Cuando se creó el Campeonato del Mundo de Supersport 300 en el lejano año 2017, el propósito de la categoría era cristalino: servir de punto de acceso al WorldSBK, a imagen y semejanza del funcionamiento del Mundial de Moto3 en los grandes premios. Una criba de talento joven del que surtir a Supersport y, en última instancia, al Mundial de Superbike.
Han transcurrido siete temporadas desde entonces y no se puede decir que haya cumplido precisamente su propósito. El único piloto en Superbike con pasado en SSP300 es Oliver Konig, y se puede considerar casi casual. El primer campeón de la historia, Marc García, seguirá en 300 el próximo 2024, mientras que el resto andan desperdigados por diferentes campeonatos y categorías.
Ana Carrasco ha competido este año en Moto3 -donde no estará el próximo curso-, Manu González se ha hecho un hueco en Moto2 y tanto Adrián Huertas como Álvaro Díaz han estado en Supersport, con suerte dispar. Más o menos, todos los campeones han ido dando pasos hacia delante en sus trayectorias… salvo Jeffrey Buis, que tuvo que dar un paso atrás.
Por suerte, el neerlandés seguramente no sabrá quién es Joaquín Sabina y no habrá oído nunca eso de que “al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”, ya que la decisión de regresar a la categoría fue lo mejor que le pudo pasar después de una temporada 2022 para olvidar en el Mundial de Supersport, en la que no logró ni un solo punto.
Además, el retorno fue total. No solo a Supersport 300, sino también a la Kawasaki Ninja 400 y a las filas del MTM Kawasaki, el equipo con el que se proclamó campeón en 2021 y con el que terminó tercero al año siguiente. Resultó extraño en su día que se quedase a defender su corona, pero con el tiempo ha adquirido sentido.
La segunda parte de la aventura, que además tuvo lugar ante su público en Assen, empezó bastante regular. La victoria en Catalunya le hizo saber que había hecho bien, pero tras lograr otro podio en la carrera dominical, apenas subió una vez al cajón en las seis carreras siguientes. Hasta que llegó Magny-Cours, donde un magistral doblete le enganchó al título.
Lo apuntaló en Aragón, el escenario donde cimentó el de 2020 cuando logró 95 puntos de 100 posibles en Motorland, que acogió dos citas en el año pandémico. Titubeó en Portimao, pero hizo lo suficiente para conquistar su segundo título mundial y dar a Supersport 300 algo que Moto3 todavía no ha tenido en casi el doble de años de vida: un bicampeón.
En una categoría que nació para ver a los pilotos como aves de paso, Jeffrey Buis decidió volver al nido y reencontrarse con su zona de confort. Ahora, con la moral reconstruida, dos títulos mundiales y el récord histórico de victorias en la categoría, está preparado para una nueva aventura: en 2024 saldrá ligeramente de esa zona para irse al Freudenberg con una KTM.
