Ana Carrasco ya no es noticia

La grandeza de la piloto murciana está en haber hecho, de lo extraordinario, rutina.

Nacho González

Ana Carrasco ya no es noticia
Ana Carrasco ya no es noticia

En el último año, la murciana Ana Carrasco se ha convertido en la primera piloto en ganar una carrera en un Mundial, en hacer la vuelta rápida en un Mundial, en conseguir la pole en un Mundial, en liderar un Mundial y, finalmente -y después de conseguir que Teledeporte se decida de una vez a retransmitir su categoría-, en todo a la vez: acabar un fin de semana con pole, victoria, vuelta rápida y liderato.

Eso no lo había hecho nadie en el Mundial de Supersport 300 que comenzó el año pasado. Ha pasado de los récords femeninos a los absolutos. Evidentemente, a esto ayuda la juventud de la categoría, pero con tres victorias ya ha superado las dos de Scott Deroue, Marc García y Mika Pérez. Ya ha ganado más que nadie.

Precisamente por eso, una victoria de Ana Carrasco ya no es noticia. Ya no es el momento de que ocupe las portadas de todos los medios -aunque sería magnífico que alguno lo hiciera-, porque ha normalizado lo que no hace tanto era extraordinario. Lo que hasta que llegó ella no había pasado nunca.

Ana Carrasco ya no es noticia

En las facultades de periodismo se pone un encomiable ímpetu en el proceso que lleva a definir qué es noticia y qué no. Pese a que hay casi tantas teorías al respecto como autores, existe un ejemplo práctico e ilustrativo que se repite una y otra vez, alcanzando unos niveles de consenso bastante notables: que un perro muerda a una niña no es noticia. La noticia es que la niña muerda al perro.

El primer gran mordisco de Ana Carrasco llegó el año pasado en la cita de Portugal. Hace dos semanas fue Imola el escenario en el que clavó sus fauces. En Donington, cuando cruzó la meta en solitario, algo había cambiado. Se había vuelto algo cotidiano: ahora era el perro el que mordía a la niña. Y encima, retransmitido en abierto al público.

Ana Carrasco ya no es noticia

En apenas un par de semanas, Ana Carrasco ha reinventado y reventado la categoría de Supersport 300, venciendo dos carreras en solitario en una categoría donde una ley no escrita parecía obligar a finales en grupo. Algo así como hizo el año pasado Joan Mir en Moto3. A estas alturas, que Ana Carrasco gane una carrera del Mundial de Supersport 300 es como que Marc Márquez gane una carrera del Mundial de MotoGP. Pura rutina.

La piloto de Cehegín ha pasado de escalar los peldaños de la historia del motociclismo femenino a descontar las carreras que le separan de su sueño: ser campeona del mundo.

Cuando eso suceda, volverá a ser noticia. Hasta entonces, cuando gane otra carrera se contará, por supuesto. Se contará tal y como se contará si gana uno de sus rivales. Pero se contará como una crónica más, sin síntomas de sorpresa ni signos de exclamación. Será otra victoria más a su colección. Será otra victoria menos en su ruta al título. Sólo un paso más.

La grandeza de Ana Carrasco es que la victoria ha dejado de ser un fin para convertirse en un medio. Esa es la noticia.

Ana Carrasco ya no es noticia