Antirrobos: prevé el robo de tu moto

La prevención contra el robo no consiste solo en comprar un buen candado y echarse a dormir. Es una actitud: estar siempre alerta y no confiarse nunca.

Pablo Bueno / Andrés G. Dorado. Fotos: Lluís Llurba / J. De Diego / Marcas

Antirrobos: prevé el robo de tu moto
Antirrobos: prevé el robo de tu moto

Lo primero que hay que decir cuando hablamos de antirrobos, es que no hay ninguno que sea cien por cien seguro. La afirmación «si se quieren llevar tu moto, se la llevan» es totalmente cierta, así que lo único que podemos hacer es poner tantas trabas al ladrón que, en el mejor de los casos le disuada de tocar tu moto, o en el peor, que una vez comenzada la maniobra, el caco tenga que desistir.

Los fabricantes de antirrobos estiman en 5 minutos el tiempo prudencial tras el cual el ladrón suele desistir. Puede parecer poco tiempo, pero lo cierto es que hay antirrobos sin nivel de seguridad que se cortan o rompen en solo unos segundos (a veces un martillazo, una sierra para metal o una cizalla son suficientes para abrirlos).

UNA ESTRATEGIA

A la mayoría de las personas no nos gusta pensar en las cosas malas que pueden ocurrirnos, por eso solemos dedicar menos tiempo del necesario a  temas como los seguros, el equipamiento o los antirrobos. No parece que bloquear una moto que nos ha costado 12.000 euros con una pinza de disco de apenas 30 euros sea lo más acertado. Por esa razón lo primero que hay que hacer es dedicarle tiempo y elegir el sistema antirrobo que se adapte a nuestra rutina de uso de la moto.

Si solemos hacer muchos recados por dentro de la ciudad, será necesario que tengamos un antirrobo que sea fácil y rápido de colocar para que no pensemos eso de: «No la bloqueo, que es solo para cinco minutos». Como ya hemos visto, cinco minutos son demasiados...

Las pinzas de disco son el método más práctico, pero recuerda que no son efectivas contra el robo con furgoneta, por lo que su uso debe ser siempre ocasional, para paradas muy cortas e intentando siempre que haya obstáculos cerca que impidan que tres o cuatro personas se la lleven a rastras.

Para las paradas más largas es necesario anclar la moto a un objeto fijo del mobiliario urbano: farola, barrera metálica, banco, señal o incluso otra moto. Lo ideal en este caso son las horquillas (en U) o cadenas. Para elegir la primera es importante medir el ancho de la llanta y la longitud necesaria para que coja las dos barras de la horquilla y la rueda o bien la rueda, una barra de la horquilla o el basculante a un objeto fijo.

Las cadenas eran, en general, menos seguras que las horquillas, sin embargo los fabricantes de antirrobos han investigado mucho en los últimos años y han mejorado considerablemente su resistencia, peso y flexibilidad. Normalmente las cadenas o antirrobos articulados se ofrecen en varias medidas para que escojas la que más te convenga.

EVITAR LOS «BUFETS LIBRES»

Los Grandes Premios, concentraciones, salidas a circuitos o grandes eventos son momentos de alto riesgo de robos, porque son un escaparate ideal para que el ladrón elija la que quiera. Así pues, extrema la precaución, ten en cuenta que durante el tiempo que dura el evento la moto va a estar totalmente sola. Unas horas de impunidad que agradecerá hasta el caco más patoso. Y una vez ha sido robada, será mucho más difícil que algún testigo recuerde haberla visto.

Dejalá siempre en lugares bien iluminados, visibles, en los que pase gente constantemente. Evita callejones oscuros y zonas de fácil acceso para furgonetas. Si es posible, estaciónala en las inmediaciones de edificios vigilados por cámaras o delante de la portería de edificios de oficinas o viviendas.

Otro lugar de alto riesgo es tu propio garaje. No te confíes, ni siquiera aunque esté vigilado o tenga cámaras. La oscuridad y tranquilidad de los aparcamientos es el paraíso de los ladrones, pues pueden manipular y mover tu moto con total impunidad, incluso si tiene alarma. Así pues, en tu garaje ata la moto a una columna, ánclala al suelo o incluso a otro vehículo.

Ya lo dice el refrán: «Ojos que no ven, corazón que no siente». Las motos que menos se roban en los garajes son las que pasan desapercibidas y un buen método para tu moto de circuito o de campo (que puede estar unos meses parada) en un garaje comunitario es taparla con una funda o lona, que además la protegerá contra la suciedad o la humedad.

TENTAR A LA SUERTE

Según las estadísticas que manejan los fabricantes de antirrobos, entre un 50 y un 60% de las motos estacionadas no se bloquean de ninguna forma. Pero lo más preocupante es que el 90% de los casos en que el dueño sí le ha colocado el antirrobo, éste no tiene ninguna homologación ni nivel de seguridad.

Y aquí es donde radica la principal víctima, este usuario está tranquilo porque su moto tiene antirrobo, pero es un espejismo, porque su candado apenas resistirá unos segundos.

ANTIRROBOS HOMOLOGADOS

El 90% de los antirrobos que podemos ver colocados en las motos no tienen ningún certificado de seguridad, esto es, no han pasado ningún test de resistencia. La razón es que no es un requisito indispensable para su puesta en el mercado, pero el usuario debe ser exigente y comprar sólo antirrobos que hayan sido homologados por instituciones independientes, como NF-FFMC (Francia), Sold Secure (Reino Unido), ART (Holanda) y SRA (Francia). El más exigente es el NF-FFMC, porque además de las pruebas de resistencia, audita las fábricas donde se producen los antirrobos.

PRUEBAS DE HOMOLOGACIÓN

Las instituciones independientes que certifican los antirrobos los someten a durísimas pruebas de resistencia a diferentes ataques. Desde los de fuerza, como el corte con cizalla, golpe con maza, tracción lateral, sierra de metal y torsión, hasta los inteligentes, como la ganzúa o el taladro. En las pruebas de fuerza se lleva a los antirrobos a límites que jamás se alcanzarían con la fuerza humana, para intentar que resista también a ataques con herramientas mecánicas o eléctricas.

EL FUTURO

Solo un pequeño porcentaje de los robos son organizados y ejecutados por profesionales, en torno a un 10-15%. La gran mayoría son robos fortuitos, que surgen porque el ladrón ve una moto desprotegida y decide ir a por ella. Sin embargo, esa mínima proporción de robo profesional se ha sofisticado tanto que los fabricantes tienen que estrujarse el cerebro para inventar nuevos productos y métodos que vayan siempre un paso por delante.

Las marcas de antirrobos trabajan en varios frentes. El primero de ellos, los materiales. El acero sigue siendo el más usado, pero con tratamientos como la cementación o blindaje que ofrecen gran rigidez (para resistir el serrado o cortado), pero a la vez flexibilidad (pueden ser retorcidos sin abrirse o romperse).

Como una de las principales características de un buen antirrobo es su capacidad disuasoria, marcas como ABUS los pintan de llamativos colores, les instalan alarmas (las más modernas detectan movimiento en 3D) o les dan una imagen agresiva que lleve al caco a desistir.

Otro de los frentes de investigación son las cerraduras, que ahora montan complicados cilindros con millones de combinaciones como los Plus y X-Plus de ABUS, que resisten cualquier ataque inteligente. Aunque se taladre la cerradura, el antirrobo no se desarma.

Otras marcas como la española Artago, trabaja en un sistema patentado llamado Búnker que permite anclar la motocicleta de forma prácticamente inexpugnable en una plataforma que va sujeta al suelo y que se puede girar para poner la moto en horizontal o vertical en tu plaza de garaje. Las marcas de navegadores y GPS trabajan también en dispositivos de localización por satélite, como es el caso del Garmin, que puede ayudar a la recuperación del vehículo justo en las horas posteriores al robo o sustracción.

  • Bloqueos de disco. Es el sistema más extendido en España poor su facilidad de uso, pequeño tamaño y bajo precio de adquisición. Pero puede ser también el más vulnerable, puesto que no evita el robo con furgoneta, que es el más común. Solo se recomienda para paradas ocasionales e inferiores a dos minutos. También los hay con alarma (muy recomendables). Su precio oscila entre los 6 y los 150 euros, según su nivel de seguridad. Desafortunadamente, la mayor parte de los que vemos en motos estacionadas no resisten más que unos segundos (martillazo o sierra).
  • Horquillas. El candado en "U" es el menos utilizado en España, al contrario que en otros países europeos como Alemania o Francia. El motivo principal suele ser el transporte. Sin embargo, según modelos y medida, sí caben en los huecos de los scooter o en los pequeños espacios bajo los asientos de las motocicletas. Hay varios fabricantes que ofrecen los listados de compatibilidad de sus antirrobos según marca y modelo de moto. Por lo general, y siempre que estén homologados y certificados, son un método muy robusto y conveniente, pues si lo eliges bien puede fijar tu moto (llanta, chasis, horquilla o basculante) a un punto fijo. Su precio es más elevado, entre 60 y 200 euros y hay fabricantes que tienen algún modelo con alarma.
  • Cadenas y antirrobos articulados.Si la parada va más allá de un par de minutos, las cadenas y los articulados son los antirrobos más apropiados. En este caso, la necesidad de espacio para su transporte es mayor, pues según la longitud o grosor de la cadena, esto puede ser un problema. Sin embargo, hay quien opta por dejarla atada en el lugar de estacionamiento (a la puerta del trabajo, por ejemplo) para no tener que ir cargando con ella. Según su resistencia y longitud, los precios pueden oscilar entre 60 y 200 euros. Los articulados son lo que conocemos como «pitón», más baratos, pero también más vulnerables, pues suelen consistir en cable de acero dentro de un tubo articulado.

Lo primero es adaptar el antirrobo a la situación y nivel de riesgo. Para paradas rápidas conviene utilizar antirrobos homologádos fáciles de colocar, como los bloqueos de disco. Para los estacionamientos prolongados son mejores las horquillas o cadenas de máximo nivel.

  • Atar la moto a un elemento fijo del mobiliario urbano, columna del garaje o anclaje de suelo.
  • Estacionar la moto en lugares a la vista, bien iluminados y con tráfico de gente. Si es posible, cerca de edificios que tengan cámaras de seguridad.
  • No aparcar siempre en el mismo sitio. Cambiar todos los días de ubicación, aunque tengas que darte un paseo.
  • No realices el mismo itinerario de casa al trabajo y viceversa todos los días. Que nadie pueda conocer tus horarios de entrada o salida.
  • Sospecha de vehículos con dos o más ocupantes que te sigan. Si se paran a nuestro lado diciéndonos que tenemos una avería, continuemos la marcha y no nos bajemos de la moto hasta que hayan desaparecido de nuestra vista.
  • Al colocarlo, el antirrobo siempre tiene que quedar en el aire y no a ras del suelo, pues es más fácil atacarlo cuando está apoyado.
  • No dejes nunca la documentación en el vehículo. Si te la roban, la pueden falsificar y, por otro lado, no podrás realizar la denuncia con todos los datos.
  • En el garaje, la moto siempre por detrás del coche, lo más inaccesible que puedas, aunque ello suponga que tengas que mover el coche para sacar la moto.