Siete años han pasado desde que Román Ramos se proclamó campeón de España de Moto2 hasta su segundo título nacional, esta vez en Superbike, categoría reina del ESBK. Siete años en los que el piloto cántabro ha probado suerte en la escena mundialista, pasando primero por los grandes premios y después por el WorldSBK.
Ramos se dio a conocer en el CEV allá por 2007, cuando se convirtió en el primer campeón de la Kawasaki Ninja Cup. Desde entonces se fue haciendo un clásico del nacional: tras correr dos años en Supersport –siendo tercero en 2009- formó parte del cambio de dicha categoría por la de Moto2.
Ahí fue yendo de menos a más, evolucionando temporada tras temporada: fue quinto en 2010, cuarto en 2011 y subcampeón tras Jordi Torres en 2012 –año en que logró su primer triunfo- antes de hacerse con el título en 2013, lográndolo sobre la Ariane y haciendo gala de una regularidad brutal al no bajarse del podio hasta la última carrera, donde hizo lo necesario para ser campeón ante Álex Mariñelarena y Hafizh Syahrin.
Con ese título y el del Europeo de Supersport, que se disputaba a carrera única en Albacete, fichó por el QMMF Racing para disputar el Mundial de Moto2, donde había corrido ya cinco grandes premios desde 2010. Con una Speed Up que estaba lejos del nivel de Kalex y Suter, no pudo puntuar en todo el año y se quedó sin sitio en la categoría. El sueño mundialista se esfumaba.

Según se cerraba la puerta de los grandes premios se abrió la del WorldSBK: firmó por el Go Eleven para disputar el Mundial de Superbike con una Kawasaki. Durante los cuatro años que pasó allí se convirtió en Mr. Regularidad, puntuando prácticamente siempre con una moto inferior y teniendo el duodécimo puesto de 2017 como mejor resultado final.
Así, tras un lustro, volvía a la escena nacional el pasado 2019 para correr el Campeonato de España de Superbike con la Kawasaki del Team Speed Racing, donde no tuvo un año fácil: acabó sexto en la general y no pisó el cajón en todo el año. Aun así, había sentado las bases para este 2020, donde fichó por el Kawasaki Palmeto Racing.
Comenzó el año ganando la primera carrera en Navarra, de donde salió igualado a 45 puntos con Carmelo Morales. Con Jordi Torres perdiéndose varias pruebas por sus compromisos en MotoE, todo apuntaba a un duelo por el título entre Ramos y Morales. Y así fue: con un doblete en Valencia, Ramos cogió ventaja y la defendió hasta la última carrera, donde ambos se fueron al suelo en la primera curva.
Una acción polémica que dejó como campeón a Ramos, que cierra así un círculo que comienza y termina con un título nacional: de campeón de España de Moto2 pasó al Mundial de Moto2, de ahí al Mundial de Superbike para finalmente ser campeón de España de Superbike. Un círculo del que saldrá en 2021, donde intentará defender su trono.