Son ya más de 25 años y nada menos que “trescientos y pico” números, o meses como prefieras, los que llevamos desde las páginas de la revista LA MOTO insistiendo en la importancia de rodar bien equipado. La ropa de moto, más allá de modas y tendencias, aporta lo que nuestro físico no es capaz de ofrecernos: la máxima seguridad frente al riesgo que corremos de sufrir un accidente desde que nos sentamos a los mandos de nuestra moto hasta que volvemos a estacionarla en nuestro destino.
Y este detalle es muy importante, ya que no resulta extraño encontrar a usuarios de moto “pasar” de ponerse una chaqueta, o los guantes o el propio casco, “porque el recorrido hasta allí es tan corto que no puede pasar nada”. Desgraciadamente, ni tú, ni yo ni nadie tenemos la varita mágica que nos exima de sufrir un accidente desde el mismo momento que pones el trasero sobre el asiento de tu moto. El tráfico rodado es tan imprevisible como la persona que “manipula” su vehículo. ¿Tan convencido estás que, incluso aparcado a un lado de la vía, no vendrá un coche y te dará un golpe en la parte trasera, obligándote a caer y dar con tu cabeza en el borde de la acera?
Créeme que estaría dispuesto a pagar los ahorros que no tengo si, con ello, certifico que algo así no me sucederá jamás. Sin embargo, y aunque poco probable, entra dentro de lo posible. Si a ello le añades el hecho de que depende única y exclusivamente de ti tu propia seguridad, esta exposición resulta, cuando menos, evidente.
Un argumento así solo puede desmontarse por mentes huecas o enfermas. Solo espero que la tuya no sea de este grupo… Mientras tanto, pilota con la cabeza bien amueblada, tus manos protegidas con guantes, tu cuerpo mediante una chaqueta que emplee protecciones integrales y qué menos que un calzado con refuerzos y ligeramente elevado hacia los tobillos, como mínimo. Son demasiados los ejemplos que encontramos, día a día, por calles y carreteras de nuestro entorno, con usuarios de moto en camiseta, pantalón corto y chanclas. Alucinante. Mientras tanto, desde las páginas de la revista La Moto, a través de redes sociales o en web, siempre lucharemos por tu supervivencia, o la mía. Evita rodar como si fueras a la playa. Solo tienes que pensar en las posibles consecuencias para reflexionar sobre ello y darte cuenta de lo que haces… o lo que dejas de hacer.
A mí me gustaría llegar a la plena madurez (todavía soy un crío…) con las mismas ganas que tengo ahora de montar en moto; sea la que sea, pero disfrutar a los mandos de cualquier modelo que se interponga en mi camino, tanto personal como profesional. Sí, quiero llegar a ese momento de mi vida con la salud intacta, al menos en la medida de lo posible. Independientemente de lo que tenga entre manos, si es más o menos deportivo, más o menos potente, custom, scooter o naked, seguiré usando el equipo necesario para rodar seguro. Con más razón porque está en mi mano conseguirlo, ¿no crees?