Pon a punto tu moto tras el invierno

Puesta a punto de la moto antes de viajar con la llegada del calor. Llega el buen tiempo y las ganas de viajar en moto. Antes de salir a la carretera debes revisar tu máquina, sobre todo si ha estado mucho tiempo parada durante el invierno.

Pepe Burgaleta. Fotos: Lluís Llurba

Pon a punto tu moto tras el invierno
Pon a punto tu moto tras el invierno

Con la llegada del buen tiempo seguro que te han entrado ganas de viajar en moto, pero conviene realizar una buena puesta a puntos antes de lanzarse a la carretera. Este mantenimiento es sin duda requisito imprescindible en el caso de que hayas tenido tu moto parada este invierno. Si no te ves capacitado de hacerlo por tu cuenta o simplemente no tienes tiempo o sitio para hacerlo, siempre puedes acudir a tu taller habitual para realizar estas tareas.

Aunque no hay que fiarse mucho, parece que ya ha pasado lo peor y que los rigores del invierno han dejado paso a la primavera. Si eres de esos que viven en un lugar en el que el clima es adverso o simplemente no te gusta pasar frío, mojarte ni exponerte a caerte en una carretera sucia, fría y mojada, ha llegado el momento de resucitar tu moto; esa que dejaste en el garaje cuando los rigores invernales hicieron su aparición.

La verdad es que dependiendo de la moto y de las precauciones que hayas tomado, está operación se puede reducir a arrancar y salir con ella rumbo a la gasolinera… o a tomarte un tiempo para ponerla en orden. La edad de la moto y de algunos de sus componentes, el lugar de estancia y las condiciones que ha tenido que sufrir afectan, y de manera importante, a la conservación de la moto.

En cualquier caso de lo que se trata es que vuelvas a disfrutar de tu montura, no de hacer una revisión a fondo, que es otro tema. Vamos a devolverla a la vida y comprobarás que, por poco tiempo que la dediques, te lo va a agradecer ella y lo vas a agradecer también tú, porque los problemas derivados de no tener la moto a punto, aunque no son graves, sí que son tan molestos como el quedarte tirado sin esperarlo.

Batería

El problema más habitual cuando vuelves a reencontrarte con tu moto es que la energía de la batería esté en niveles bastante bajos. Deberías haber tenido la precaución de desconectar los bornes para reducir al mínimo el consumo, pero si tenías la intención de usarla, aunque no lo hayas hecho al final, o simplemente no has tenido esta precaución, puede que incluso se haya agotado por completo. Eso es mal asunto. En cualquier caso esta es una operación obligatoria.

Para comprobar su estado inicial puedes emplear un multímetro eléctrico. Si está muy baja puede que tengas que cambiarla porque la batería recupera desde un cierto punto, pero no puedes dejar de intentarlo. Ahora la mayoría de las baterías son de las denominadas «sin mantenimiento» con gel, que no necesitan que las rellenes de agua. Para éstas lo mejor es emplear un cargador específico que realiza ciertos ciclos en la carga, con paradas y cambios de intensidad, que es lo que requiere este tipo de acumulador.

En las tradicionales, el agua se evapora poco a poco y antes de empezar a cargar tienes que verificar el nivel, para rellenar si es necesario con agua destilada. Los cargadores tradicionales no realizan ciclos, de manera que es necesario que la carga se realice poco a poco, aunque la mayoría están preparados para ello.

Neumáticos

Tras la batería, el segundo punto que requiere una revisión obligada son los neumáticos, unos elementos que han sufrido por la inactividad. El aire siempre acaba escapándose poco a poco, de manera que la presión tienes que verificarla obligatoriamente. Pero además lo habitual es que no hayas dejado la moto en el aire, sino que los neumáticos hayan tenido que soportar durante meses el peso de la moto apoyada en el mismo punto. Si la presión ha descendido demasiado puede que hayan llegado a deformarse, y si ya tenían un tiempo hasta han podido llegar a agrietarse. Antes incluso de hincharlos echa un vistazo a su superficie y también a los laterales, sobre todo si la presión es muy baja.

Cadena

Seguro que te encuentras con una cadena negra como el alma del diablo, bien recubierta de porquería y de grasa, y encima sin moverse durante meses. Lo mejor, en lo que tardas más y además una de las cosas más sucias a las que puedes enfrentarte, es limpiar la cadena. Ése es el consejo, que primero la dejes bien limpia. Si está recubierta de grasa adherida, el lubricante que pongas no hará más que resbalar o recubrir la capa negra que ya hay, sin cumplir su función.

Para limpiarla, emplea un producto específico frotando con una brocha y limpiando con papel. Comprueba también la tensión cuando esté limpia y la posible presencia de eslabones gripados o duros. Después deberías engrasarla, pero es mejor que esperes para ello a acabar con la última operación.

Aceite

Independientemente de los kilómetros que hayas realizado con el aceite, es una medida casi obligatoria cambiarlo como muy tarde cada año. Los ciclos de cambios de temperatura a lo largo de las estaciones, la degradación que sufren en el interior de motor con el paso del tiempo y el contacto con las piezas, el combustible y la atmósfera interna lo aconsejan.

Si la moto ha estado mucho tiempo parada es la ocasión perfecta para aprovechar. El gran problema de cambiar el lubricante es qué hacer con él, pero ahora en la mayoría de las ciudades hay puntos limpios en los que te puedes deshacer del líquido usado. Si no te quieres complicar la vida, esta operación la puedes dejar en manos de tu taller de confianza.

Líquido refrigerante

En principio el líquido refrigerante ni se ha tenido que evaporar porque está encerrado en un sistema capaz de soportar una cierta presión, ni ha debido degradarse, pero ya que estás manos a la obra no te cuesta nada echar un vistazo. El líquido del bote de expansión te marca el nivel, y además con el color que tiene puedes ver su estado. Las motos llevan una solución de agua y alcohol coloreada, normalmente de azul o de verde. Pues bien, esta tonalidad es un chivato perfecto de su estado. En caso de que falte líquido no tienes más que rellenar, algo normalmente sin ninguna complicación… salvo el problema habitual: para llegar a la boca de llenado tienes que desmontar media moto.

Gasolina

Uno de los problemas habituales cuando una moto está mucho tiempo parada es que el combustible se descompone. Lo lógico es que no te hayas preocupado de si la moto se ha quedado con mucha o con poca gasolina, pero da igual. No te van a compensar los posibles problemas por deshacerte de dos o de doce litros de gasolina. Ten en cuenta que un combustible podrido puede no sólo bloquear las líneas de admisión, aunque es poco frecuente, sino también atacar las bujías y comunicarlas.

Líquido de frenos

Hay piezas de los frenos no sufren por la inactividad, pero el líquido no es precisamente una de ellas. Con el tiempo se va descomponiendo y perdiendo propiedades, pero lo único bueno de este proceso es que se chiva de lo que va ocurriendo. Inicialmente es un fluido transparente y poco a poco va cambiando hacia marrón. Como los depósitos tienen una mirilla, puedes comprobar su estado en un periquete.

Limpieza

Bueno, ya has acabado, pero tu moto se ha tirado seis meses acumulando polvo y suciedad, y por muy limpio que hayas sido seguro que algo has manchado en las operaciones previas. De modo que la mejor forma de acabar con este ratito que has dedicado a tu moto es dejándola como los chorros del oro. Para quitar la grasa que se acumula en zonas como el basculante, los bajos, la llanta trasera, también los restos de polvo de pastillas de freno o la porquería que se ha acorazado, tienes que dar primero unos buenos brochazos con desengrasante hasta que veas que se disuelve. Luego rocía la moto con algún producto específico y, por último, lava con pasión. Recuerda que el acabado perfecto requiere que después de secar la moto pases un poco de silicona o de algún producto que elimine las marcas de la cal del agua. Y cuando se haya secado, recuerda darle un repaso a la cadena.