Monza 1983: el despegue de Sito Pons

El Gran Premio de las Naciones de 1983, en Monza, marcó el despegue de la carrera de Sito Pons. Sin llegar a ganar la carrera, sin terminarla, impulsó el cambio generacional en el motociclismo español.

Juan Pedro de la Torre

Monza 1983: el despegue de Sito Pons.
Monza 1983: el despegue de Sito Pons.

Desde que irrumpió en el motociclismo, Sito Pons tuvo claro que no quería hacer las cosas de la manera convencional ni encasillarse en rutinas del pasado. Cuando se subió por primera vez a una 250 de Gran Premio no tenía ni 20 años, y su experiencia en competición se limitaba únicamente a la temporada anterior, avalada por el título conseguido en la Copa Bultaco Streaker 125 y la victoria en la carrera final del Critérium con la Siroko-OSSA rotativa. Pons pertenecía a una nueva generación, la de “los jóvenes leones”, que entraron en el motociclismo con ambición.

Nunca se contentó con el sota-caballo-rey del motociclismo de entonces que condenaba a los pilotos españoles a las cilindradas inferiores, las únicas donde los escasos fabricantes nacionales tenían capacidad para competir. Lo que sucedió entonces es que la industria nacional había entrado en una crisis severa, y cualquiera que quisiera abrirse camino en el motociclismo tendría que hacerlo por su cuenta y riesgo. Será cosa de la fortuna o de la alineación de los astros, o qué se yo, pero esa nueva generación ambiciosa coincidió con un joven ingeniero de talento, Antonio Cobas, que puso a su disposición las herramientas adecuadas.

La primera moto de Gran Premio que diseñó Cobas fue la Siroko, y Pons, sin pensárselo dos veces, se fue a pedir una moto a Siroko: “Un día de invierno con un amigo, Pepe Pardo –N de R.: José María Pardo, otro junior de la Copa Streaker, con un gran talento pero irregular trayectoria en el panorama motociclista español-, hablando del año siguiente, me propuso que fuera a ver a los de Siroko. Y lo hice. Me presenté allí en la calle Guillermo Tell, donde estaba Siroko. Fui, les dije que quería correr. Allí conocí también a Eduardo Rubio. Y les expliqué. Pasado un tiempo, Eduardo me presentó a Manolo Burillo, que entonces estaba ayudando a pilotos de motocross. Le cuento que quiero correr y Manolo me habla de correr en Senior, pero yo le dije que no, que quería correr en Super, con los buenos. Habló con los de Siroko y llegaron a un acuerdo para que corriera con ellos”.

Monza 1983: el despegue de Sito Pons.

Monza 1983: el despegue de Sito Pons.

Estamos hablando del invierno de 1979 a 1980, cuando los planes de Siroko contemplan correr el Nacional de 250, con Pedro Xammar y Luis Miguel Reyes, bajo la estructura de la escudería Control 94. Antes de empezar el Nacional, participaron en unos entrenamientos de pretemporada en Paul Ricard: “Nos presentamos allí con la furgoneta Mercedes pintada de Fundador, con Paco Asensi, el propietario de Recmo, que era el otro socio de Siroko. Antonio Cobas era el ingeniero, Xammar el probador y además colabora con el trabajo. Llegamos a Paul Ricard sin haber corrido nada. La única referencia que tenía como circuito era Calafat. Para mí era la hostia Calafat –recuerda Sito-. Yo no conocía a nadie, no sabía ni quien era Baldé, ni Patrick Fernández, ni Estrosi, ni Rougerie, nadie… La gente nos miraba diciendo, ¿y estos quiénes son? La primera incursión en un entreno del Mundial de unos españoles que se habían perdido allí, con unas motos que tenían buena pinta…”.

Pero los españolitos sorprendieron: “Y empezamos a rodar. Michelin al principio no nos daba neumáticos porque no éramos nadie. Al final el que estaba haciendo el mejor tiempo de los tres era yo, y vino el de Michelin y me da un neumático y me hago los tiempos que estaban haciendo Baldé, Estrosi y todos estos. Fue cuando Carlos Domínguez, de MOTOCICLISMO, estaba allí y sacó la portada ‘Sito Pons a nivel Mundial’. Esa era la segunda vez que me subía en una moto de carreras”. Aquella portada, por cierto, generó mucha polémica.

Cullera

Su debut en el Nacional sería en Cullera, uno de los clásicos trazados urbanos de los años setenta y ochenta: “Fuimos a Cullera en coche, viajando por la noche. Yo me dormía, y Xammar me dijo que me avisaría cuando llegáramos a Cullera para que viera el circuito. Cuando llegamos, de madrugada, Pedro me despertó: Sito que ya estamos en Cullera, mira el circuito. ¿Dónde, dónde?, decía yo. Mira, esto, aquí, me decía mientras íbamos por una calle. Aquí se pone tercera, aquí se frena. Yo no entendía nada. Pero, ¿cómo? ¿Qué este es el circuito? Balas de paja, farolas… Yo tuve una sensación especial, porque yo pensaba que Calafat era una mierda de circuito y que todos los circuitos del campeonato eran mínimo como Paul Ricard. Fue como un cruce de cables: yo que venía de Siroko, donde se trabaja con tecnología, ¡y nos vamos a correr a un circuito donde se iba más rápido con una Pursang…!”.

¡Ponerte a 200 km/h en mitad de un pueblo, lleno de balas de paja y gente alredor...! (Sito Pons)

En este encuentro con la realidad del Campeonato de España reside el origen de la determinación de Sito Pons de salir a competir fuera. Pons tenía claro que aquello no era lo que él esperaba de la competición: “Se lo dije a Manolo Burillo: yo no quiero correr el Campeonato de España; yo quiero ir al Mundial. Esto es una mierda, aquí nos jugamos la vida… Esto para mí no es aceptable: ponerse a 200 km/h en mitad de un pueblo, lleno de balas de paja y gente alrededor… Y ahí ya me cerré en banda”.

Pero no le quedó otra que correr aquel Nacional de farolas y bordillos: Cullera, Burgos, Jerez, Guadalajara y Esplugas, además de Jarama y Calafat. Su mejor resultado fue un quinto puesto en el circuito madrileño, y solo acabó dos carreras más, en Burgos y Esplugas, fuera de los diez primeros. Sus compañeros de generación, Reyes, Graells, Cardús, ya hacían podios, y Reyes incluso ganó carreras y llegó a disputarle el título a Ángel Nieto con la Derbi oficial.

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Monza 1983: el despegue de Sito Pons.

No obstante, en 1981 Siroko volvió a contar con él, y no solo eso, tuvo como compañero de equipo al mismísimo Nieto, aunque no lograrían congeniar. Ese año en Siroko dejaron atrás el motor Yamaha TZ para correr con el Rotax 256 en tándem. Pons seguía empeñado en correr el Mundial, pero no lo tuvo fácil, y eso que en la carrera internacional de 250 del Moto Journal 200 había logrado una prometedora séptima posición, y eso permitió que le aceptaran la inscripción en el Gran Premio de Francia, que fue su debut en el Mundial. Pero no pudo salir en el Jarama, donde los únicos españoles a los que se les aceptó la inscripción en el “cuarto de litro” fueron Nieto y Carlos Morante.

“Yo quería correr en el Jarama –recuerda Sito-. Fui a ver a Cabo de León, el secretario de la Federación Española, y a Soriano, el presidente, para que me dejasen correr en el Jarama. Manolo [Burillo] me decía: tú compra el ABC y te lo llevas debajo del brazo, y cuando llegues lo pones encima de la mesa, delante de ellos, ¡para que vean que eres del régimen! Es que la vida era así entonces… Me recibió Manolo Casado, del RACE, y desde entonces nació una relación muy buena de un momento muy difícil porque fue él quien me dijo que no podía correr. Me dijo: si tú quieres correr, lo primero que tienes que hacer es darle al ‘manguillo’, y cuando le des más al ‘manguillo’, entonces podrás correr. Pero aún no le has dado bastante al ‘manguillo’. Y no me dejaron correr. Aquello se me quedó grabado”.

Al Mundial

No se rindió. La ventaja es que como el equipo Siroko ya viajaba a las carreras con Nieto y Hervé Guilleux como pilotos, su moto siempre estaba en el camión, y una tras otra Pons intentaba tomar parte en las carreras. Lo intentó en Assen sin éxito, y lo consiguió en Spá, gracias a la ayuda de Jorge Cabezas, el representante de la Federación Española, y Vito Ippolito, anterior presidente de la Federación Internacional que en aquellos años dirigía el equipo Venemotos de Carlos Lavado.

En Spá, Sito se dio a conocer: “Esta carrera ha sido uno de los sueños recurrentes que más he tenido en mi vida, por lo que pudo ser y no fue. Salimos, remonté, me puse tercero y tenía delante a Mang y Baldé, que ya los pillaba. Cuando quedaba una vuelta la moto se queda sin gasolina… Me pasa Toffolo, De Radigues… Terminé séptimo. Fueron mis primeros puntos, pero al lado de lo que podía haber sido, el podio… Esas cosas no te las sacas nunca de la cabeza. Al tener puntos pudimos hacer todas las carreras”.

Completó la temporada con el equipo Siroko en plena descomposición. Un mes después de sus primeros puntos, Cobas abandona el equipo y empieza a trabajar en un proyecto ideado expresamente para Pons, la escudería Tecomsa, donde aunarán voluntades, Cobas, Pons y Burillo. Aun así, Sito logra el subcampeonato de España tras Nieto: “En 1981, a regañadientes, compaginé el Nacional con el Mundial y fui subcampeón. Yo venía de correr en circuitos del Mundial y terminaba corriendo en Sevilla y sitios así, donde pasabas rozando las balas de paja. Me costaba acostumbrarme. Venía de Paul Ricard, de Spa, de Imola y llegabas allí… era un cambio bestial”.

Kobas

En 1982 irrumpe en el panorama de la velocidad la novedosa Kobas MR1, con si icónico chasis doble viga de aluminio que marcó el camino al resto de las motos modernas y contemporáneas. Con esa moto, Pons está cerca del éxito en varias ocasiones. En la carrera inaugural del Mundial, el boicoteado Gran Premio de Francia, en Nogaro, se cae mientras rodaba segundo. Como por aquel entonces no había retransmisiones televisivas, apenas se habló del asunto más allá de las revistas especializadas.

Lo cierto es que aquella primera temporada de la Kobas permitió a Pons realizar el Mundial en su integridad. Y aunque había repudiado los circuitos urbanos y evitó correr el Nacional, aún le tocaría pisar algunos circuitos urbanos. Fue un año difícil, sin resultados. Pasaban las carreras, y en el noveno Gran Premio, Finlandia, Pons alcanza el tercer puesto en el peligro trazado urbano de Imatra. Hacía más de cinco años del último podio español en la categoría, obra de Víctor Palomo: “Hice tercero en Finlandia, y en la siguiente, Checoslovaquia, fui cuarto peleándome con Wimmer. Tuve momentos muy buenos y momentos difíciles. Vivíamos con mucha intensidad lo que hacíamos, y además lo vivíamos solos. No había prensa que nos siguiera, sólo se hablaba de Nieto cuando ganaba una carrera, una noticia pequeñita en el periódico. La gente no lo entiende, éramos realmente precursores de algo, de un deporte que realmente en España no se seguía, con todo que Ángel Nieto ganaba campeonatos, y que era un piloto genial, pero Ángel Nieto era lo normal, porque ganaba siempre, y no se daba la notoriedad y la importancia que eso tenía porque los medios no lo seguían y porque el deporte del motociclismo era un deporte que no tenía importancia, que no se le sigue. Es como hablar de paddle ahora; pues aún se habla más de paddle ahora que lo que se hablaba de motos entonces. No era un deporte seguido”.

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Monza 1983: el despegue de Sito Pons.

De cara a 1983 Pons se sintió reforzado. Aunque los resultados fueron escasos y muy sufridos, se llegó donde nadie pensaba que podrían llegar. Lo fundamental era afianzarse después de eso, y la estructura se mantuvo, aunque Cobas, ese año volvería a cambiar de aires, alcanzando un acuerdo con Jacinto Moriana, el patrón de la escudería JJ, para alumbrar a partir de 1984 una nueva marca: JJ-Cobas.

Monza

Pons no tuvo suerte en las primeras carreras de 1983, Kyalami y Le Mans, pero llega a Monza y realiza una carrera formidable. Hizo una entrenamientos aceptables (undécimo), a un segundo de la pole de Patrick Fernández con la velocísima Bartol, pero estaba convencido de que con una buena salida se engancharía con el grupo delantero.

Efectivamente, arrancó bien, rodó en cabeza y no solo eso, pasó a liderar la carrera. Sito y el joven talento venezolano Iván Palazzese, que había destacado la temporada anterior en 125, tomaron el mando de la carrera ofreciendo un espectáculo insólito, liderando de principio a fin, durante las 20 vueltas, peleando por la victoria, mientras que Carlos Lavado rodaba tercero sin capacidad para darles caza. Pero en la última vuelta, cuando llegan a la variante Ascari, Sito entrando y Palazzese saliendo, ambos se van al suelo y Lavado gana la carrera.

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Monza 1983: el despegue de Sito Pons.

Fue una gran carrera, y aunque no tuvo recompensa deportiva, alcanzó una repercusión extraordinaria, porque esa carrera fue retransmitida en directo por Televisión Española, a las 3 de la tarde, con todas las familias españolas sentadas a la mesa para la comida del domingo, con José María Casanovas como locutor, asistido en los comentarios por Ángel Nieto y Ricardo Tormo, nada menos.

“Monza fue muy importante, un momento clave. No sé por qué razón, quizás porque Nieto presionaba para que se retransmitieran, se dio en directo. Y de repente el señor Sito Pons se pone primero, y va ganar, y va a ganar… y Sito Pons no pasa… Y nos caímos Palazzese y yo, los dos a la vez, por querer correr más. La ambición me pudo, me dije, este cabrito del Palazzese no me gana, y si él suelta los frenos yo también…  Aquella carrera tuvo una repercusión increíble. Al día siguiente todo el mundo hablaba de motos en España. Y eso fue la reacción que hizo que de alguna manera el motociclismo empezase a cuajar”, recuerda Pons. Sin llegar a ganar, Sito había conseguido una importante victoria.

Después llegan Hockenheim, donde Pons puntúa, y el Jarama, donde pelea por la segunda plaza con Sarron y Wimmer, lejos del fugado Guilleux, pero termina cuarto, a centésimas de Sarron. La siguiente cita del Mundial es el Gran Premio de Austria, pero en Salzburgring las cosas se torcieron porque Pons sufrió una lesión especial gravedad, se rompió el fémur.

“Fue una situación muy importante la rotura de fémur que sufrí en Salzburgring -recuerda Sito-. Se cayó Robinson, su moto rebotó contra el guardarraíl y me choqué contra ella, y me rompí el fémur. Ahí se nos partió la temporada, pero tuvo mucha repercusión porque de repente se empezó a hablar de motos, había entrevistas en la tele. Se hablaba de motos”. Y todo gracias a aquella oportuna retransmisión en Monza. 

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Montesa, más allá de la moto de campo.

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