Jonathan Rea se hizo con la victoria en las dos carreras disputadas en Imola: la primera manga y la carrera Superpole, ya que la segunda manga no se disputó por la peligrosidad del trazado italiano en lluvia, que también produjo la cancelación de Supersport 300. En Supersport ganó el líder Randy Krummenacher.
SBK: REA, DOBLETE INTERRUPTUS
Minutos después de cruzar la línea de meta en primera posición en la carrera del sábado, Jonathan Rea confesaba ante los micrófonos que llevaba visualizando ese momento desde Assen. No era para menos: no solamente coronaba un fin de semana hasta entonces prácticamente perfecto –salvo un par de pequeños errores que le privaron de la Superpole tras una vuelta magistral de Chaz Davies-, sino que, al fin, paraba en once el pleno de Álvaro Bautista.
De Australia habían salido con el morro torcido en Kawasaki, preocupación agravada en Tailandia y convertida en resignación en Aragón, donde menos expectativas tenían. Pero en Assen… en Assen tenían muchas esperanzas, que Bautista evaporó. Para Imola, la ilusión había dejado paso a la fe, que convivía en el box verde con el miedo de volver a verse impotentes ante el binomio Bautista/Ducati.
Por eso, cuando la carrera confirmó los presagios de los entrenamientos, la victoria de Rea se celebró como si llevasen una década sin ganar. Tal es el nivel de adicción de la victoria, y el consecuente mono de la derrota.
Eso sí: ni había tiempo de celebraciones ni la victoria condujo al delirio. Fue más bien un bálsamo. Situada a 80 kilómetros de Módena, la victoria en Imola fue un vinagre balsámico para las heridas de Rea y Kawasaki, dejando además la incertidumbre de hasta dónde hubiera llegado Chaz Davies de no haber roto su Panigale al comenzar la carrera.
La carrera Superpole dio la respuesta: el galés no supo gestionar la presión de liderar y cometió un error antes de terminar la primera vuelta (hubiese sido la primera vuelta no liderada por Bauti o Rea) que le relegó a la tercera posición. Se rehízo, pasó a Bautista y llegó a amenazar la victoria de Rea, pero el norirlandés estaba en su terreno: cuando coge una ventaja de 1-2 segundos y tiene ritmo para defenderla, no la deja escapar.
De ahí que la presencia de Davies fuese, a la vez, incordio y oportunidad: la de recortar nueve puntos de una tacada a Bautista si se repetía el podio en la segunda manga. Por eso era comprensible que Rea quisiera correr, tan comprensible como que Bautista no quisiera hacerlo. Finalmente, Gregorio Lavilla fue el encargado de impartir justicia y, al poner en la balanza la seguridad de los pilotos, se inclinó claramente a la cancelación.
Eso dejaba el fin de semana en doblete de Rea… y a Bautista con una ventaja de 43 puntos. Pese a haber visto cortado su pleno (algún día tenía que pasar), el español sale reforzado. Porque si Rea se mira en el espejo de la actitud a la hora de encarar un campeonato, el reflejo le devuelve la figura de Bautista: a diferencia de Davies, cuyas opciones de título estos años se han diluido por mezclar victorias y dobletes con desastres y ceros, Bautista y Rea no fallan.
El día que no se puede ganar, se hace segundo o tercero. Así ha ganado Rea cuatro títulos, y así quiere hacerlo Bautista en 2019. Con el norirlandés enfrente, ha entendido que no bajarse del podio en los escenarios que se le atraganten es tan importante como machacar en aquellos en los que es superior. Quizás no lo parezca, pero en Imola ha dado un paso adelante hacia el título.
No solo ellos salen reforzados. También Chaz Davies, que supo canalizar la rabia de la rotura de la primera manga y, pese al error al comienzo de la carrera Superpole, fue capaz de batir a Bautista para acabar segundo. Parece que se va adaptando a la V4.
Y mientras Bautista y Rea polarizan el presente, el turco de 22 años Toprak Razgatlioglu se consolida como el futuro del WSBK. En la primera batió a las Yamaha y al oficial Leon Haslam para colarse en el podio por la rendija que abrió la rotura de Davies. Es su tercer podio en la categoría y se acerca a Marco Melandri en la clasificación de independientes.
Sin tener un fin de semana tan bueno como los de Assen y, sobre todo, Aragón, Jordi Torres sale de Imola con seis puntos más (11º y 9º), y es uno de los cinco pilotos que ha conseguido puntuar en las últimas ocho carreras (junto a Álvaro Bautista, Jonathan Rea, Alex Lowes y Leon Haslam). Héctor Barberá sumó sus tres primeros puntos (13º y 14º).
En el apartado de la mala suerte, tanto Eugene Laverty como Leon Camier parecen competir por el gafe de la temporada. Ambos ya se quedaron sin correr una de las carreras en Tailandia, y en Imola tuvieron que ver todas por televisión: Laverty con las dos muñecas fracturadas y Camier con el ligamento del hombro dañado.
WSS: IL CAPO KRUMMENACHER
No por habitual deja de sorprender la actuación de Randy Krummenacher, que en la última vuelta batió a su compañero Federico Caricasulo –con algún problema en su moto- y lleva 115 puntos de 125 posibles con tres victorias y dos segundos. En una categoría marcada por el monopolio Yamaha, el suizo está logrando destacar sobre el resto de R6.
Una vez más, Jules Cluzel no tuvo suerte y un fallo a la salida de la curva arruinó su carrera y la de Lucas Mahias y Thomas Gradinger. El incidente dejó el podio servido para el local Raffaele De Rosa y permitió a Isaac Viñales subir a la sexta posición, justo delante de Cluzel y Mahias. Gradinger no pudo seguir y eso acabó permitiendo un puntito más para la saca de María Herrera, 15ª. Nacho Calero fue 19º.
SSP300: LOS GRANDES PERJUDICADOS
La ubicación de la carrera de Supersport 300, siempre la última del fin de semana, hizo que los más jóvenes del WorldSBK se fuesen sin correr de Imola, un escenario que en las dos temporadas de historia de la categoría ha sido premonitorio: Marc García (2017) y Ana Carrasco (2018) ganaron allí rumbo a su título mundial.
Así, la pole de Mika Pérez, la vuelta a la primera línea de Carrasco y la victoria de Borja Sánchez en la ‘Last Chance Race’ cayeron en saco roto. Tocará resarcirse en Jerez del 7 al 9 de junio.