Ha pasado ya un lustro de aquel 2019 en el que Davey Todd logró estrenar su palmarés en la North West 200 ganando una extraña carrera de Supersport, en lo que parecía ser su rampa de lanzamiento hacia la élite de las road races. Por juventud y talento, estaba llamado a comer en la mesa de Peter Hickman, Michael Dunlop o Dean Harrison.
Sobre todo, porque ya en 2018 había irrumpido con fuerza en el TT de la Isla de Man, siendo el segundo novato más rápido de la historia y terminando noveno en el Senior, donde progresaría hasta ser sexto el año siguiente. Una línea ascendente truncada por el Covid-19, que obligó a cancelar las ediciones de 2020 y 2021.
En 2022 lo retomó donde lo había dejado y consiguió su primer podio en el TT, cuatro segundos puestos en la NW200 y el título nacional de STK1000 en el BSB. Sin duda, era la nueva estrella en ciernes de las road races, algo que refrendó en la North West 2023 ganando las dos carreras de Supersport. Ya solo le faltaba rematarlo en la isla.
No le salieron las cosas. Comenzó rozando el podio un par de veces y terminó enfermo, con un noveno puesto en el Senior que supo a poquísimo dadas las expectativas. Los años pasaban y seguía estancado, así que tomó una decisión para 2024: dejó la Honda del Padgetts para llevar una BMW del Milwaukee en la cilindrada mayor, así como una Ducati en Supersport.
Parecía evidente que el cambio era una gran idea, pero era difícil imaginar cuán efectivo resultaría ya desde el inicio. Su North West 200 ya fue memorable, con tres victorias y tres segundos puestos en siete carreras disputadas: solo cedió en las tres de Superbike ante Glenn Irwin -y siempre por milésimas- y en otra le derribaron nada más empezar.
Faltaba la prueba de fuego. Sí, su rendimiento en The Triangle había sido excelente, pero es ese pedazo de tierra en medio del Mar de Irlanda el que separa a los llamados de los elegidos. No tardó en disipar las dudas, con un segundo puesto en Supersport -a apenas ocho segundos del triunfo- que suponía su mejor resultado de siempre en el TT.
Lo mejor estaba por llegar, y ni siquiera quedarse sin la victoria en Superbike por un fallo de repostaje minó su moral. Sabía que tenía la velocidad y en Superstock se quitó la espina a lo grande, derrotando a Peter Hickman por apenas dos segundos para estrenarse, por fin, como ganador del TT. Estaba claro que no sería la última.
Para otros, ganar allí sería la cúspide de una carrera. Para Todd, fue la catapulta que necesitaba para conquistar el Senior TT, la carrera más preciada, además de meterse en el club de las 135 mph. Después reconquistaría el título de Superstock 1000 en el BSB para redondear un año perfecto en el que ha dejado claro que, en las road races, ya come con los mayores.
