Cuando uno siente pasión por las motos no importa mucho la talla o altura que se tenga. Sin embargo, en ocasiones puede que el modelo de motocicleta no sea demasiado cómodo ya que no se llegan con los pies al suelo completamente. No hay problema en este caso. Una solución es modificar el asiento de dicho vehículo de dos ruedas para rebajar ese elemento y pisar con comodidad en la carretera una vez se quiere parar la moto.

Pros y contras
A la hora de llevar a cabo esta modificación, la tarea no resulta demasiado complicada si se tiene en cuenta que la mayoría de los asientos de moto están hechos de espuma; un material que no tiene mucho problema a la hora de moldearlo incluso si no se es un experto en la materia. Eso sí, si uno no se ve con la maña suficiente, siempre puede acudir a un profesional de la tapicería para que lo haga. Para los más "valientes" los pasos no resultan demasiado complicados. Pero, antes de ponerse manos a la obra es bueno saber las ventajas y desventajas de modificar ese asiento.
Así pues, entre las ventajas de hacerlo uno mismo está el hecho de que resultará algo más económico que si lo hace un profesional, pero se debe tener en cuenta que en la mayoría de los casos el resultado no será perfecto. Aun así, si uno es "manitas" se puede intentar modificar ese asiento de la motocicleta para reducir unos centímetros su grosor.
Otro aspecto positivo de cambiar este elemento es que no se modifica ni la dinámica ni la geometría de la moto puesto que no se tocan elementos estructurales que sean clave; además de que el resultado hará que el conductor esté mucho más cómodo a lomos de su vehículo.
¿Y la parte negativa? Entre los contras de llevar a cabo esta modificación está el hecho de que al rebajar ese grosor de la espuma, se pierde algo de confort si se hacen trayectos de largo recorrido. Esto es, puede que el asiento le resulte más duro al motorista e incluso se haga algo de daño al estar sobre una superficie menos acolchada.
¿Cómo hacer esa modificación?
Antes de ponerse manos a la obra es importante contar con los utensilios que se necesitan y uno de ellos puede ser un cuchillo de cocina que corte bien, además de un rayador de yeso que ayudará a la hora de rebajar esa espuma. Eso sí, de nada sirve tener las mejores herramientas si luego el trabajo no se hace con cuidado para evitar que se noten irregularidades de ese corte.
A continuación, se quita el tapizado exterior para acceder a la espuma y se comprueba que la base de plástico o de metal que lleva esta superficie no tiene piezas o tornillos largos que puedan sobresalir por encima de esa capa más blanda una vez que se rebaje; con el consiguiente peligro. Si este punto no reviste de mayor problema se pasa a medir la altura de la parte de la espuma que se quiere cortar y se traza una línea con un rotulador para que sirva de guía a la hora de meter el cuchillo.
Se va cortando por esa línea poco a poco mientras se va comprobando que por los dos lados va quedando recto. Es normal que cuando uno no es profesional alguna esquina no quede del todo perfecta. Al terminar, bastaría con repasar con el rayador para eliminar esos trozos más irregulares. Finalmente, se puede echar mano de un papel de lija grueso para terminar de suavizar esa espuma antes de volver a tapizar el asiento y observar el resultado final.