Vuelta a España en Vespa

Cualquier moto vale vivir una aventura. Así, un intrépido lector ha recorrido España a lomos de su fiel Vespa.

Fernando Jorde

Vuelta a España en Vespa
Vuelta a España en Vespa

Para mí una aventura es pasármelo bien. Eso buscaba cuando salí con mi Vespa desde San Sebastián para dar la vuelta a España. Nada mas salir ya estaba metido en algo que no sabía que iba a dar para tanto. Fue una experiencia inolvidable. Entré con la Vespa en sitios que nunca hubiera imaginado, conocí a gente de todos los rincones de España y tanto la belleza de la geografía como la propia gente de cada lugar es lo que me llevo de esta experiencia, además de la brisa que iba marcando mi cuerpo a mi paso por cada pueblo o ciudad. En lo pueblos disfrutaba simplemente sentado en un banco y hablando con alguien del lugar.

En muchos sitios la gente se acercaba al ver que iba en una Vespa con la casa acuestas y me preguntaban de dónde venía. Había quien no entendía un viaje así y había quien me comentaba que era envidiable lo que estaba haciendo. Me invitaron a comer y a cenar en muchos sitios. Tengo cientos de anécdotas, como cuando paraba a estirar el brazo en algún pueblo y terminaba en un bar comiendo un bocadillo con el hielo puesto en el brazo y las piernas sobre una silla como si el bar fuera mío. Era curioso en general como se portaba la gente conmigo. Recuerdo que en una jamonería de Guijuelo paré a sacar una foto de mi Vespa en la puerta y terminé con la moto dentro del local. Me metieron jamón en la moto, me puse morado allí con el jamón y el porrón de vino y se portaron conmigo como si fuera alguien que estaba dando la vuelta al mundo…

En las ciudades, entrar con tu Vespa por ejemplo de noche y en un sitio como Barcelona, es algo espectacular, también lo había sido antes en Salamanca, me metí también hasta la plaza mayor y se montaron en mi Vespa todos los tunos que había por allí. En Granada fue también espectacular, también llegué de noche. Es algo que me gusta mucho. Conocer las ciudades de noche y más en verano y con el airecillo que te da en la cara al ir en moto. A medida que iba conociendo ciudades y pueblos, iba llenando más mi mochila de buenas historias.

Ni el calor de Extremadura, ni el cansancio pudieron hacer que el viaje terminara. Cuando el calor más apretaba, aparecía alguien y me daba fuerzas para seguir. Así fue por ejemplo en Lebrija, donde me entrevistaron y me hicieron pasar un buen rato con su amabilidad y ofreciéndome su amistad y su apoyo. Recuerdo también a mi amiga cordobesa que bajó a Sevilla y disfrutamos de la ciudad andaluza. Y… algo paso en Jerez… que no se puede olvidar. Llegué al circuito de Jerez a eso de las dos de la tarde y todavía me cuesta creerlo. Me invitaron a entrar montado en mi Vespa al circuito… son cosas para alucinar. Cada zona de España me ha aportado algo diferente. Asturias, Galicia, Andalucía… recorrer España con la Vespa ha sido una forma diferente de viajar, una forma diferente de vivir.

Llevar tu tienda de campaña y tus cosas encima te da una sensación de libertad que no es nada fácil explicar con palabras. El levantarte cada mañana en un sitio diferente y arrancar la Vespa para seguir a otro lugar, es algo alucinante. A medida que iba avanzando, el viaje iba calando más en mí y ni siquiera un accidente importante pudo pararme. Cuando yo encuentro algo que merece la pena es muy difícil que abandone. Luego tiene todavía más valor para ti mismo porque ves que has acertado continuando a pesar de los contratiempos, ves que eres capaz de seguir aun cuando todo está en contra y eso te hace ver que en esta vida tienes que confiar en ti mismo.

Me gustan casi todas las motos. La velocidad es adrenalina y eso también mola pero si elegí la Vespa fue porque la Vespa es muy especial para mí. Con ella me saqué el carné por libre con 18 años y llegué a examinarme conduciéndola desde mi casa.

He estado en peligro varias veces… (fractura de tibia y peroné, aplastamiento de vértebras, he tenido unos cuantos sustos, sí) pero con ella también he ido a las playas de la costa donde vivo, a comprar el pan y el periódico, he salido por las noches y he aparcado en el centro y sigo haciéndolo. He ido a muchos rallies de Vespa y Lambretta. Con ella bajé también este año al centro de España, fue alucinante recorrer Madrid en mi Vespa, pasar por la puerta de Alcalá, Cibeles, Gran vía, Sol… son cosas que no tienen precio. Con ella sigo haciendo kilómetros. La Vespa no tiene final.

Y por eso tengo un proyecto, en mis próximas vacaciones de verano quiero hacer un tour italo-hispano-francés. Atravesar toda Francia hasta la Costa Azul y subir por Mónaco hasta Milán pasando por Génova, luego de allí volver por Torino y pasar por otra zona de Francia, Bordeaux, para bajar por Las Landas hasta San Sebastián.