Tipos de conducción y motos

En esta segunda entrega del informe de consumos hemos comparado tres motos totalmente diferentes a distintos ritmos, para ver cuáles son los parámetros que determinan el gasto de combustible.

Sergio Romero. Fotos: Juan Sanz.

Tipos de conducción y motos
Tipos de conducción y motos

A mediados de diciembre vimos en la primera parte del informe cómo se comportaba una misma moto llevada a diferentes ritmos, en buen y mal estado y por pilotos de tallas variadas. Ahora, hemos elegido tres motos que son amplia muestra de las posibilidades del mercado en cuanto a configuraciones de motor y tamaño. El peso ligero lo representa la Honda CBR250R, en el medio está la BMW F 800 R y el peso pesado lo defiende la Suzuki GSX-R. Así que, utilizando el recorrido establecido en la pasada entrega, hemos hecho con cada una tres tipos de conducción: normal, eficiente y negligente.

En el uso normal el piloto mantiene el motor en el tercio medio de la gama y las aperturas del acelerador son normales; en el eficiente no sube de vueltas más allá del primer tercio del régimen, abriendo muy despacio y mínimamente el gas, y en el negligente procura llevar el motor en el último tercio y acelerando todo lo rápido y a fondo que se pueda. Los resultados han sido sorprendentes en algunos casos, dado que las variaciones de consumos son muy grandes entre las diferentes motos e incluso en la misma moto con distinto ritmo, pero las de tiempo no lo son tanto. Vamos a ver los resultados al detalle después de 1.000 km de pruebas.

El recorrido elegido intenta simular al máximo posible las circunstancias que un usuario medio se puede encontrar en la vida real. Se trata de una vuelta de 109 km, saliendo desde el centro de Madrid. Recorre su arteria central hasta la A1, para tomar unos 25 km de autovía. A la salida de ésta se pasa por una población urbana, San Agustín de Guadalix y se accede a un tramo de carretera rápida con buen asfalto hasta Colmenar Viejo. La pequeña circunvalación de esta localidad da paso a una carretera tortuosa y en mal estado, que acaba en Torrelodones, donde se vuelve a coger la autopista hasta Madrid, haciendo otros 11 minutos de conducción urbana. Con este recorrido hemos intentado tener conducción en ciudad con tráfico, en pequeñas localidades menos congestionadas, en carretera rápida, lenta y en autovía. El piloto, como ya hicimos en la primera entrega, tiene una talla más o menos media, con 175 cm y 75 kg. Es curioso ver cómo cada moto ha dado una lectura diferente al terminar cada recorrido. La GSX-R 1000 ha sido la más precisa, indicando 108 km, mientras que la CBR250R marcaba 106 y la F 800 R se quedaba en 104 km. Para igualar, el cálculo de todos los consumos está hecho sobre nuestra medida del GPS.

  • Honda CBR250R: La pequeña CBR250R partía como favorita para ser la menos «gastona» y como era de esperar ha cumplido con las expectativas, consumiendo tan solo 3,5 litros a los 100 km en la conducción normal.  Al tratarse de un motor con poca cilindrada es normal ver cómo los datos no han variado mucho entre los distintos tipos de conducción. Entre la conducción eficiente y la negligente hay tan solo 2,3 litros de diferencia, un dato muy bajo, que contrasta con la gran variación de tiempo. Y es que con esos escasos 2 litros más, hemos rebajado el tiempo total en casi media hora, entre el ritmo más lento y más rápido. De modo que en esta moto es relativamente rentable apretar el motor para ganar unos minutos valiosos en un recorrido medio. También se trata de la que resulta más sencilla de aprovechar al máximo, ya que puedes ir realmente a tope en todos los escenarios.
  • BMW F 800 R: La F 800 R, igual que sus hermanas de saga, siempre ha destacado por un bajo consumo, que ha refrendado en esta prueba. Y es que su bicilíndrico en línea tiene unas buenas prestaciones y una configuración no muy agresiva. Es la que tiene menor régimen de giro de las tres, pero gracias a su par el motor funciona bien a cualquier régimen, con lo que es sencillo llevarla en cualquier tipo de conducción. Lo que más llama la atención es el buen tiempo que ha conseguido en la conducción rápida, siendo tan solo 2 minutos más lenta que la GSX-R 1000 y gastando 1,8 litros menos en el mismo trayecto. El consumo en conducción normal ha sido también muy bajo y se encuentra más cerca de la Honda que de la Suzuki, dado que consume un 25 por cien más que la primera y un 38 por cien menos que la segunda. Como le sucede a la deportiva, se nota la diferencia entre el consumo mínimo y el máximo, que aumenta en 3 litros.
  • Suzuki GSX-R 1000: La Suzuki es una superbike todopoderosa y su motor está apretado cerca del límite, así que el gasto de gasolina está directamente relacionado con sus prestaciones. Ha sido la que más ha consumido en todos los tipos de conducción, pero también ha sido la que menos tiempo ha tardado en recorrer los 109 km, aunque la diferencia sobre la F 800 R a ritmo rápido es muy pequeña. Al ser un recorrido con varios tramos en los que los semáforos neutralizan bastante tiempo y sin  demasiada autopista, la GSX-R 1000 no consigue imponer su ley como si fuese en un lugar más rápido. También es verdad que la «mil» es la moto más exigente y difícil de exprimir al límite, más en la carretera. Para hacernos una idea de un consumo máximo similar, en el TT de la Isla de Man una 1.000 de Superstock (preparación mínina) gasta alrededor de 15 litros a los 100 km, por los 9,2 que han salido en nuestra prueba.

El gasto de combustible está determinado por la potencia, que a su vez es consecuencia del régimen de giro del motor y la cilindrada. Por eso hemos seleccionado tres mecánicas diametralmente opuestas y que representan bien las distintas posibilidades. La más pequeña, CBR250R, es una monocilíndrica de 250 cc, que en nuestro banco de potencia llega a los 25 CV y su relación peso/potencia es de 6,4 kg/CV. La siguiente en cifras es la F 800 R, una bicilíndrica de 798 cc de 89 CV reales y 2,3 kg/CV. Mientras que el máximo exponente es la GSX-R 1000 con sus 162 CV al motor y una bajísima relación peso/potencia de 1,2 kg/CV. La Suzuki tiene cuatro veces más cilindrada que la Honda y es seis veces más potente, pero sus consumos nunca llegan a ser el doble, dado que a pesar de sus mayores prestaciones sigue siendo un vehículo ligero. La BMW está en un término medio en todos los valores.

La conclusión es que las motos gastan en función de su cilindrada y su potencia, y de la velocidad con la que abres el acelerador. Estos resultados se repiten en las pruebas que hemos realizado a nuestras tres protagonistas. Así, es obvio que la 250 es la que menos consume a cualquier ritmo, pero también es la que menos diferencia tiene entre el consumo máximo y el mínimo, de manera que puedes exprimirla sin perder mucho a cambio. La 800 demuestra el mayor equilibrio entre consumo y prestaciones, ya que por poco más que la pequeña es capaz de casi igualar los registros de la moto grande. La 1.000 pone de manifiesto que está diseñada para un uso muy específico, el circuito, y que consume mucho más a ritmo rápido, aun así no consigue una gran ahorro de tiempo. De hecho, para ganar ocho minutos en 100 km gasta tres litros más y exige mucho a la conducción, demostrando que no merece la pena correr en distancias medias.