Álvaro Bautista y la justicia del tiempo

El español ha esperado más que nadie en toda la historia para volver a ser campeón del mundo.

Álvaro Bautista con el 1 en su Ducati tras proclamarse campeón mundial de Superbike 2022
Álvaro Bautista con el 1 en su Ducati tras proclamarse campeón mundial de Superbike 2022

Estaba exhausto. La imagen de Álvaro Bautista sentado en el podio de Mandalika, totalmente extenuado, no casaba con las escenas que suelen ir a continuación de la consecución de un título mundial. Las anteriores sí lo fueron: felicitaciones en pista, número uno en el carenado, cambio de mono por uno dorado y fiesta total con los miembros del equipo.

Completado todo ese proceso, Bautista se vació. Con el tanque de gasolina completamente a cero, cuando se quedó solo no pudo hacer otra cosa que sentarse. Tras toda la explosión de sentimientos, solamente pudo parar, como reiniciándose tras una sobrecarga del sistema.

Álvaro Bautista exhausto en el cajón tras conquistar Superbike
Álvaro Bautista exhausto en el cajón tras conquistar Superbike

No era solo la media hora de la carrera más importante de su vida, saldada con un segundo puesto más que suficiente.

Tampoco fue el asfixiante fin de semana en Indonesia, donde poco a poco fue sumando el número de puntos que necesitaba para no depender de nadie más.

Ni tan siquiera fue la larguísima temporada en la que dos rivales de un extraordinario nivel como Toprak Razgatlioglu y Jonathan Rea le obligaron a no hacer la más mínima concesión.

Y no, tampoco fue el lapso de tres años transcurridos desde que supo que podía ser campeón mundial de Superbike hasta que finalmente lo fue; lidiando durante muchas partes de ese intervalo con el martilleo en su cabeza de la sensación de haberse equivocado al cambiar Ducati por Honda.

Fueron 16 años y 57 días. Casi 194 meses. Más de 843 semanas. Un total de 5.901 días.

Álvaro Bautista celebra su título de 125cc en Australia 2006
Álvaro Bautista celebra su título de 125cc en Australia 2006

Nunca nadie había esperado tanto tiempo para volver a ser campeón del mundo en toda la historia del motociclismo de velocidad (superando los casi 13 años que esperó Max Biaggi entre su cuarto título de 250cc y el primero de Superbike).

Seguro que, cuando Álvaro Bautista cruzó la línea de meta del trazado indonesio y se convirtió en campeón del mundo de Superbike 2022, su mente viajó a aquel 17 de septiembre de 2006 en el que pasó antes que nadie por la bandera a cuadros de Phillip Island para certificar el título mundial de 125cc, rubricando una de las mejores temporadas que se recuerdan en el octavo de litro: ocho triunfos, cuatro segundos, dos terceros y dos cuartos como peores resultados.

Tres años antes, en 2003, había sido campeón de España de 125cc con otra temporada rozando la perfección con cinco victorias, un segundo y un tercero para casi duplicar en puntos al subcampeón Sergio Gadea.

En apenas tres temporadas se había convertido en una de las grandes esperanzas del motociclismo español, creciendo a rebufo de Dani Pedrosa y Jorge Lorenzo. Estuvo muy cerca de seguir sus pasos conquistando el cuarto de litro, donde tras terminar cuarto como rookie peleó el título contra Marco Simoncelli, una batalla en la que pagó su mal inicio de año. Tampoco pudo lograrlo en 2010, donde se desinfló al final de curso.

Marco Simoncelli y Álvaro Bautista tuvieron una bonita rivalidad en 250cc
Marco Simoncelli y Álvaro Bautista tuvieron una bonita rivalidad en 250cc

Aun así, fue el elegido por Suzuki como estrella de futuro. La marca de Hamamatsu tenía tanta fe en él que consiguió una excepción a la regla que impedía a los rookies correr en una moto oficial. El problema para Bauti -que se convertiría en algo recurrente durante su estancia en MotoGP- fue que llegó al sitio correcto en el momento equivocado.

Tras un año compartiendo box con Loris Capirossi, en 2011 se quedó totalmente solo en el equipo. Ser la única GSV-R en pista no era un buen presagio, y a final de temporada la marca echó el cierre. Al menos consiguió un contrato con Gresini para llevar una Honda satélite en 2012… aunque tenía truco: su RC213V llevaría frenos Nissin en vez de Brembo y suspensiones Showa en vez de Öhlins.

Aun así, y pese a que en esa época las motos satélites no tenían las opciones de hoy en día, consiguió sus dos primeros podios en MotoGP: el primero en Misano y el segundo en Motegi, histórico para España al ser el primero con tres pilotos españoles en categoría reina. En su primer curso con una moto más o menos competitiva, concluyó quinto en la general.

Primer triplete español en MotoGP: Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo y Álvaro Bautista en Japón 2012 (Foto: Gold & Goose)
Primer triplete español en MotoGP: Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo y Álvaro Bautista en Japón 2012 (Foto: Gold & Goose)

Sin embargo, el hándicap de su moto sobre las oficiales iba en aumento y, tras tres temporadas sin ver progresión, decidió enrolarse en el proyecto de Aprilia. Rápidamente vio que aquella primigenia RS-GP no solo no era competitiva, es que ni siquiera era una MotoGP como tal.

Una vez más, le tocaba encargarse de desarrollar una moto con la que el podio era una utopía. De ahí que, tras dos años, aceptase la oferta de Aspar para llevar una Ducati de la temporada anterior, con la que pasó dos temporadas con buenas actuaciones que le acabaron reportando un premio efímero: sustituir a Jorge Lorenzo en el equipo oficial en el Gran Premio de Australia.

En el mismo escenario donde doce años antes logró su título mundial, volvió a deslumbrar al mundo con un cuarto puesto a lomos de una moto que no conocía, justo por detrás de Andrea Dovizioso, el gran referente de la Desmosedici.

Álvaro Bautista seguido por Andrea Dovizioso, Valentino Rossi y Andrea Iannone en Australia 2018
Álvaro Bautista seguido por Andrea Dovizioso, Valentino Rossi y Andrea Iannone en Australia 2018

Una actuación que demostraba -por si alguien tenía dudas- que su nivel estaba con el de los mejores de la categoría reina y que, al mismo tiempo, hacía más incomprensible e indigerible su destino, ya sellado desde hacía meses: la ausencia de sitio en MotoGP le había llevado a aceptar la oferta de Ducati en el Mundial de Superbike.

En ese momento no lo sabía, pero fue lo mejor que le pudo pasar. Después de años llegando muy pronto a los sitios (años después vería ganar a las Suzuki, a las Honda satélite, a las Aprilia y a las Ducati satélite), por fin tuvo la moto adecuada en el momento exacto.

Su simbiosis con la Ducati Panigale V4R, la joya de serie en la que la marca de Borgo Panigale había implementado todo su know how de MotoGP, fue inmediata; y su inicio de temporada 2019 en el Mundial de Superbike fue completamente sobrenatural.

Álvaro Bautista se estrenó con Ducati en Superbike batiendo a Jonathan Rea en Australia
Álvaro Bautista se estrenó con Ducati en Superbike batiendo a Jonathan Rea en Australia

Sin embargo, la carrera de obstáculos del talaverano no había terminado. Llegaron los problemas. Jonathan Rea, que había aguantado estoicamente el chaparrón inicial, pasó al ataque en la segunda mitad de temporada y le acabó quitando el título. Todo ello mientras se producía el divorcio entre Bautista y Ducati: los italianos pensaron que esa moto sería campeona ‘fácilmente’ con un piloto como Scott Redding, el español se dejó llevar por los seductores cantos de sirena de Honda.

No tardó en ver que la CBR1000RR-R no le iba a llevar al título. El bagaje fue de tres podios en dos años, menos que erres tiene el nombre de la moto. Mientras, el binomio Redding-Panigale se veía impotente ante Jonathan Rea y Kawasaki primero, y ante el nuevo binomio estrella del campeonato, Toprak Razgatlioglu y Yamaha.

Así que Bautista y Ducati decidieron volver a unir sus caminos. Pelillos a la mar y a terminar el trabajo.

Cambiaron la espectacularidad del inicio de 2019 por una solidez exquisita, mostrando unos números impresionantes en las carreras largas. Cuando el tanque de gasolina se iba vaciando y entraba en juego el desgaste de neumáticos, Bautista y la Ducati se quedaban sin rivales.

Jonathan Rea, Toprak Razgatlioglu y Álvaro Bautista frenando al mismo tiempo, WSBK Most 2022
Jonathan Rea, Toprak Razgatlioglu y Álvaro Bautista frenando al mismo tiempo, WSBK Most 2022

Unas carreras que han sido el resumen de su carrera deportiva. Son muchas las ocasiones en las que se ha visto superado en los primeros giros, donde los demás tenían más ritmo. Lejos de precipitarse, ponía su ritmo dejando madurar la carrera hasta que llegaba su momento y empezaba a dejar atrás a todos los demás.

Así ha sido su trayectoria deportiva: una carrera de larga duración. Ha tenido que pasar por muchísimos momentos duros, sufriendo con motos muy inferiores a su talento. Llegó a MotoGP con Suzuki en horas bajas. Fue conejillo de indias en Honda. Desarrolló una Aprilia RS-GP que estaba en pañales. Bregó con la Ducati satélite.

Pudo haber hecho grandes cosas con una buena máquina en MotoGP, pero jamás tuvo una oportunidad. Estuvo muy infravalorado durante muchos años.

Sin embargo, en el motociclismo y en la vida no hay mejor juez que el tiempo. Convencido de su propio nivel, nunca tiró la toalla y la vida ha recompensado su tesón. Por fin está donde merece: en lo más alto. Ahora toca mantenerse ahí.

Álvaro Bautista con el casco de campeón mundial de Superbike 2022
Álvaro Bautista con el casco de campeón mundial de Superbike 2022

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