el Mirador del Chano, con preciosas vistas al pintoresco puerto pesquero y deportivo. Allí nació nuestro Premio Nobel en Medicina, Severo Ochoa.
El entorno de Puente Vega nos envuelve con el colorido de su tradición pesquera
Encontramos a partir de aquí uno de los tramos más animados, entre Cadavedo y Ballota, donde la N-634 demuestra que resultaba necesaria la autovía que la secunda, con un trazado bastante más recto y aburrido, todo sea dicho, que la propia Nacional. Será así hasta poco antes de llegar a Cudillero, donde de nuevo las imágenes de postal nos asaltan a nuestra llegada, mientras el sol se sigue resistiendo a aparecer; más bien todo lo contrario, porque una fina y pertinaz lluvia insiste en sorprendernos de vez en cuando, desapareciendo sin previo aviso y viceversa... He ahí parte del encanto de un entorno espectacular, independientemente de la luz que tenga a bien iluminar la situación climatológica que nos toque vivir a cada momento. La alegría de sus calles, lo colorido de sus terrazas y el buen olor de sus comidas nos persiguen durante un breve paseo a los mandos de la S1000RR, cuyo bramido tampoco pasa desapercibido a pesar de circular prácticamente a velocidad de ralentí.
Cudillero nos recibe con una ligera lluvia, fiel compañera de viaje
La rabia contenida de su motor no es ajena a las miradas de propios y extraños, aunque en realidad lo que le apetece a esta BMW es continuar el camino hacia espacios más abiertos. De hecho, con esa intención circunvalamos Avilés y Gijón, dos de los núcleos económicos más potentes y poblados, para dirigir nuestros pasos hacia Villaviciosa, Colunga y Lastres. Allí nos espera la paz del mar como gran recompensa final a unas jornadas intensas que invitan a repetir... mejor cuanto más pronto.
RURALKA ON ROAOD: HOTEL CASONA DE LABRADA
A medio camino entre Taramundi y A Pontenova encontraremos el desvío que nos lleva a una pequeñísima localidad de censo reducido: una sola persona. Labrada no solo aporta paz y el encuentro con la naturaleza, sino también un conjunto de casas que su propietario ha tenido a bien reconstruir manteniendo, eso sí, la estructura tanto exterior como interior en gran parte de sus rincones. Las amplias zonas de recreo y esparcimiento se cuida al máximo, mientras que la calidez del interior no se puede decir menos. De ello se encargan, con enorme celo, Noelia y Veli.
RURALKA ON ROAD: HOTEL MAR DEL SUEVE
En un rincón de Colunga encontramos esta vieja casa Indiana fechada en el año 1881, convenientemente adaptada a su nueva condición hotelera. Así se muestra desde 2002, arropada por la próxima Sierra del Sueve en la que montaña y mar se ven separadas por apenas 5 kilómetros... ¡con un desnivel de 1.159 metros! El trato personalizado, el cuidado con el que se decora cada rincón del interior de la sala de lectura o el lugar destinado al desayuno, donde vemos obras de arte colgadas de sus muros, aportan ese remanso de paz que todo viajero busca cuando el sol se oculta.