El pasado 2022, el sevillano José Antonio Rueda conquistó un doblete histórico al proclamarse campeón del Mundial Junior de MotoGP y de la MotoGP Rookies Cup, los dos principales certámenes del programa Road to MotoGP. Un doblete histórico por lo inédito: eran muchos los pilotos que se habían realmente quedado cerca de lograrlo, pero hasta entonces nadie lo había conseguido.
Al otro lado del box del Team Estrella Galicia 0,0, Ángel Piqueras cogía apuntes. Curtido en la Cuna de Campeones y considerado como una de las grandes perlas del motociclismo español, el que fuera campeón de España de Moto4 en 2019 era de los protegidos de la escuela Monlau, pero su paso por la European Talent Cup había dejado un regusto agridulce.
Indiscutiblemente rápido, no había logrado ninguna victoria en dos temporadas. Aun así, en el EG 0,0 no perdieron la confianza en él y le hicieron subir a JuniorGP de cara al curso 2022, cuando también fue seleccionado para disputar la MotoGP Rookies Cup. Un año de crecimiento puro para el valenciano, que iba progresando en la sombra mientras Rueda se llevaba los focos.
Quinto en el JuniorGP con apenas tres podios, en la copa monomarca sí se permitió el lujo de incordiar al andaluz -que ahí no era su compañero-, llegando a lograr dos victorias para ser cuarto en la general después de un final de temporada memorable en el que subió al cajón en seis de las siete últimas carreras, presentando así su candidatura para este 2023.
Había mucha gente que pensaba que podría ganar uno de los dos títulos. Seguro que también había un buen puñado de personas que confiaban en que pudiera seguir la rueda de ídem y hacerse con el doblete. Lo que seguro que no esperaba absolutamente nadie es que dominara ambos con semejante puño de hierro desde el inicio para llevarse el doblete de calle.
En el JuniorGP comenzó con un segundo puesto al que siguieron tres victorias consecutivas y un tercero. Al no tener un rival sólido y regular, adquirió una renta que ya solo tuvo que gestionar a base de agarrarse al podio para ser campeón y terminar la temporada con 4 victorias, 9 podios y una distancia de 82 puntos con el subcampeón.
Lo más increíble de ese inicio es que fue peor que el de la MotoGP Rookies Cup, donde encadenó tres victorias, un segundo puesto y otras dos victorias. Y, a diferencia del JuniorGP, donde muchas veces era la única Honda entre un ejército del grupo Pierer, aquí disponía de las mismas armas que el resto y, por lo tanto, no tenía que gestionar nada.
Su objetivo no era solamente ser campeón: era no dejar ni las migas a los demás. Y así lo hizo: tras esas seis carreras iniciales fue cuarto en Misano… y no volvió a bajar del segundo escalón. Acabó el año con 9 victorias, 4 segundos y 1 cuarto. En total, 318 puntos de 350 posibles en una copa monomarca. Imposible encontrar adjetivos.
