No es para menos la expectación que ha suscitado en la escena «crossera» la llegada de nuestra azul protagonista, aquella que fuera la pionera entre las monturas pequeñas con mecánica de cuatro tiempos, pero cuya estructura básica se ha mantenido invariable prácticamente desde hace una década. Es verdad que las buenas cualidades de la YZ250F se han mantenido vigentes y saludables hasta antes de ayer, pero tampoco es mentira que su más que amortizado diseño empezaba a quedarse atrás frente al de sus rivales, siendo la única que en 2013 aún no contaba con inyección electrónica. Pero, ¡zas!, la profunda renovación de la MX2 de Yamaha de cara a 2014, la vuelve a situar de golpe y plumazo en la cumbre evolutiva.
El proceso de evolución de la «dos y medio» azul ha estado claramente inspirado en el de su hermana de 450. Tanto que, ahora, las dos Yamaha resultan prácticamente gemelas, compartiendo no solo estética, sino también numerosas soluciones técnicas. Por ejemplo, el nuevo bastidor es exactamente el mismo en la pequeña y en la grande, que solo necesitan de unos soportes de motor específicos para acoger a sus respectivos propulsores. Lo mismo podemos decir del subchasis de estructura asimétrica, el depósito de gasolina situado bajo el asiento -tapón inclusive-, las tijas de mayor rigidez, el «airbox» con mayor volumen y acceso simplificado, etc. Todo ello, con el sabido objetivo de centralizar masas para mejorar la manejabilidad. También por ello se han revisado las suspensiones Kayaba, contando con nuevos tarados hidráulicos tanto la horquilla como el amortiguador -igual al de la 450 al llevar la botella de gas en el lado izquierdo-.
Pero no hay duda que el cambio más destacado, y el que todos esperábamos con impaciencia, es el de la renovación del propulsor. Éste, ¿cómo no?, sigue la estela del de la «cuatro y medio», dispuesto el cilindro inclinado hacia atrás y con la culata «girada» 180? -admisión delante y escape detrás-, siendo así las YZF las únicas monturas del mercado en emplear tal solución -Honda también la utiliza, pero en su Moto3 del Mundial-. Obviamente, se ha aprovechado el caso para dotar, ¡por fin!, de inyección electrónica a la MX2 azul, que además luce nueva culata de cuatro válvulas, frente a la clásica de cinco, lo que ha llevado a modificar el pistón, el diámetro de las válvulas y el cigüeñal. Igualmente, como en la 450, se ha revisado el cambio y el embrague, mientras que el sistema de engrase deja de ser por cárter seco para recurrir a bomba sumergida en aceite, y también el colector de escape discurre alrededor del motor antes de unirse al compacto silenciador.
Teníamos muchas ganas de subirnos a la nueva criatura de Yamaha tras el anuncio de su renovación, y por suerte nuestras ansias fueron saciadas por fin en la presentación que Yamaha organizó en el circuito de Vincy Manoeuvre, al norte de París. La espera ha merecido la pena, sin duda, pues tras las cuatro tandas de prueba solo podemos concluir que la moto japonesa ha dado un salto de efectividad más que notable, con un renovado carácter más contundente, afilado y deportivo que nunca.
Ello se debe en gran parte a su nuevo propulsor, que sencillamente es la bomba. Salvo por cierta terquedad para ponerse en marcha, su funcionamiento ha mejorado en todos los aspectos, empezando por un tacto de acelerador mucho más fino y preciso, que permite controlar perfectamente la potencia que solicitamos en la rueda y sin la presencia de los vacíos típicos del carburador. Quizá por eso, también ofrece un bajo régimen más eficaz que antes, en la línea con las más logradas de su clase. Pero lo mejor de sí lo da este propulsor de medio régimen en adelante, haciendo gala de un empuje sensacional, casi propio de una montura de mayor cilindrada, con una pizca de agresividad y mala leche que se disfrutan enormemente, sobre todo al estar combinadas con una estirada alegre y muy incisiva. Colabora con ello el cambio gracias a un escalonamiento muy acertado en segunda y tercera, así como un accionamiento suave y preciso, que también disfrutamos en el embrague.
Cambiado encontramos el talante del bastidor de la «dos cincuenta» azul, que igualmente nos ha recordado mucho al comportamiento de su hermana mayor. Ello es así porque, en primera instancia, la YZ250F destaca por su prominente carrocería, muy estrecha y esbelta en la zaga y la zona de los estribos, pero claramente ensanchada en la parte delantera. Visualmente, parece torpe, pero en la práctica ello solo implica cierto tiempo de adaptación antes de disfrutar de una sensación de dominio fantástica. Se ha mejorado la agilidad del conjunto merced a un tren delantero más rápido y preciso al trazar, combinado con un parte trasera tan fiel como sumisa y unas suspensiones exquisitas en su puesta a punto. Más duras y sólidas que antes, pero igualmente sensibles y cómodas al pasar sobre baches. También rinden a un gran nivel los frenos, con suficiente potencia y una capacidad de dosificación difícil de mejorar. Igualmente inusual, resulta el hecho de que el gran paso adelante que ha dado Yamaha con su nueva YZ250F 2014 venga acompañado de una importante rebaja de precio, en casi 600 euros menos que el modelo anterior.
@MarcosAL43
La disposición mecánica con motor «girado» llegó a ganarse cierta fama de excesivamente agresiva en las primeras versiones de la Yamaha 450, y no sin motivos. No obstante, está claro que la potencia nunca sobra, o lo hace en menor medida, en una «dos y medio», y por ello nuestras ganas de subirnos a la YZ250F con motor «al revés» eran máximas desde el anuncio de su llegada. Incluso, años atrás, ya pensábamos que la idea encajaba mejor si cabe en la YZ250F, como se ha revelado cierto, pues la MX2 azul goza ahora de unas dosis de energía fabulosa y poco habitual entre las de su cilindrada. Su sólido y progresivo empuje en bajos y medios nos permite mantener una conducción para nada estresante, mientras que su estirada a alto régimen pone los pelos de punta a poco se le ponga delante una buena recta. El comportamiento del bastidor también ofrece un compendio de buenas virtudes, pese a que por su ergonomía requiere cierto tiempo de adaptación. Por su parte, los frenos y las suspensiones rayan también a un nivel muy alto.